El ambiente en el equipo de Emma estaba cargado de tensión. Después del intento de sabotaje y el robo de datos confidenciales, todos sabían que debían actuar rápidamente para proteger su integridad y su futuro en el automovilismo. La atmósfera, antes caracterizada por camaradería y competitividad, ahora se encontraba teñida de desconfianza y recelo. Las sonrisas se habían vuelto escasas, y los murmullos entre bastidores hablaban más de traiciones que de estrategias de carrera. Emma y Alexia, decididas a limpiar sus nombres y detener a Olga, comenzaron a trazar un plan de contraataque. Sabían que no sería fácil, pero tampoco estaban dispuestas a rendirse.
Después de la última carrera, Emma y Alexia se dirigieron al apartamento de Alexia, un refugio donde podían pensar con claridad y planificar lejos del ojo público. El lugar, normalmente acogedor y lleno de risas compartidas, ahora se había convertido en un centro de operaciones improvisado, con documentos, notas y dispositivos electrónicos esparcidos por todas partes. Se sentaron en la sala, rodeadas de papeles y laptops, revisando una y otra vez cualquier detalle que pudiera ayudarlas a exponer a Olga.
—Tenemos que ser inteligentes sobre esto, amor —dijo Alexia, su rostro serio mientras revisaba una lista de posibles acciones—. Olga ha demostrado que no se detendrá ante nada. Necesitamos pruebas contundentes para desenmascararla.
Emma asintió, sus ojos llenos de determinación. Podía sentir la adrenalina corriendo por sus venas, un recordatorio de la magnitud de lo que enfrentaban. No solo se trataba de su carrera y reputación, sino de la confianza que había depositado en su equipo, que ahora se sentía fracturada.
—No podemos permitir que siga dañándonos. Es hora de devolver el golpe —respondió, tomando una bocanada de aire profundo, como si quisiera absorber toda la fuerza necesaria para lo que vendría—. Primero, necesitamos rastrear de dónde provienen sus ataques. Eso nos dará una idea de quién está colaborando con ella dentro de nuestro equipo. Tenemos que ser meticulosas; un solo error y todo se vendrá abajo.
Alexia contactó a Javier, el director del equipo y un hombre conocido por su experiencia y carácter firme. Javier, a su vez, llamó a un experto en ciberseguridad, un profesional discreto y altamente capacitado, que llegó a las instalaciones en cuestión de días. Su llegada no pasó desapercibida; todos los miembros del equipo sabían que algo grave estaba ocurriendo, y la presión aumentaba con cada segundo.
El experto, un hombre de mediana edad con un aire serio y profesional, no perdió tiempo en comenzar su trabajo. Con movimientos rápidos y seguros, instaló software especializado en los sistemas del equipo, mientras explicaba cada paso con una precisión que demostraba su experiencia en el campo.
—Vamos a instalar algunos rastreadores en nuestros sistemas. Si Olga intenta algo de nuevo, podremos rastrearla —explicó, sus dedos moviéndose con agilidad sobre el teclado mientras programaba los nuevos protocolos de seguridad.
—Perfecto, necesitamos estar un paso adelante —dijo Alexia, agradecida por la ayuda pero consciente de que esto era solo el inicio. La vigilancia sería constante, y la paranoia de nuevos ataques se sentía como una sombra constante sobre sus hombros.
Simultáneamente, Emma comenzó a hablar con miembros del equipo, tratando de mantener un semblante firme mientras buscaba en sus palabras cualquier indicio de culpabilidad o duda. Cada conversación se sentía como un interrogatorio disfrazado de diálogo amigable, y la tensión palpable en el aire dificultaba distinguir la verdad de la mentira.
—Sé que es difícil, pero necesitamos estar seguros de que todos aquí están de nuestro lado —dijo Emma durante una reunión del equipo, su tono firme y sus ojos recorriendo cada rostro presente. Nadie escapó a su escrutinio; cada gesto, cada mirada era una pieza del rompecabezas—. Si alguien tiene información, por favor, háblenlo ahora. Este equipo se ha construido sobre la confianza, y no podemos permitir que alguien nos traicione.
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Pistas Cruzadas - Alexia Putellas
Fiksi PenggemarLa apasionante vida de Emma, una piloto de Fórmula 1, y Alexia, una estrella del fútbol, se entrelaza en una historia de amor, desafíos y triunfos. Desde las pistas de carreras en Barcelona hasta los estadios de fútbol más prestigiosos del mundo, am...