El sol comenzaba a despuntar en el horizonte, bañando la ciudad con su luz dorada. Alexia se despertó temprano, como siempre, con la rutina matutina firmemente grabada en su mente. Se levantó de la cama, estirándose lentamente para desentumecer los músculos. Miró por la ventana y vio la luz suave de la mañana filtrarse a través de las cortinas.
En la cocina, el aroma del café recién hecho llenaba el aire. Alexia se sirvió una taza, disfrutando del momento de tranquilidad antes de que comenzara el bullicio del día. Mientras sorbía su café, revisó rápidamente su agenda: una reunión con su entrenador, un par de sesiones de entrenamiento intensivo, y más tarde, una cena con Emma.
Después de terminar su desayuno ligero de avena y frutas, Alexia se dirigió al gimnasio. La caminata matutina siempre la ayudaba a despejar la mente y enfocarse en el día que tenía por delante. Al llegar al gimnasio, fue recibida por su entrenador, que ya la esperaba con un programa de ejercicios diseñado para mejorar su resistencia y velocidad.
—Buenos días, Alexia. Hoy tenemos un entrenamiento duro por delante. Vamos a enfocarnos en mejorar tu resistencia y trabajar en tu técnica de pase —dijo su entrenador, sonriendo con complicidad.
Alexia asintió, con la determinación reflejada en sus ojos. Comenzaron con ejercicios de calentamiento, seguidos por una serie de circuitos de alta intensidad. Durante horas, Alexia se empapó de sudor, empujando su cuerpo al límite. Los ejercicios eran extenuantes, pero sabía que cada gota de sudor la acercaba más a sus objetivos.
Después del entrenamiento, se tomó un tiempo para recuperarse en la sala de fisioterapia, donde un masajista deportivo trabajó en sus músculos tensos. Sentía el alivio inmediato mientras los nudos se deshacían y la tensión se liberaba. Una vez que terminó, se duchó rápidamente y se cambió de ropa para su siguiente actividad: una reunión con el equipo de marketing del club.
La reunión fue intensa pero productiva. Discutieron nuevas estrategias para interactuar con los fans y aumentar la presencia del equipo en las redes sociales. Alexia, siempre profesional y enfocada, contribuyó con ideas y se mostró entusiasta ante los nuevos proyectos.
Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, Emma también había comenzado su día. Después de una carrera matutina alrededor de su vecindario, se dirigió al circuito de carreras para una sesión de pruebas. El rugido de los motores y el olor a gasolina siempre la hacían sentir viva. Su coche estaba listo y esperando, y Julián, su ingeniero de confianza, ya estaba haciendo los últimos ajustes.
—Buenos días, Emma. Hoy vamos a probar algunas nuevas configuraciones del motor. Estoy seguro de que notarás la diferencia en el rendimiento —dijo Julián, con una sonrisa confiada.
Emma se colocó el casco y se subió al coche. La adrenalina comenzó a fluir mientras arrancaba el motor y se dirigía a la pista. Las horas pasaron volando mientras probaba diferentes configuraciones y ajustaba su técnica en cada vuelta. Cada minuto en la pista era una oportunidad para mejorar y aprender.
Después de la sesión de pruebas, Emma y Julián se sentaron en el garaje para revisar los datos. Analizaron cada detalle, buscando maneras de mejorar aún más. La relación de trabajo entre ellos era sólida, construida sobre la confianza y el respeto mutuo.
—Los datos se ven bien, Emma. Creo que estamos en el camino correcto —dijo Julián, señalando los gráficos en su tableta.
—Sí, siento que el coche responde mejor que nunca. Sigamos trabajando en esto —respondió Emma, con una sonrisa de satisfacción.
Al terminar su jornada en el circuito, Emma se dirigió a casa para una rápida ducha antes de su cena con Alexia. Habían planeado encontrarse en su restaurante favorito, un lugar acogedor conocido por su excelente cocina mediterránea.
Cuando Emma llegó al restaurante, Alexia ya estaba esperándola en una mesa junto a la ventana. El ambiente era cálido y relajante, perfecto para una noche de desconexión y buena conversación. Se saludaron con un abrazo, contentas de tener un momento para relajarse juntas.
—¿Cómo fue tu día? —preguntó Alexia, mientras se acomodaban en sus asientos.
—Intenso, como siempre. Tuvimos una buena sesión de pruebas en el circuito. Creo que estamos haciendo grandes progresos —respondió Emma, mientras ojeaba el menú.
—Me alegra escuchar eso. Yo también tuve un día productivo en el gimnasio y en la reunión de marketing. Estamos planeando algunas cosas interesantes para los fans —dijo Alexia, con una sonrisa.
La conversación fluyó fácilmente mientras compartían anécdotas y reflexiones sobre sus respectivos deportes. Hablaron de los desafíos, las victorias y las lecciones aprendidas a lo largo del camino. Emma se dio cuenta de cuánto habían crecido y cambiado desde que comenzaron sus carreras.
—Sabes, Alexia, me he dado cuenta de algo importante últimamente. No importa cuán diferentes sean nuestros deportes, la pasión y el esfuerzo que ponemos en ellos son los mismos. Eso es lo que nos une —dijo Emma, con sinceridad.
—Tienes razón, Emma. Y aunque nuestros caminos sean diferentes, siempre estaremos aquí para apoyarnos —respondió Alexia, levantando su copa de vino—. Por nuestra amistad y por todo lo que hemos logrado.
Chocaron sus copas, celebrando su conexión y su éxito compartido. La cena continuó con risas y recuerdos, mientras saboreaban la deliciosa comida. Después del postre, decidieron dar un paseo por la ciudad, disfrutando de la brisa nocturna.
Caminando lado a lado, sintieron una profunda sensación de gratitud por tenerse mutuamente en sus vidas. Habían pasado por muchas cosas juntas, y sabían que siempre podían contar con la otra para apoyo y comprensión.
Finalmente, se despidieron en la esquina donde sus caminos se separaban, prometiéndose mantenerse en contacto constante y seguir apoyándose mutuamente en cada paso de sus carreras.
—Hasta mañana, Emma. No olvides descansar bien —dijo Alexia, sonriendo.
—Lo mismo para ti, Alexia. Cuídate y nos vemos pronto —respondió Emma, con una sonrisa.
Mientras cada una se dirigía a su hogar, reflexionaron sobre el día y lo afortunadas que eran de tener una amistad tan fuerte y significativa. En un mundo lleno de competencia y desafíos, sabían que siempre tendrían a alguien con quien compartir sus triunfos y superar sus dificultades.
Esa noche, ambas se fueron a la cama con una sensación de paz y satisfacción, listas para enfrentar un nuevo día con la certeza de que, juntas, podían lograr cualquier cosa.
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Pistas Cruzadas - Alexia Putellas
FanfictionLa apasionante vida de Emma, una piloto de Fórmula 1, y Alexia, una estrella del fútbol, se entrelaza en una historia de amor, desafíos y triunfos. Desde las pistas de carreras en Barcelona hasta los estadios de fútbol más prestigiosos del mundo, am...