Capítulo 78: Larga Distancia

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Las semanas de vacaciones y el tiempo de calidad compartido habían fortalecido aún más el vínculo entre Alexia y Emma. Sin embargo, la realidad de sus carreras profesionales estaba a punto de imponer un nuevo desafío. Alexia había sido convocada para el Mundial de Fútbol en Australia. Ambas sabían que este momento llegaría, y que la distancia temporal sería una prueba para su relación.

Con el viaje a Australia acercándose, los días de preparación fueron intensos. Alexia se sumergió en su entrenamiento, mientras Emma se preparaba para sus propias competiciones. Sin embargo, cada momento libre lo pasaban juntas, aprovechando al máximo el tiempo que les quedaba.

Para despedirse adecuadamente, Emma organizó un fin de semana sorpresa en una pequeña casa de campo, un lugar donde podían desconectar y disfrutar de su amor antes de la separación. Al llegar, Alexia se mostró sorprendida y emocionada por el gesto de Emma.

—Es perfecto, preciosa. Gracias por esto —dijo Alexia, abrazando a Emma con fuerza.

—Quería que tuviéramos un tiempo especial antes de que te vayas. Este fin de semana es solo para nosotras —respondió Emma, besándola suavemente.

El fin de semana estuvo lleno de momentos de amor y cariño. Pasaron el primer día explorando los alrededores, caminando por senderos tranquilos y disfrutando de la naturaleza. Durante un paseo por el bosque, se detuvieron para hacer un picnic. Sentadas sobre una manta, se alimentaban mutuamente y compartían risas y recuerdos.

—Voy a extrañar esto, Alexia. Pero sé que estaremos bien —dijo Emma, apoyando su cabeza en el hombro de Alexia.

—Y yo a ti, hermosa. Cada momento contigo es un tesoro —respondió Alexia, besando la frente de Emma.

Esa noche, Alexia cocinó una cena especial para Emma. Preparó un menú de tres tiempos: una ensalada de rúcula con peras y nueces de entrada, un risotto de hongos como plato principal, y una mousse de chocolate de postre. Encendieron velas y disfrutaron de una cena a la luz tenue, compartiendo miradas y sonrisas llenas de amor.

—Eres increíble, Alexia. Todo esto es perfecto —dijo Emma, tomando la mano de Alexia por encima de la mesa.

—Lo hago porque te amo, preciosa. Quiero que recuerdes estos momentos cuando estemos lejos —respondió Alexia, con una mirada tierna.

Después de la cena, se trasladaron al sofá, donde se acurrucaron bajo una manta. Los besos se volvieron más apasionados, y la conexión entre ellas se hizo más intensa. Alexia besó suavemente el cuello de Emma, provocando suspiros de placer.

—Te amo tanto, Emma. No quiero estar lejos de ti —susurró Alexia entre besos.

—Y yo a ti, Alexia. Siempre te llevaré en mi corazón, sin importar la distancia —respondió Emma, con un brillo en sus ojos.

Pasaron la noche entrelazadas, compartiendo besos y caricias, expresando su amor de manera física y emocional. Era como si quisieran grabar cada segundo en su memoria para soportar la separación.

El día de la partida llegó más rápido de lo que ambas deseaban. En el aeropuerto, se abrazaron con fuerza, intentando prolongar el momento tanto como fuera posible.

—Nos veremos pronto, hermosa. Prometo llamarte todos los días y estar contigo en cada momento importante —dijo Alexia, besando a Emma profundamente.

—Te amo, Alexia. Sé que podemos con esto —respondió Emma, aferrándose a Alexia por última vez antes de que ella se dirigiera a la puerta de embarque.

Los primeros días de separación fueron difíciles para ambas. Las llamadas diarias y los mensajes constantes ayudaron a mitigar la distancia, pero la ausencia física era palpable. Alexia se concentró en sus entrenamientos y partidos, mientras Emma se dedicaba al equipo de Fórmula 1.

Una noche, después de un duro entrenamiento, Alexia se conectó a una videollamada con Emma. Al ver el rostro familiar de su amada, sintió una oleada de alivio y felicidad.

—Hola, amor. ¿Cómo te ha ido el día? —preguntó Alexia, con una sonrisa cansada pero sincera.

—Ha sido un día largo, pero verte hace que todo valga la pena. ¿Y tú? ¿Cómo estás llevando el entrenamiento? —respondió Emma, acariciando la pantalla como si pudiera tocar el rostro de Alexia.

—Es duro, pero saber que estás ahí para mí me da fuerzas. Te extraño tanto, Emma —dijo Alexia, sintiendo un nudo en la garganta.

—Y yo a ti, Alexia. Siempre estaré aquí para ti, en cada momento. Piensa en nuestro amor y en lo que hemos superado juntas. Esto es solo una prueba más —respondió Emma, tratando de darle ánimos.

A medida que pasaban las semanas, la distancia comenzó a pesar más. Los momentos de soledad y los días largos se hicieron más difíciles de soportar. Hubo noches en las que Alexia se sentía abrumada por la presión del Mundial y la falta de Emma a su lado.

En una de esas noches, después de un partido agotador, Alexia se sentó en su habitación del hotel, sintiéndose más sola que nunca. Tomó su teléfono y marcó el número de Emma, buscando consuelo.

—Emma, no sé cuánto más puedo soportar esto. Te extraño tanto, y cada día sin ti se siente interminable —dijo Alexia, su voz temblando.

—Alexia, sé que es difícil. Pero eres fuerte, más fuerte de lo que crees. Estoy aquí, siempre, aunque no físicamente. Piensa en nuestro amor y en lo que hemos superado juntas. Esto es solo una prueba más —respondió Emma, tratando de darle ánimos.

Para mantener viva la chispa de su relación, Alexia y Emma se esforzaron en hacer pequeños gestos de amor a pesar de la distancia. Alexia enviaba flores y cartas a Emma, mientras que Emma le mandaba videos de apoyo y mensajes llenos de cariño.

Un día, Emma recibió un paquete en su puerta. Al abrirlo, encontró un collar con un colgante en forma de corazón y una nota de Alexia.

—Para que siempre me lleves contigo, sin importar dónde estés. Te amo, Alexia.

Emma sonrió, sintiendo una calidez en su corazón al leer la nota y ponerse el collar. Era un recordatorio constante del amor de Alexia y de su compromiso mutuo.

Aunque la separación temporal era difícil, ambas sabían que este sacrificio era necesario para sus carreras. Emma estaba increíblemente orgullosa de Alexia y su participación en el Mundial. Sabía que, aunque no estuvieran físicamente juntas, su amor y apoyo mutuo seguían siendo fuertes.

—Eres mi inspiración, Alexia. Sé que harás un gran trabajo en el Mundial, y estaré aquí, apoyándote desde la distancia —dijo Emma durante una de sus llamadas nocturnas.

—Y tú eres mi fuerza, Emma. Saber que estás ahí para mí hace que todo esto valga la pena —respondió Alexia, con una sonrisa agradecida.

La distancia estaba probando su relación, pero también las estaba fortaleciendo de maneras inesperadas. Cada día era una oportunidad para demostrar su amor y compromiso, y ambas estaban decididas a superar este desafío juntas.

—Nos veremos pronto, preciosa. Y cuando lo hagamos, será como si nunca nos hubiéramos separado —dijo Alexia, con una mirada llena de determinación.

—Te amo, Alexia. Estamos en esto juntas, y siempre lo estaremos —respondió Emma, con una sonrisa llena de esperanza.

A pesar de la distancia, su amor seguía siendo inquebrantable. Sabían que este desafío era solo una parte más de su viaje juntas, y estaban listas para enfrentarlo con todo su corazón.

Pistas Cruzadas - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora