Tras la mágica celebración de su boda, Emma y Alexia se embarcaron en una nueva aventura: su luna de miel. Decidieron que su destino sería una combinación de lugares exóticos y románticos, para explorar y disfrutar de su tiempo juntas como recién casadas.
La emoción de planificar la luna de miel había sido tan intensa como la preparación de la boda misma. Después de mucho discutir, investigar y soñar, Emma y Alexia eligieron un itinerario que incluía la pintoresca costa de Amalfi en Italia, las históricas calles de París y la exótica belleza de las Islas Maldivas.
—Vamos a vivir cada momento y crear recuerdos que atesoraremos para siempre —dijo Emma, mientras empacaba su maleta.
—Estoy lista para esta aventura contigo, amor —respondió Alexia, asegurándose de llevar todo lo necesario para su viaje.
Su primera parada fue la deslumbrante costa de Amalfi en Italia. Las montañas verdes, el mar azul cristalino y las encantadoras ciudades costeras ofrecían un escenario perfecto para el comienzo de su luna de miel.
—Esto es increíble. Mira esa vista, Alexia —dijo Emma, maravillada por el paisaje desde la ventana de su hotel.
—Es como un sueño. No puedo creer que estemos aquí juntas —respondió Alexia, abrazándola desde atrás.
Pasaron sus días explorando las pequeñas ciudades de Positano, Amalfi y Ravello. Pasearon por las estrechas calles empedradas, disfrutaron de la deliciosa comida italiana y tomaron el sol en las playas de arena.
Una tarde, mientras caminaban por un sendero costero, Emma se detuvo y tomó las manos de Alexia.
—Alexia, cada día a tu lado es una bendición. Gracias por hacerme tan feliz —dijo Emma, mirándola a los ojos.
—Y tú, Emma, haces que cada momento sea especial. Te amo con todo mi corazón —respondió Alexia, besándola suavemente.
Después de varios días en Italia, su próxima parada fue París, la ciudad del amor. Llegaron al anochecer, y la vista de la Torre Eiffel iluminada les quitó el aliento.
—París siempre ha tenido un lugar especial en mi corazón. Estoy tan feliz de compartir esto contigo —dijo Alexia, mientras caminaban hacia su hotel.
—Es mágico, Alexia. Estoy emocionada por lo que nos espera aquí —respondió Emma, sonriendo.
Pasaron sus días explorando los lugares icónicos de París: la Torre Eiffel, el Louvre, Notre Dame y Montmartre. Se tomaron fotos frente a los monumentos, disfrutaron de croissants en pequeñas cafeterías y navegaron por el Sena en un romántico paseo en barco.
Una noche, cenaron en un restaurante con una vista espectacular de la ciudad. Mientras las luces de París parpadeaban a su alrededor, Alexia levantó su copa.
—Por nosotras, por este amor que crece cada día y por todas las aventuras que nos esperan —dijo Alexia, brindando.
—Por nosotras, Alexia. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar —respondió Emma, chocando su copa con la de Alexia.
Para culminar su luna de miel, volaron a las paradisíacas Islas Maldivas. Al llegar, quedaron impresionadas por la belleza natural del lugar: aguas turquesas, arenas blancas y bungalows sobre el agua.
—Esto es como el paraíso en la tierra —dijo Emma, maravillada por la vista desde su bungalow.
—No podría imaginar un lugar más perfecto para cerrar nuestra luna de miel —respondió Alexia, abrazándola.
Pasaron sus días nadando, buceando y relajándose en la playa. Disfrutaron de cenas a la luz de las velas en la playa, masajes en pareja y paseos en barco al atardecer.
Una tarde, mientras flotaban en el agua clara y tranquila, Emma miró a Alexia con una sonrisa.
—Alexia, no puedo imaginar mi vida sin ti. Este viaje ha sido todo lo que soñé y más —dijo Emma.
—Y apenas estamos comenzando, Emma. Nuestro amor solo crecerá más fuerte con el tiempo —respondió Alexia, besándola bajo el sol.
A lo largo de su luna de miel, Alexia y Emma crearon recuerdos inolvidables. Cada experiencia compartida fortaleció su vínculo y reafirmó su amor mutuo.
En Amalfi, tuvieron una clase de cocina italiana donde aprendieron a hacer pasta casera. Aunque la cocina se convirtió en un desastre de harina y risas, al final, disfrutaron de una comida deliciosa que prepararon juntas.
—Eres una chef maravillosa, Emma —dijo Alexia, saboreando su creación.
—Y tú eres mi musa, Alexia. Todo es mejor cuando lo hacemos juntas —respondió Emma, sonriendo.
En París, visitaron una pequeña librería donde pasaron horas hojeando libros y leyendo poemas en voz alta. La atmósfera íntima y el suave murmullo de las páginas creando un momento de conexión profunda.
—Estos son los momentos que atesoro más, Alexia. Solo tú y yo, y el amor que compartimos —dijo Emma, sosteniendo un libro de poesía.
—Y seguiremos creando muchos más momentos así, Emma. Nuestro amor es eterno —respondió Alexia, acariciando su mejilla.
En las Maldivas, durante una noche estrellada, tomaron un paseo en barco con fondo de cristal, observando la bioluminiscencia en el agua. Era como si el mar estuviera iluminado por miles de estrellas bajo sus pies.
—Esto es mágico, Alexia. Gracias por hacer de cada momento algo tan especial —dijo Emma, fascinada por el espectáculo natural.
—Tú haces que todo sea mágico, Emma. Te amo más allá de las estrellas —respondió Alexia, abrazándola.
Mientras disfrutaban de su última noche en las Maldivas, sentadas en la playa bajo un cielo estrellado, reflexionaron sobre su viaje y lo que les esperaba en el futuro.
—Esta luna de miel ha sido más de lo que podría haber soñado, Alexia. Gracias por cada momento —dijo Emma, apoyada en el hombro de Alexia.
—Ha sido perfecto porque lo hemos compartido juntas, Emma. Y el futuro promete aún más —respondió Alexia, acariciando suavemente su cabello.
Hablaron de sus planes para el futuro, de los sueños y metas que querían alcanzar juntas. Emma expresó su deseo de seguir creciendo en su carrera como piloto, mientras que Alexia compartió sus aspiraciones de continuar haciendo una diferencia en el fútbol y más allá.
—Juntas, podemos lograr cualquier cosa, Alexia. Te apoyo en todo lo que hagas —dijo Emma, mirándola con determinación.
—Y yo te apoyo a ti, Emma. Siempre estaremos a tu lado, en cada desafío y en cada victoria —respondió Alexia, sonriendo.
El regreso a casa fue dulce, sabiendo que habían compartido una experiencia inolvidable que fortalecería su amor por siempre. Mientras el avión despegaba, miraron por la ventana, despidiéndose del paraíso que habían explorado juntas.
—Llevamos con nosotras recuerdos que durarán toda la vida, Alexia. No podría haber imaginado una luna de miel mejor —dijo Emma, tomando la mano de Alexia.
—Y esto es solo el comienzo, Emma. Nuestro amor seguirá creciendo y cada día será una nueva aventura —respondió Alexia, besándola.
Al aterrizar de regreso en casa, Emma y Alexia sabían que su luna de miel había sido un capítulo inolvidable en su historia de amor. Regresaron más unidas que nunca, con la certeza de que juntas podían enfrentar cualquier desafío y disfrutar de cada momento de su vida compartida.
La luna de miel había sido un viaje de descubrimiento, amor y conexión. Habían explorado nuevos lugares, creado recuerdos inolvidables y, sobre todo, reafirmado el profundo amor que sentían la una por la otra.
Con la promesa de seguir construyendo una vida llena de amor, aventuras y felicidad, Emma y Alexia estaban listas para lo que el futuro les deparara, sabiendo que, mientras estuvieran juntas, todo sería posible.
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Pistas Cruzadas - Alexia Putellas
FanfictionLa apasionante vida de Emma, una piloto de Fórmula 1, y Alexia, una estrella del fútbol, se entrelaza en una historia de amor, desafíos y triunfos. Desde las pistas de carreras en Barcelona hasta los estadios de fútbol más prestigiosos del mundo, am...