Capítulo 73: Un Día Perfecto

115 6 0
                                    

Después de semanas de caos y tensión, Emma y Alexia finalmente tenían un día libre para ellas solas. Decidieron aprovechar al máximo este tiempo y disfrutar de actividades sencillas y cotidianas que, a pesar de su simplicidad, les permitían reconectar y disfrutar del amor que sentían la una por la otra.

La mañana comenzó con los primeros rayos del sol filtrándose a través de las cortinas. Emma se despertó primero, sintiendo el calor del cuerpo de Alexia junto a ella. La miró por unos momentos, disfrutando de la paz en su rostro mientras dormía. Sus dedos recorrieron suavemente la mejilla de Alexia, despertándola con un toque delicado.

—Buenos días, hermosa —susurró Emma, besando suavemente la frente de Alexia.

Alexia se despertó lentamente, sonriendo al ver a Emma tan cerca.

—Buenos días, amor. ¿Dormiste bien? —preguntó Alexia, estirándose un poco.

—Mejor que nunca —respondió Emma, abrazándola más fuerte—. ¿Qué te parece si empezamos el día con un desayuno en la cama?

Se levantaron juntas y se dirigieron a la cocina. Alexia preparó unas tostadas francesas con frutas frescas y miel, mientras Emma se encargaba del café.

—Esto huele increíble —dijo Emma, sonriendo mientras ayudaba a llevar las cosas de vuelta a la cama.

Se acomodaron entre las almohadas, disfrutando del desayuno y de la compañía mutua. Cada bocado estaba lleno de risas y pequeñas conversaciones sobre todo y nada en particular. Alexia le daba a Emma trocitos de fruta, riendo cuando Emma intentaba atraparlos con la boca.

—Eres tan adorable cuando haces eso —dijo Alexia, dándole un beso en los labios.

—Solo porque tú me haces sentir así —respondió Emma, acariciando la mano de Alexia.

Después del desayuno, decidieron dar un paseo por el parque cercano. El sol brillaba y la brisa era suave y fresca, perfecta para una caminata tranquila. Se tomaron de la mano, caminando despacio y disfrutando del paisaje.

—Me encanta estar aquí contigo, sin preocupaciones —dijo Alexia, mirando a Emma con amor.

—Yo también. Estos momentos contigo son los que me hacen más feliz —respondió Emma, acercándose para besarla.

Encontraron un rincón tranquilo con una manta extendida sobre la hierba. Se sentaron, abrazadas, mirando a las nubes pasar y hablando de sus sueños y planes para el futuro.

—¿Te imaginas vivir en una casita cerca del mar? —preguntó Alexia, acariciando el cabello de Emma.

—Sería maravilloso. Despertar cada día contigo y ver el mar... —respondió Emma, soñadora.

Regresaron a casa y decidieron pasar la tarde viendo películas. Se acurrucaron en el sofá, con una manta suave cubriéndolas y un bol de palomitas en sus manos. Eligieron sus películas favoritas y se dejaron llevar por las historias, riendo y comentando cada escena.

—Esta siempre me hace llorar —dijo Emma, abrazando a Alexia durante una escena emotiva.

—Y a mí también, pero estoy aquí para secar tus lágrimas —respondió Alexia, besándola suavemente.

Las risas se mezclaban con los besos entre película y película, creando una atmósfera de amor y complicidad. Emma se acurrucaba más cerca, disfrutando del calor y la presencia de Alexia.

Para la cena, decidieron cocinar juntas. Prepararon una pasta sencilla con salsa de tomate casera, disfrutando del proceso tanto como de la comida. La cocina se llenó de risas y bromas mientras trabajaban juntas.

Pistas Cruzadas - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora