Capítulo 75: Parón de Temporada

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El sol brillaba intensamente sobre el circuito, reflejándose en el asfalto caliente y haciendo vibrar el aire alrededor. Era un día crucial, el de la última carrera antes del parón de temporada, y el ambiente estaba cargado de tensión y anticipación. Para Emma, esta carrera no solo era una oportunidad para consolidar su posición en el campeonato, sino también para demostrar su evolución como piloto y líder de equipo. Con los nervios a flor de piel y una determinación inquebrantable, se encontraba en la zona de boxes, revisando meticulosamente cada detalle de su coche junto a sus ingenieros y mecánicos. Cada ajuste, cada pequeña modificación en la configuración podía ser la diferencia entre la victoria y la derrota, y Emma lo sabía mejor que nadie.

A su lado, Alexia se mantenía como una presencia constante de apoyo y cariño. Su papel, aunque no dentro de la pista, era fundamental: brindar a Emma el respaldo emocional que solo alguien que entiende la presión del deporte de élite podía ofrecer.

—Emma, quiero que sepas que estoy muy orgullosa de ti, sin importar lo que pase hoy. Eres una campeona, en la pista y fuera de ella —dijo Alexia, tomando la mano de Emma y mirándola a los ojos con una mezcla de amor y admiración.

Emma sonrió, dejando que la seguridad de Alexia la envolviera como un cálido abrazo. Sabía que, pase lo que pase, tener a Alexia a su lado era su mayor triunfo.

—Gracias, amor. Tenerte aquí significa más de lo que puedo expresar con palabras. Hoy vamos a dar lo mejor de nosotros, y vamos a terminar esta temporada como se merece, con una gran victoria —respondió Emma, apretando la mano de Alexia antes de girarse hacia su coche, lista para enfrentarse al desafío.

Las luces del semáforo de salida se encendieron en secuencia, cada una marcando el latido acelerado de los corazones de los pilotos y sus equipos. Con un rugido ensordecedor, los motores cobraron vida y las luces se apagaron, desatando una explosión de potencia y velocidad. Emma salió disparada desde la línea de salida, maniobrando con habilidad para ganar posiciones en las primeras curvas. La competencia era feroz, con cada piloto empujando sus límites y buscando la ventaja mínima que pudiera convertirlos en vencedores.

Desde las gradas, Alexia observaba con el corazón en un puño. Aunque había asistido a muchas carreras, la emoción y el nerviosismo nunca desaparecían. Cada adelantamiento de Emma, cada giro perfecto la llenaba de orgullo, pero también de una inquietud constante, como si compartiera cada riesgo que Emma tomaba en la pista.

—¡Vamos, Emma! ¡Tú puedes! —gritó Alexia, su voz mezclándose con la de cientos de aficionados que alentaban a sus pilotos favoritos. Sabía que su voz probablemente no llegaría a Emma, pero le gustaba pensar que su energía, de alguna manera, sí lo hacía.

La carrera avanzaba y Emma se encontraba en una feroz batalla por el primer lugar con uno de sus rivales más acérrimos. Las dos pilotos se adelantaban mutuamente en cada vuelta, cada una desafiando los límites de sus habilidades y de sus coches. El calor del motor, la vibración del volante en sus manos, y la concentración inquebrantable mantenían a Emma en un estado de total enfoque.

Desde los boxes, el equipo de Emma seguía cada movimiento con una atención al detalle que rayaba en lo obsesivo. Sabían que cualquier error, por mínimo que fuera, podía costarles caro. Las comunicaciones con Emma eran breves y precisas; no había espacio para la distracción. Todo el equipo estaba alineado con un solo objetivo: ganar.

A mitad de la carrera, una parada en boxes perfectamente sincronizada y ejecutada permitía a Emma salir de nuevo a la pista justo por delante de su competidor más cercano. La tensión era palpable; el pulso del equipo se sincronizaba con el rugido del motor. Desde su lugar privilegiado, Alexia veía cómo Emma defendía su posición con una mezcla de agresividad y precisión, cada maniobra calculada al milímetro.

Pistas Cruzadas - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora