Capítulo 71: Rescate Emocional

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Después de descubrir la magnitud del sabotaje de Luis y Olga, Emma se sintió devastada. La traición y el peligro al que había estado expuesta la habían dejado vulnerable y llena de dudas. En medio de esta tormenta emocional, Alexia se convirtió en su roca, el pilar que necesitaba para mantenerse fuerte. La relación entre ambas no solo se basaba en el amor, sino también en una confianza y apoyo mutuo que las hacía invencibles ante cualquier adversidad.

La mañana después de la revelación, Emma se levantó sintiéndose abrumada. Los pensamientos de la traición y los intentos de sabotaje llenaban su mente como una nube oscura que no la dejaba respirar. Las imágenes de los últimos meses se repetían en su cabeza: cada falla, cada error en la pista, todo tenía sentido ahora. Todo había sido parte de un plan malicioso para acabar con su carrera, y no podía evitar sentir que había sido demasiado confiada. Estaba a punto de romperse cuando sintió los brazos de Alexia rodeándola, proporcionándole un calor reconfortante que necesitaba desesperadamente.

—Buenos días, amor. ¿Cómo te sientes hoy? —preguntó Alexia suavemente, su voz cargada de ternura, mientras besaba el cuello de Emma.

Emma suspiró profundamente, tratando de mantener la compostura, pero sus ojos brillaban con la tristeza que la invadía.

—No muy bien, Alexia. Todo esto es demasiado... Me siento perdida y traicionada. No entiendo cómo pude ser tan ingenua —respondió Emma, su voz quebrándose mientras las lágrimas amenazaban con caer.

Alexia la abrazó con más fuerza, sintiendo cada parte de su dolor como si fuera el propio.

—Sé que es difícil, Emma. Pero no estás sola. Estoy aquí contigo, y juntas vamos a superar esto. No dejaré que Luis y Olga te destruyan. Eres más fuerte de lo que crees, y esto no es el final para ti. Es solo un obstáculo más en el camino, y lo saltaremos juntas —dijo Alexia, con una firmeza que llenó a Emma de una chispa de esperanza.

Decidida a darle a Emma un respiro de la tormenta emocional, Alexia planeó un día dedicado a levantarle el ánimo. Sabía que las palabras podían reconfortar, pero también que Emma necesitaba algo más tangible: un recordatorio de que la vida seguía y que había cosas buenas aún por disfrutar. Comenzaron con un desayuno casero, preparado con amor por Alexia, quien se había levantado temprano para hacer pancakes, cortar frutas frescas y preparar el café favorito de Emma. La mesa estaba adornada con pequeños detalles, como una flor en un vaso y una servilleta doblada de manera especial, gestos sencillos pero cargados de significado.

—Quiero que hoy nos tomemos un día para nosotras. Vamos a olvidarnos de todo por un momento y a disfrutar —sugirió Alexia, su sonrisa llena de dulzura y un toque de picardía.

Emma, conmovida por el esfuerzo de Alexia, se sentó a la mesa y sintió cómo el primer rayo de luz del día entraba por la ventana, iluminando la comida preparada con tanto cariño. Alexia estaba allí, sonriendo con esa mezcla de amor y determinación que siempre había admirado.

—Gracias, hermosa. Realmente lo necesito. No sabes cuánto valoro todo esto —dijo Emma, tomando la mano de Alexia y apretándola con fuerza, sintiendo el calor reconfortante de su toque.

Después del desayuno, salieron a caminar por el parque cercano. El aire fresco y el sonido de las hojas crujientes bajo sus pies proporcionaron un respiro muy necesario para Emma, quien inhalaba profundamente, tratando de dejar atrás la oscuridad que la rodeaba. Caminaban lentamente, de la mano, disfrutando de la compañía mutua y del ambiente tranquilo. Cada paso que daban juntas era un recordatorio de que, aunque el mundo se tambaleara, ellas seguían de pie.

—A veces, olvidar el mundo y centrarse en el presente es lo mejor que podemos hacer —dijo Alexia, mirando a Emma con un cariño inmenso reflejado en sus ojos.

Pistas Cruzadas - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora