El atardecer bañaba el circuito de carreras en tonos dorados y naranjas, creando una atmósfera de calma tras un día agotador de entrenamientos. Emma estaba en el garaje, ajustando los últimos detalles de su coche. Estaba concentrada, pero la sombra de la reciente revelación sobre el equipo aún pesaba sobre ella. De repente, sintió una presencia familiar a su lado.
—¿Puedo hablar contigo un momento? —preguntó Alexia, con una expresión seria pero llena de determinación.
Emma levantó la vista, sorprendida al ver a su amiga de pie junto a su coche. Asintió y se quitó los guantes de trabajo, dejándolos a un lado.
—Claro, ¿qué pasa? —respondió, intentando ocultar su inquietud.
Alexia tomó una profunda respiración, sabiendo que lo que iba a decir era importante. Había estado reflexionando mucho sobre su comportamiento y las palabras que había dicho en el pasado.
—Emma, he estado pensando mucho sobre todo lo que ha pasado. Sobre el equipo, las carreras y nuestra amistad —comenzó, con la voz cargada de sinceridad—. Me di cuenta de que he sido muy injusta contigo y con tu deporte.
Emma frunció el ceño ligeramente, pero dejó que Alexia continuara.
—Durante mucho tiempo, he subestimado el automovilismo. Pensaba que el fútbol era el único deporte que realmente importaba, y no me di cuenta de lo importante que es esto para ti —dijo Alexia, sus ojos reflejando arrepentimiento—. Me referí despectivamente al automovilismo y te hice sentir que lo que amas no es tan valioso como el fútbol para mí. Y por eso, quiero pedirte disculpas.
Emma se quedó en silencio por un momento, dejando que las palabras de Alexia se asentaran. Había sentido la falta de comprensión de su amiga, pero escuchar estas disculpas significaba mucho para ella.
—Alexia, aprecio mucho que digas esto —respondió finalmente, su voz suave pero llena de emoción—. Sé que el fútbol es tu vida, y el automovilismo es la mía. Ambos deportes requieren dedicación, sacrificio y pasión. Lo que hacemos no es fácil, y necesitamos el apoyo de quienes nos importan.
Alexia asintió, sintiendo el peso de sus propias palabras.
—Me he dado cuenta de que el automovilismo es tan exigente y valioso como cualquier otro deporte. He visto lo duro que trabajas y lo que sacrificas por estar aquí. No debería haber menospreciado eso. Me alegra que podamos tener esta conversación y entendernos mejor —dijo Alexia, con una sonrisa sincera.
Emma sonrió de vuelta, sintiendo un alivio que no había esperado.
—Gracias, Alexia. Tu apoyo significa mucho para mí. Y sé que, juntos, podemos superar cualquier obstáculo, ya sea en la pista o en el campo de fútbol.
Las dos amigas se abrazaron, sintiendo que su amistad se fortalecía aún más. Habían pasado por mucho juntas y habían aprendido a valorar las pasiones y sacrificios de cada una.
—Y prometo estar ahí para ti en cada partido, igual que tú has estado aquí para mí —añadió Emma, con una sonrisa traviesa.
—Lo mismo digo, compañera —respondió Alexia, riendo.
Con renovada comprensión y apoyo mutuo, Emma y Alexia se prepararon para enfrentar los desafíos que les esperaban, sabiendo que, aunque sus deportes eran diferentes, su pasión y determinación eran iguales.
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Esa noche, Emma y Alexia decidieron salir a cenar juntas. Se dirigieron a un pequeño restaurante italiano cercano, un lugar acogedor y tranquilo que ambas adoraban. Mientras esperaban su comida, continuaron la conversación que habían comenzado en el garaje.
—¿Sabes, Emma? —comenzó Alexia mientras jugueteaba con su copa de vino—. Siempre he admirado tu determinación y tu valentía. Incluso cuando no entendía tu pasión por las carreras, siempre supe que eras una persona increíblemente fuerte.
Emma sonrió, sintiéndose conmovida por las palabras de su amiga.
—Gracias, Alexia. Eso significa mucho para mí. Y créeme, siento lo mismo por ti. Eres una líder nata, alguien que inspira a todos a tu alrededor, tanto dentro como fuera del campo.
La camaradería entre ambas se había fortalecido con cada palabra, y pronto la conversación se volvió más relajada. Hablaron de sus recuerdos compartidos, de los momentos divertidos y de las dificultades que habían superado juntas.
—Recuerdo la primera vez en el instituto —dijo Emma, riendo—, cuando intenté conducir un kart. ¡Fue un desastre total!
Alexia se echó a reír también, mientras escuchaba atenta la historia de aquella experiencia.
—Aunque lo de contra la barrera en la primera vuelta, aún no se te ha quitado. No entiendo como aún después de esa experiencia te decidieras por la formula 1
Ambas rieron juntas, sintiendo cómo las tensiones de los últimos días se desvanecían poco a poco.
—Pero fue divertido, al menos —añadió Alexia—. Y aunque no entendía tu pasión entonces, ahora veo lo importante que es para ti. Prometo que a partir de ahora seré tu mayor fan, igual que tú lo has sido para mí.
Emma se sintió profundamente agradecida por el apoyo de su amiga.
—Gracias, Alexia. Y yo estaré en cada uno de tus partidos, animándote desde la grada. Eres una inspiración para mí, tanto como lo soy yo para ti.
La comida llegó y ambas disfrutaron de la deliciosa pasta y pizza, brindando por su amistad y por los desafíos que estaban seguras de superar juntas. El ambiente se volvió aún más relajado y, entre bocado y bocado, las dos amigas continuaron compartiendo sus sueños y aspiraciones.
Ambas pasaron el resto de la noche planificando eventos en conjunto, llenas de entusiasmo. Sabían que sería un desafío, pero estaban más unidas que nunca y dispuestas a enfrentarlo juntas.
Cuando finalmente salieron del restaurante, el cielo nocturno estaba despejado y las estrellas brillaban con fuerza. Emma y Alexia se detuvieron un momento, mirando hacia arriba y sintiendo una profunda conexión no solo entre ellas, sino también con el universo que las rodeaba.
—Esta noche ha sido increíble —dijo Emma, rompiendo el silencio.
—Sí, lo ha sido —respondió Alexia
Con esas palabras de aliento y apoyo mutuo, las dos amigas se dirigieron de regreso al circuito, listas para enfrentar el nuevo día con renovada fuerza y determinación. Sabían que el camino no sería fácil, pero estaban seguras de que, con su amistad y su pasión, podrían superar cualquier obstáculo que se les presentara.
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Pistas Cruzadas - Alexia Putellas
FanfictionLa apasionante vida de Emma, una piloto de Fórmula 1, y Alexia, una estrella del fútbol, se entrelaza en una historia de amor, desafíos y triunfos. Desde las pistas de carreras en Barcelona hasta los estadios de fútbol más prestigiosos del mundo, am...