Capítulo 92: Aniversario

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El primer rayo de sol se filtraba por las cortinas, llenando la habitación con una luz suave y dorada. Emma se despertó lentamente, disfrutando de la calidez de la mañana. Al girarse, vio a Alexia aún dormida a su lado, su cabello desparramado sobre la almohada. Sonrió al recordar qué día era hoy: su aniversario.

Había planeado este día con mucho cuidado, queriendo asegurarse de que fuera especial para ambas. Con movimientos cuidadosos, salió de la cama y se dirigió a la cocina para preparar el desayuno. El aroma del café recién hecho llenó el aire mientras Emma cocinaba tortitas, una de las favoritas de Alexia.

Alexia se despertó al sentir el delicioso aroma que invadía la habitación. Al abrir los ojos, vio a Emma entrando con una bandeja llena de tortitas, frutas frescas y dos tazas de café.

—¡Buenos días, amor! —dijo Emma, sonriendo mientras colocaba la bandeja sobre la cama.

—Buenos días —respondió Alexia, estirándose—. Esto es un despertar perfecto.

Se sentaron juntas en la cama, disfrutando del desayuno y de la compañía. Conversaron sobre sus planes para el día, pero también se permitieron momentos de silencio, simplemente disfrutando de estar juntas.

Después de desayunar, decidieron dar un paseo por el parque cercano. El día estaba claro y soleado, perfecto para una caminata tranquila. Mientras caminaban de la mano, recordaron momentos especiales de su relación, desde los primeros días hasta los desafíos que habían enfrentado.

—Hemos pasado por mucho, ¿verdad? —dijo Alexia, apretando suavemente la mano de Emma.

—Sí, pero cada momento ha valido la pena —respondió Emma—. No cambiaría nada de lo que hemos vivido.

Encontraron un banco bajo un árbol y se sentaron, disfrutando de la vista del lago y de la tranquilidad del parque. Emma sacó un pequeño álbum de fotos de su bolso, una sorpresa que había preparado.

—He estado trabajando en esto —dijo, abriendo el álbum.

Las páginas estaban llenas de fotos de sus momentos juntos: su primer viaje, celebraciones de cumpleaños, momentos cotidianos y especiales. Alexia miró las fotos, sonriendo y a veces riendo al recordar esos momentos.

—Es hermoso, Emma. Gracias por esto —dijo Alexia, con los ojos llenos de gratitud.

Después de su paseo, volvieron a casa para un almuerzo especial en el jardín. Emma había preparado una mesa bajo un dosel de luces colgantes, creando un ambiente íntimo y romántico. El menú incluía todos los platos favoritos de Alexia, cuidadosamente preparados por Emma.

—Esto es increíble —dijo Alexia, admirando la disposición de la mesa—. Has pensado en todo.

—Quería que fuera perfecto para nosotras —respondió Emma, sirviendo una copa de vino a cada una.

Mientras comían, continuaron recordando momentos de su relación. Hablaron de sus primeras citas, sus viajes, las veces que se apoyaron mutuamente en momentos difíciles y cómo habían crecido juntas.

—Eres mi roca, Alexia. Me has apoyado en todo, incluso en los momentos más difíciles. No sé qué haría sin ti —dijo Emma, mirándola a los ojos.

—Y tú eres mi fuerza, Emma. Has estado a mi lado en todo momento, incluso cuando yo misma dudaba de mí. Eres mi inspiración —respondió Alexia.

Después del almuerzo, Emma tenía otra sorpresa preparada: una tarde en un spa. Había reservado un paquete completo para ambas, incluyendo masajes, tratamientos faciales y acceso a las termas. Era el descanso perfecto después de una temporada tan agitada.

—Esto es justo lo que necesitábamos —dijo Alexia mientras se relajaban en el jacuzzi—. Gracias por pensar en todo, Emma.

—Quería que hoy fuera especial —respondió Emma—. Es un día para celebrar nuestro amor y todo lo que hemos pasado juntas.

Mientras disfrutaban de los tratamientos, hablaron de sus sueños y planes para el futuro. Ambos sabían que, aunque habían logrado mucho, aún quedaban muchos momentos por vivir y metas por alcanzar.

—Quiero que sigamos apoyándonos mutuamente, en cada paso del camino —dijo Alexia, tomando la mano de Emma.

—Siempre lo haré, Alexia. Siempre —respondió Emma.

La noche llegó y con ella la cena romántica que Emma había planeado. Había reservado una mesa en el restaurante donde tuvieron su primera cita, un lugar lleno de recuerdos especiales. Al llegar, fueron recibidas con una cálida bienvenida y llevadas a una mesa junto a una ventana que ofrecía una vista impresionante de la ciudad iluminada.

—Este lugar siempre tendrá un lugar especial en mi corazón —dijo Alexia, mirando alrededor.

—Para mí también. Es donde todo comenzó —respondió Emma.

La cena fue perfecta, con platos exquisitos y una atmósfera íntima. Conversaron sobre sus esperanzas y sueños, reafirmando su amor y compromiso mutuo. En un momento, Emma sacó una pequeña caja de regalo.

—Tengo algo para ti —dijo, entregándosela a Alexia.

Alexia abrió la caja para encontrar un hermoso collar con un colgante en forma de corazón. Dentro del corazón, había grabado un pequeño mensaje: "Siempre y para siempre".

—Es hermoso, Emma. Muchas gracias —dijo Alexia, emocionada.

—Quería que tuvieras algo para recordarte siempre cuánto te amo —respondió Emma.

Después de la cena, decidieron terminar el día con un momento especial. Volvieron a su casa y se dirigieron al jardín, donde Emma había preparado una pequeña fogata. Se sentaron junto al fuego, envueltas en mantas, disfrutando de la calidez y la compañía.

—Mira las estrellas —dijo Emma, señalando el cielo—. Son tan hermosas esta noche.

—Sí, lo son —respondió Alexia, apoyándose en el hombro de Emma—. Pero nada es más hermoso que este momento contigo.

Pasaron un rato en silencio, simplemente disfrutando de estar juntas. El sonido del fuego y la vista del cielo estrellado crearon un ambiente mágico. Alexia rompió el silencio.

—Emma, este ha sido el mejor día. Gracias por todo lo que has hecho —dijo, mirando a Emma con amor.

—No hay nada que no haría por ti, Alexia. Eres mi todo —respondió Emma.

Se acercaron para un beso suave, sellando el día con una promesa de amor eterno. Mientras se acurrucaban bajo las mantas, sintieron una profunda paz y gratitud por tenerse la una a la otra.

El día había sido perfecto en muchos sentidos, pero también les recordó cuánto habían crecido juntas. Cada desafío, cada momento de alegría y cada lágrima derramada había fortalecido su relación.

—Hemos recorrido un largo camino —dijo Emma, mirando las brasas del fuego—. Y estoy emocionada por todo lo que aún nos espera.

—Yo también. No puedo imaginar mi vida sin ti, Emma —respondió Alexia.

Mientras la noche avanzaba, se quedaron en el jardín, hablando de sus sueños y planes para el futuro. Sabían que, sin importar lo que viniera, siempre se tendrían la una a la otra.

—Siempre y para siempre —dijeron al unísono, entrelazando sus manos y mirando al cielo estrellado.

Ese aniversario fue más que una celebración de su amor; fue una reafirmación de su compromiso mutuo, una promesa de seguir apoyándose y amándose en cada etapa de sus vidas. Y así, bajo el manto de estrellas, Emma y Alexia se prepararon para enfrentar el futuro juntas, con el corazón lleno de esperanza y amor.

Pistas Cruzadas - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora