Capítulo 39: La Traición de un Amigo

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El sol de la mañana se filtraba por las ventanas del garaje del equipo, iluminando el espacio con un resplandor cálido. Emma y Alexia estaban ocupadas preparando los últimos detalles antes de la próxima carrera. La atmósfera era de concentración y profesionalismo, pero una sombra de traición acechaba sin que ellas lo supieran.

Luis, el director de Viper Racing y antiguo jefe de Emma, había estado planeando un movimiento audaz para desestabilizar al equipo de Emma. Conocía los puntos débiles y las relaciones personales que podían ser explotadas para su beneficio. Y tenía un as bajo la manga: una fotografía comprometedora de Emma y Alexia besándose en una fiesta reciente.

Mario, uno de los ex mecánicos del equipo que había sido contratado por Viper Racing, se encontraba en una encrucijada moral. Luis le había ordenado difundir la foto como parte de una estrategia para desacreditar a Emma y generar conflictos internos en su equipo. Mario no quería traicionar a sus antiguos compañeros, pero la presión de Luis y las amenazas veladas de perder su nuevo trabajo lo empujaron a hacerlo.

Mario se encontraba nervioso frente al escritorio de Luis, el ambiente cargado de tensión. Luis, con una expresión fría y calculadora, observaba a Mario con impaciencia.

—Mario, sabes lo que tienes que hacer —dijo Luis, con voz autoritaria—. Esa foto es nuestra mejor arma para desestabilizar al equipo de Emma. Necesitamos crear caos y desacreditarla. Difúndela y asegúrate de que llegue a todos los medios.

Mario, con las manos temblorosas, intentó protestar.

—Luis, esto no está bien. Son mis antiguos compañeros, no quiero traicionarlos —dijo, intentando mantener la compostura.

Luis se inclinó hacia adelante, su mirada se volvió aún más intensa.

—Escucha, Mario, no te contraté para que te comportes como un sentimental. Haces esto o te aseguro que será el último trabajo que consigas en este deporte. Y créeme, puedo hacer que eso suceda —amenazó, su tono gélido.

Mario bajó la cabeza, sintiendo el peso de la decisión que debía tomar. Finalmente, asintió con resignación.

—Está bien, lo haré —murmuró, sabiendo que no tenía otra opción.

Con manos temblorosas y un sentimiento de culpa aplastante, Mario envió la foto a un conocido periodista deportivo, sabiendo que pronto se desataría una tormenta mediática.

Emma y Alexia estaban revisando los últimos ajustes en el coche cuando Julián, con el rostro pálido y preocupado, se acercó a ellas con su teléfono en la mano.

—Emma, Alexia, tienen que ver esto —dijo Julián, mostrando la pantalla del teléfono.

En la pantalla, una noticia de última hora estaba siendo difundida por todas las redes sociales y medios deportivos: la foto de Emma y Alexia besándose en la fiesta. El titular sensacionalista insinuaba una relación amorosa y escándalos dentro del equipo.

Emma sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Las miradas de sus compañeros de equipo estaban llenas de sorpresa y curiosidad, y un murmullo se extendió por el garaje.

—¿Cómo es posible? ¿Quién pudo haber hecho esto? —preguntó Alexia, su voz llena de incredulidad y rabia.

Emma, luchando por mantener la calma, miró a Julián.

—Tenemos que descubrir quién filtró esta foto y por qué —dijo, con determinación.

El equipo se reunió de inmediato para discutir la situación. Emma, Alexia y Julián estaban al frente, tratando de calmar los ánimos y mantener el enfoque en la próxima carrera.

—Sabemos que esto es un intento de sabotaje. Alguien quiere desestabilizarnos y crear conflictos internos —dijo Emma, con voz firme—. Pero no podemos permitir que esto nos afecte. Debemos mantenernos unidos y fuertes.

—Necesitamos encontrar al culpable y entender sus motivos —añadió Alexia, con los ojos brillando de determinación—. No podemos dejar que nos dividan.

Mientras la reunión continuaba, Mario, atormentado por la culpa, se acercó lentamente a Emma y Alexia. Sabía que debía decir la verdad, aunque eso significara enfrentar las consecuencias.

—Emma, Alexia, necesito hablar con ustedes —dijo Mario, su voz temblando—. Fui yo quien difundió la foto. Luis me obligó a hacerlo. Amenazó con despedirme si no cumplía con sus órdenes.

Emma y Alexia se quedaron en silencio por un momento, procesando la confesión. La traición de un amigo era un golpe duro, pero entendían la difícil posición en la que Mario se encontraba.

—Mario, estoy decepcionada, pero entiendo que Luis puede ser muy persuasivo —dijo Emma, con voz controlada—. Esto no será fácil de superar, pero apreciamos tu honestidad.

Alexia, aunque molesta, también intentó mantener la calma.

—Mario, lo que hiciste está mal, pero todos cometemos errores. Lo importante es que ahora sabemos la verdad y podemos trabajar para solucionarlo —dijo, mirándolo con una mezcla de tristeza y comprensión.

La difusión de la foto tuvo repercusiones inmediatas. Los medios de comunicación no dejaron de hablar sobre el escándalo, y las redes sociales se llenaron de comentarios y especulaciones. El equipo estaba bajo una enorme presión, y Emma y Alexia sabían que tenían que actuar rápidamente para controlar la situación.

A pesar del escándalo, el equipo y los fans mostraron un increíble apoyo hacia Emma y Alexia. Los mensajes de aliento y solidaridad inundaron las redes sociales, y el equipo se unió más que nunca para enfrentar los desafíos.

Con el escándalo aún fresco en la mente de todos, Emma y Alexia se prepararon para la próxima carrera. Sabían que demostrar su valía en la pista era la mejor manera de responder a las críticas y calmar las aguas.

El día de la carrera, el equipo trabajó con una precisión impecable. A pesar de la presión y los desafíos, Emma y su equipo lograron una actuación sobresaliente, demostrando su resiliencia y determinación.

Al final del día, Emma y Alexia se miraron con una sonrisa de complicidad. Sabían que habían superado un gran obstáculo y que, juntos, podían enfrentar cualquier desafío que se les presentara.

Esa noche, mientras el equipo celebraba su éxito, Emma y Alexia tuvieron un momento para reflexionar sobre todo lo que había sucedido. Sabían que su amistad y su pasión por el deporte eran más fuertes que cualquier escándalo o traición.

—Gracias por estar a mi lado, Alexia —dijo Emma, con una sonrisa—. No podría haberlo hecho sin ti.

—Y yo sin ti, Emma. Somos un equipo, dentro y fuera de la pista —respondió Alexia, abrazándola con cariño.

Con el apoyo de sus amigos, su equipo y sus fans, Emma y Alexia estaban listas para enfrentar cualquier desafío que el futuro les deparara. Sabían que, juntos, podían superar cualquier obstáculo y seguir persiguiendo sus sueños.

Pistas Cruzadas - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora