Capítulo 22: Una Pausa

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La tarde caía sobre la ciudad de Barcelona, bañando el cielo en tonos cálidos de naranja y rosa. En el complejo deportivo del club, los miembros del equipo de fútbol femenino y del equipo de Fórmula 1 disfrutaban de un merecido descanso después de semanas de competencia intensa. El ambiente era relajado, con risas y conversaciones que se mezclaban con el chisporroteo de la parrilla donde se asaba carne y verduras. Esta barbacoa organizada por el club no solo era un respiro físico, sino también emocional para todos los presentes.

Emma García llegó temprano al evento, sintiendo la brisa cálida del verano acariciando su piel. Observó el entorno con una sonrisa; no era común ver a sus compañeros y compañeras fuera del contexto profesional. Suspiró al ver a Alexia Putellas en una animada conversación con Julián, su jefe de mecánicos, quien había sido una figura clave durante toda la temporada.

A lo lejos, Marta, una de las veteranas del equipo de fútbol, la saludó con entusiasmo, levantando un vaso en su dirección.

—¡Emma! —gritó Marta, acercándose—. Qué gusto verte fuera de la pista. ¿Cómo estás llevando todo esto?

Emma sonrió, aceptando la bebida que le ofrecía.

—Estoy bien. La verdad, necesitaba esto —respondió, tomando un sorbo—. Han sido semanas muy duras, pero siempre es bueno desconectar, aunque sea por un rato.

Marta asintió, empatizando. El mundo del deporte, aunque glorioso, a menudo pasaba factura.

—Lo sé. El fútbol y el automovilismo tienen más en común de lo que la gente cree. Nos exigimos al límite, y a veces olvidamos lo importante que es tomar un respiro.

Emma asintió mientras sus ojos se desviaban hacia Alexia y Julián, cuya conversación parecía ser más profunda de lo que aparentaba. Decidió acercarse a ellos, dejando a Marta entre risas y promesas de ponerse al día más tarde.

—He escuchado que estás haciendo milagros con el coche de Emma —comentó Alexia a Julián, mientras se reía suavemente—. Ella siempre habla maravillas de ti.

Julián sonrió, algo incómodo por los halagos.

—Gracias, Alexia. Tú también eres una gran inspiración. No solo para las futbolistas, sino para todos nosotros, los que trabajamos detrás de escenas. ¿Cómo va tu recuperación?

Alexia se encogió de hombros, aunque una sombra de frustración pasó por sus ojos.

—Va... es un proceso más lento de lo que quisiera, pero estoy trabajando duro. Quiero volver a estar en mi mejor forma lo antes posible, pero a veces siento que mi cuerpo tiene otros planes.

Emma llegó justo a tiempo para escuchar la última parte de la conversación. Se quedó a una distancia prudente, escuchando cómo Alexia se sinceraba sobre sus dificultades. Sabía lo mucho que le costaba a Alexia admitir vulnerabilidad, lo cual hacía que cada palabra fuera más significativa.

—Vas a volver más fuerte, estoy segura —le aseguró Julián con una sonrisa alentadora.

Emma, aprovechando una pausa en la conversación, se acercó finalmente.

—¿Interrumpo algo importante? —preguntó Emma con una sonrisa ligera, rompiendo la tensión.

—Para nada, solo hablando de lo mucho que nos falta por mejorar —respondió Alexia con un tono amigable.

La tarde continuó entre risas, bromas y un intento improvisado de voleibol que, si bien no resultó ser un ejemplo de habilidad deportiva, sí fue un perfecto reflejo de la camaradería que se había forjado entre los dos equipos. Emma y Alexia se quedaron cerca de la parrilla, observando cómo sus compañeros se daban el lujo de reírse de sí mismos por una vez, lejos de la presión habitual.

Pistas Cruzadas - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora