Capítulo 77: Regalo Sorpresa

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Después de unos días idílicos en la playa, Alexia y Emma regresaron a casa, revitalizadas y más unidas que nunca. Aunque la rutina de sus carreras y partidos estaba a punto de reanudarse, Alexia tenía una última sorpresa preparada para Emma, una que simbolizaba su apoyo incondicional y su amor profundo.

El sol de la tarde se colaba por las ventanas mientras Alexia y Emma entraban en su apartamento, dejando atrás las maletas y las bolsas de viaje. El ambiente acogedor del hogar les dio una cálida bienvenida después de su escapada romántica. Las fotos de sus aventuras decoraban las paredes, y las pequeñas plantas que Emma cuidaba con esmero daban un toque de frescura y vida a la casa.

—Es bueno estar de vuelta, pero esos días en la playa fueron perfectos —dijo Emma, mirando a Alexia con una sonrisa que reflejaba la felicidad de los momentos compartidos.

—Sí, lo fueron. Y quiero que sepas cuánto significas para mí, no solo con palabras, sino también con un pequeño gesto —respondió Alexia, tomando la mano de Emma y llevándola al salón, su expresión revelando un toque de misterio.

En el centro del salón, cubierto con una tela de seda azul, había algo que inmediatamente capturó la atención de Emma. Sus ojos se agrandaron con curiosidad y una pizca de emoción. El objeto cubierto parecía emanar una especie de magnetismo que la atrajo instantáneamente.

—¿Qué es esto, Alexia? —preguntó Emma, mirando a Alexia con una mezcla de sorpresa y anticipación, intentando adivinar lo que se escondía bajo la tela.

—Es un regalo para ti, amor. Quiero que lo descubras —dijo Alexia, con una sonrisa que iluminaba su rostro, sus ojos brillando con la expectativa de la reacción de Emma.

Emma se acercó y, con manos temblorosas de emoción, levantó la tela de seda. Debajo, se encontraba una versión a escala de su coche de carreras, meticulosamente personalizada. Cada detalle estaba perfectamente recreado, desde los colores hasta los números y los patrocinadores. Los reflejos de la luz sobre la superficie del coche hacían que pareciera estar listo para la pista, como si fuera a arrancar a toda velocidad en cualquier momento.

 Los reflejos de la luz sobre la superficie del coche hacían que pareciera estar listo para la pista, como si fuera a arrancar a toda velocidad en cualquier momento

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—¡Oh, Dios mío, Alexia! Esto es increíble. ¿Cómo lo hiciste? —exclamó Emma, sus ojos brillando con lágrimas de felicidad, sus manos recorriendo los contornos de la réplica con una mezcla de asombro y reverencia.

—Quería darte algo que simbolizara mi apoyo y amor por ti. Sé lo mucho que amas correr y lo duro que trabajas para ser la mejor. Este coche es una manera de recordarte que siempre estaré a tu lado, apoyándote en cada vuelta y en cada carrera —dijo Alexia, acercándose para abrazarla, sintiendo cómo el corazón de Emma latía con fuerza contra su pecho.

Emma se quedó mirando el coche, sus dedos recorriendo los detalles minuciosos con reverencia. Podía ver cada línea y cada curva de su coche de carreras reflejadas a pequeña escala, como si se tratara de un talismán que encapsulaba sus sueños y esfuerzos. Las lágrimas corrían por sus mejillas, pero eran lágrimas de felicidad y gratitud, una emoción que no podía contener.

Pistas Cruzadas - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora