El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de un naranja cálido y profundo, mientras el equipo celebraba su victoria en la pista. El aire estaba cargado de emoción y adrenalina; se podía sentir la energía vibrante del momento como un pulso eléctrico que recorría a cada miembro del equipo. Dentro del garaje, las risas resonaban junto con los sonidos metálicos de las herramientas y las botellas de champaña descorchándose. Emma, aún con el casco en la mano, se paseaba entre los suyos, recibiendo felicitaciones, abrazos y palmadas en la espalda. La tensión de la carrera todavía se aferraba a sus músculos, pero la satisfacción del triunfo la llenaba de orgullo.
—¡Lo lograste, Emma! —exclamó Julián, su ingeniero principal, rodeándola en un abrazo tan fuerte que casi la hizo perder el equilibrio—. Sabía que podías hacerlo.
Emma sonrió ampliamente, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. Ese momento era suyo, de su equipo, de todos los que habían trabajado incansablemente para que hoy fuera posible.
—Gracias, Julián. No podría haberlo hecho sin ustedes —respondió Emma con sinceridad, devolviéndole el abrazo. Era consciente de que cada detalle, cada ajuste al coche, cada estrategia meticulosamente planeada había sido crucial.
Los mecánicos y el personal técnico intercambiaban anécdotas sobre los momentos más críticos de la carrera. La alegría y el alivio se reflejaban en sus rostros. La carrera había sido una montaña rusa de emociones, llena de giros inesperados, adelantamientos al límite y la tensión constante de no cometer errores. Pero al final, la habilidad de Emma al volante y la impecable coordinación del equipo habían prevalecido. Era una victoria que saboreaban con intensidad, no solo por la dificultad de la competencia, sino por todo lo que habían tenido que superar hasta llegar a este punto.
Mientras las botellas de champaña explotaban en chorros efervescentes que empapaban el garaje, Emma no pudo evitar sentir un torrente de emociones encontradas. Había sido un camino largo, lleno de obstáculos, miedos e inseguridades, especialmente después del accidente que la había dejado al borde de abandonar el automovilismo. Cada día había sido una lucha para reconstruir su confianza, para volver a creer en sus habilidades. Pero hoy, de pie en medio de su equipo, sintiendo el calor de sus miradas y sus aplausos, Emma sabía que todo el esfuerzo había valido la pena.
Sin embargo, en medio de la algarabía, la atmósfera festiva comenzó a cambiar sutilmente. Murmullos inquietos surgieron entre los asistentes, como un murmullo creciente que pasaba de boca en boca. A medida que el rumor tomaba fuerza, las risas se apagaban lentamente, y las miradas se volvían hacia un nuevo foco de tensión. Fue entonces cuando apareció Leah Rossi, la rival más acérrima de Emma y una excampeona del automovilismo conocida tanto por su talento como por su temperamento explosivo. Leah se abrió paso entre la multitud, sus pasos firmes resonando en el suelo del garaje. Su expresión era seria, cargada de una mezcla de desafío y algo que Emma no pudo identificar de inmediato.
Emma la vio acercarse, notando de inmediato el ceño fruncido de Leah y la determinación en su mirada. Leah no se molestó en intercambiar palabras de cortesía con nadie; su objetivo estaba claro.
—Emma, necesitamos hablar —dijo Leah, su tono era frío, cortante, y se podía sentir el peso de sus palabras como un golpe en el estómago.
Emma levantó la mirada, sorprendida por la súbita interrupción. Hasta ese momento, Leah siempre había sido una competidora feroz, pero sus enfrentamientos se limitaban a la pista. Lo que estaba ocurriendo ahora era diferente, personal.
—¿Qué sucede, Leah? —preguntó Emma, esforzándose por mantener la calma a pesar de la creciente tensión. A su alrededor, las celebraciones se detuvieron abruptamente, y todos los ojos se posaron en ellas, expectantes.
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Pistas Cruzadas - Alexia Putellas
FanfictionLa apasionante vida de Emma, una piloto de Fórmula 1, y Alexia, una estrella del fútbol, se entrelaza en una historia de amor, desafíos y triunfos. Desde las pistas de carreras en Barcelona hasta los estadios de fútbol más prestigiosos del mundo, am...