La selección femenina de España había tenido un desempeño impresionante en el Mundial de Fútbol en Australia. Gracias a su arduo trabajo y a la habilidad de sus jugadoras, el equipo había superado a varios de los mejores equipos del mundo. Alexia había sido una pieza clave en cada victoria, demostrando su talento y determinación en el campo.
Emma estaba en su apartamento, viendo la semifinal en su computadora portátil, cuando España aseguró su lugar en la gran final. Al ver a Alexia celebrando en la pantalla, sintió una mezcla de orgullo y emoción. Sabía que este era el momento más importante en la carrera de Alexia y estaba decidida a estar allí para apoyarla.
Emma se puso en acción de inmediato. Sabía que no podía hacer esto sola, así que llamó a la madre de Alexia, Eli, y a su hermana, Alba. Quería que ellas también estuvieran allí para animar a Alexia.
—Eli, Alba, necesito su ayuda. Quiero sorprender a Alexia y estar en la final. ¿Pueden venir conmigo a Australia? —preguntó Emma, con la voz llena de determinación.
—Por supuesto, Emma. Sabemos lo importante que es esto para Alexia. No nos lo perderíamos por nada —respondió Eli, con la misma determinación.
Organizar el viaje no fue fácil. Emma tenía que mover cielo, mar y tierra para conseguir los vuelos y la logística necesaria. Pasó horas en el teléfono, coordinando con agencias de viajes, comprando boletos y reservando alojamientos. No le importaban los obstáculos; estaba decidida a llegar a Australia.
Alba se encargó de los detalles más pequeños, asegurándose de que tuvieran todo lo necesario para el viaje. Mientras tanto, Eli preparaba una pequeña sorpresa para Alexia: una bandera de España con mensajes de apoyo de familiares y amigos.
—Emma, esto es lo que necesitamos llevar. Alexia va a sentirse muy apoyada cuando vea esto —dijo Eli, mostrando la bandera llena de mensajes.
—Es perfecto, Eli. Alexia va a estar muy emocionada —respondió Emma, con una sonrisa.
Finalmente, llegó el día de partir hacia Australia. Emma, Eli y Alba se encontraron en el aeropuerto, todas con la misma mezcla de nervios y emoción. Llevaban pancartas, banderas y todo tipo de elementos para animar a Alexia en el partido.
—Esto es increíble, chicas. Alexia va a estar tan feliz de vernos allí —dijo Emma, mientras esperaban para abordar el vuelo.
—Sí, lo va a estar. No puedo esperar a verla en el campo y decirle cuánto la apoyamos —respondió Alba, con una sonrisa.
El vuelo a Australia fue largo, pero la anticipación del partido hizo que pasara rápidamente. Durante el viaje, Emma y la familia de Alexia planificaron cómo sorprenderla. Querían que fuera un momento especial, algo que Alexia recordara para siempre.
Al llegar a Australia, se dirigieron al hotel donde se hospedaba la selección española. Emma se aseguró de que todo estuviera en orden y se preparó para el gran día. Había contactado a un amigo de la selección para asegurarse de que pudieran entrar al estadio sin problemas.
Al llegar al hotel, se aseguraron de que su presencia se mantuviera en secreto. No querían que Alexia supiera que estaban allí hasta el último momento. Emma estaba ansiosa, pero sabía que todo el esfuerzo valdría la pena cuando viera la cara de Alexia.
—Vamos a mantenernos discretas. No queremos arruinar la sorpresa —dijo Emma, mientras se registraban en el hotel.
Al día siguiente, aprovechando que aún faltaban algunos días para la final, Emma, Eli y Alba decidieron explorar Sydney. Querían disfrutar de la ciudad y relajarse un poco antes del gran evento. Caminando por el puerto, maravillándose ante la Ópera de Sydney y disfrutando de un helado bajo el sol australiano, las tres se sintieron más unidas que nunca.
Emma no podía evitar pensar en Alexia. Cada esquina de la ciudad le recordaba a ella y a cómo le encantaría compartir esos momentos. Decidió comprar algunos recuerdos para sorprenderla luego.
En una tienda cercana al puerto, Emma encontró un collar con un pequeño canguro de plata. Era sencillo, pero sabía que a Alexia le encantaría.
—Este es perfecto —dijo Emma, mostrándoselo a Eli y Alba.
—Sí, Alexia va a amarlo —respondió Eli, sonriendo.
Durante su paseo, visitaron el zoológico de Taronga, donde vieron canguros y koalas de cerca. Alba no paraba de sacar fotos y comentar lo increíble que era ver a los animales nativos de Australia. Emma y Eli compartían risas y anécdotas, sintiéndose más cerca de Alexia a través de esta experiencia.
Después de un día lleno de aventuras, regresaron al hotel para descansar. Emma sugirió una cena en un restaurante cercano que había investigado previamente. Sabía que necesitaban un momento tranquilo para compartir antes del día del partido.
El restaurante, con vistas al puerto de Sydney, tenía un ambiente acogedor y romántico. Las luces suaves y la música tranquila creaban el escenario perfecto para una noche especial. Emma, Eli y Alba se sentaron en una mesa junto a una ventana, disfrutando de la vista mientras esperaban su comida.
—Estoy tan agradecida de que hayamos podido hacer esto juntas. Alexia va a estar tan feliz de saber que estamos aquí para apoyarla —dijo Emma, levantando su copa para brindar.
—A nuestra Alexia, y a todas las mujeres fuertes que luchan por sus sueños —dijo Eli, levantando también su copa.
—Por Alexia —repitió Alba, sonriendo mientras chocaban las copas.
Durante la cena, hablaron de sus recuerdos favoritos con Alexia, riendo y compartiendo historias que reflejaban su amor y orgullo por ella. Emma sentía que este viaje no solo era una sorpresa para Alexia, sino también una forma de fortalecer su relación con la familia de su amada.
Al día siguiente, dedicaron la mañana a preparar todo lo necesario para el partido. Revisaron las pancartas, las banderas y los mensajes de apoyo. Emma se encargó de coordinar los últimos detalles con su amigo en la selección para asegurarse de que todo saliera a la perfección.
—Esto es todo, chicas. Mañana es el gran día. Vamos a asegurarnos de que Alexia sienta nuestro apoyo en cada momento —dijo Emma, con determinación.
—Sí, Alexia va a saber cuánto la amamos y la apoyamos —respondió Eli, ajustando una de las pancartas.
Alba, mientras tanto, revisaba la cámara para asegurarse de que estuviera lista para capturar cada momento especial. Quería documentar todo para que Alexia pudiera revivir esos recuerdos una y otra vez.
—Vamos a hacer que este sea un día inolvidable para Alexia —dijo Alba, sonriendo.
Esa tarde, decidieron dar un paseo por los Jardines Botánicos Reales de Sydney, disfrutando del paisaje y del aire fresco. Emma y la familia de Alexia se sentaron en un banco con vistas a la bahía, contemplando la ciudad y reflexionando sobre lo que significaba este viaje.
—Alexia siempre ha sido una luchadora. Verla llegar tan lejos es un orgullo inmenso —dijo Eli, conmovida.
—Sí, y tener a Emma a su lado ha sido una gran bendición. Se complementan tan bien —añadió Alba, mirando a Emma con una sonrisa.
—Haremos todo lo posible para que Alexia sienta nuestro amor y apoyo, no solo mañana, sino siempre —dijo Emma, apretando la mano de Eli.
De regreso en el hotel, Emma, Eli y Alba se prepararon para descansar. Sabían que el día siguiente sería intenso y querían estar frescas y llenas de energía.
Emma se recostó en la cama, mirando al techo y pensando en Alexia. No podía esperar a ver su reacción cuando descubriera que estaban allí. Sabía que su presencia significaría mucho para ella y estaba ansiosa por darle esa alegría.
—Mañana será un gran día, Alexia. Estaremos allí contigo, siempre —murmuró Emma, antes de cerrar los ojos y dejarse llevar por el sueño, con una sonrisa en los labios y el corazón lleno de amor y esperanza.
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Pistas Cruzadas - Alexia Putellas
FanfictionLa apasionante vida de Emma, una piloto de Fórmula 1, y Alexia, una estrella del fútbol, se entrelaza en una historia de amor, desafíos y triunfos. Desde las pistas de carreras en Barcelona hasta los estadios de fútbol más prestigiosos del mundo, am...