Capítulo 54: Sombra del Fracaso

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Después de unos días idílicos de vacaciones, Emma y Alexia regresaron a la realidad. Aunque su relación se había fortalecido y habían disfrutado de momentos inolvidables, Emma sabía que debía enfrentarse a la próxima carrera sin Alexia a su lado. Alexia, por su parte, tenía compromisos ineludibles con su equipo de fútbol, lo que significaba que no podía acompañar a Emma esta vez.

El sol brillaba intensamente en el circuito. La tensión en el ambiente era palpable mientras los equipos se preparaban para la carrera. Emma, vestida con su traje de piloto, se sentía más nerviosa de lo habitual. Las palabras de aliento de Alexia esa mañana a través de una videollamada no habían logrado calmar sus nervios.

—Tienes esto, hermosa. Eres la mejor piloto que conozco. Confía en ti misma —le había dicho Alexia, tratando de transmitirle confianza desde la distancia.

—Gracias, preciosa. Te extrañaré hoy. Te quiero —respondió Emma, tratando de sonreír.

Las luces del semáforo se apagaron y la carrera comenzó. Emma aceleró, concentrándose en cada curva y en cada adelantamiento. Sin embargo, algo se sentía diferente. A medida que avanzaban las vueltas, su mente empezaba a llenarse de dudas. Pensaba en Alexia, en sus palabras, en su ausencia. La presión aumentaba con cada segundo que pasaba.

En la vuelta 20, un error pequeño en una curva le costó varias posiciones. Emma trató de recuperar terreno, pero su concentración se había visto afectada. Otro error en la vuelta 35 la dejó aún más rezagada. A pesar de sus esfuerzos por mantener la calma y enfocarse, la carrera se estaba convirtiendo en un desastre.

Cuando la bandera a cuadros finalmente cayó, Emma cruzó la línea de meta en una posición muy por debajo de sus expectativas. La derrota fue dura, y al salir de su coche, se sentía devastada. Los miembros de su equipo trataron de consolarla, pero Emma apenas podía escuchar sus palabras.

De vuelta en su habitación de hotel, Emma se dejó caer en la cama, mirando al techo. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras pensaba en la carrera y en su futuro. ¿Era esto lo que realmente quería? ¿Podía seguir adelante después de una derrota tan humillante?

Esa noche, recibió una llamada de Alexia. Al ver su nombre en la pantalla, Emma sintió una mezcla de alivio y tristeza.

—Hola, guapa. ¿Cómo estás? —preguntó Alexia, su voz suave y preocupada.

Emma trató de mantener la compostura, pero no pudo evitar que su voz temblara.

—No muy bien, Alexia. Fue una carrera terrible. Cometí muchos errores y ahora… no sé si puedo seguir haciendo esto —confesó, sintiendo que se rompía por dentro.

Alexia escuchó atentamente, permitiendo que Emma expresara sus sentimientos.

—Guapa, todos tenemos malos días. Lo importante es cómo te recuperas de ellos. Eres una piloto increíble, y esta derrota no define quién eres ni tu carrera. Tómate un tiempo para procesar lo que pasó, pero no dejes que una carrera te haga dudar de ti misma —le dijo Alexia con firmeza.

Esa noche, después de hablar con Alexia, Emma se quedó despierta, reflexionando sobre sus palabras. Recordó todos los logros que había conseguido y el arduo trabajo que había puesto en su carrera. No podía permitir que una derrota la definiera.

Al día siguiente, Emma decidió levantarse temprano y salir a correr. El aire fresco y el ejercicio la ayudaron a despejar su mente. Mientras corría, pensó en todas las personas que creían en ella: su equipo, sus fans, y sobre todo, Alexia. No podía defraudarlos, pero más importante, no podía defraudarse a sí misma.

Después de su carrera matutina, Emma se sentó en un banco del parque, mirando el horizonte. Sabía que tenía una decisión que tomar. Podía dejar que esta derrota la hundiera, o podía usarla como una oportunidad para aprender y crecer.

Regresó al hotel con una nueva determinación. Se duchó y se vistió, sintiendo una renovada energía. Tomó su teléfono y llamó a Alexia.

—Hola, hermosa. He estado pensando mucho, y he decidido que no voy a rendirme. Voy a seguir adelante y demostrar que una derrota no puede detenerme. Gracias por creer en mí y por tu apoyo. Te quiero —dijo Emma, sintiendo que una carga se levantaba de sus hombros.

—Estoy muy orgullosa de ti, Emma. Sabía que tomarías esta decisión. Yo también te quiero y estaré aquí para apoyarte en cada paso del camino —respondió Alexia, su voz llena de cariño y orgullo.

Con la determinación renovada, Emma se preparó para la próxima carrera. Sabía que no sería fácil, pero estaba lista para enfrentar cualquier desafío que viniera. La sombra del fracaso había sido una lección difícil, pero una que la había fortalecido y la había hecho más consciente de sus propias capacidades y resiliencia.

En el mundo del automovilismo, como en la vida, las derrotas eran inevitables, pero era la forma en que se enfrentaban y se superaban lo que realmente definía a una persona. Y Emma estaba lista para demostrar que tenía lo que se necesitaba para ser una campeona, tanto en la pista como fuera de ella.

Dos días después de la carrera, Emma y Alexia se encontraron de nuevo en Barcelona. Alexia la recibió en el aeropuerto con un abrazo cálido y reconfortante.

—Te extrañé mucho, preciosa —dijo Alexia, besándola suavemente en los labios.

—Yo también te extrañé, hermosa. No sabes cuánto —respondió Emma, sintiendo que la calma volvía a su ser.

Esa noche, se sentaron juntas en el sofá, compartiendo historias y reconectando. Emma se apoyó en Alexia, disfrutando de la tranquilidad de estar de nuevo juntas.

—Alexia, gracias por estar siempre ahí para mí. No sé qué haría sin ti —dijo Emma, mirándola a los ojos.

—Y yo no sé qué haría sin ti, Emma. Eres mi inspiración y mi fuerza —respondió Alexia, acariciando su mejilla.

A pesar de los desafíos y las derrotas, Emma y Alexia sabían que podían superar cualquier obstáculo si estaban juntas. La sombra del fracaso solo había fortalecido su relación y su determinación de seguir adelante.

El futuro era incierto, pero ambas sabían que, mientras tuvieran el apoyo y el amor de la otra, podían enfrentar cualquier desafío que se les presentara.

Pistas Cruzadas - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora