Capítulo 46: Obligaciones

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La presión de la relación falsa había estado creciendo desde el escándalo de los medios, pero nada había preparado a Emma y Alexia para lo que Javier, el manager de Alexia, les había propuesto. Javier estaba decidido a salvar la carrera de ambas, y en su mente, mantener la fachada de una relación romántica sólida era crucial. Sin embargo, sus métodos eran cada vez más invasivos y problemáticos.

Una mañana, Javier convocó a Emma y Alexia a una reunión en su oficina. Las chicas llegaron con anticipación, sintiendo que algo importante iba a ser discutido. Javier, con su usual semblante de seguridad y una pizca de urgencia, las recibió con un tono que dejaba claro que lo que estaba por decir no era una sugerencia, sino una orden disfrazada de consejo.

—Gracias por venir, chicas —comenzó Javier, su voz firme y sin preámbulos—. Sabemos que la situación con los medios ha sido complicada. Hemos estado trabajando en una estrategia para desviar la atención negativa y creo que tenemos una solución, aunque no será fácil.

Emma y Alexia se miraron, sintiendo una mezcla de curiosidad y preocupación. La incertidumbre y la tensión flotaban en el aire como una nube pesada.

—¿Qué quieres decir, Javier? —preguntó Alexia, frunciendo el ceño, su incomodidad evidente.

—Necesitamos que su relación parezca aún más real y sólida. La única manera de hacerlo es aumentar la intimidad en público. Quiero que pasen más tiempo juntas, no solo en eventos, sino en su vida cotidiana. Deben actuar como una pareja en todo momento —dijo Javier, mirándolas directamente a los ojos con una intensidad que las hizo sentir vulnerables y expuestas.

Emma sintió un nudo en el estómago. La idea de tener que fingir aún más era abrumadora, especialmente cuando ya estaba luchando con sus propios sentimientos y la presión de sus respectivas carreras deportivas. La barrera entre la actuación y la realidad comenzaba a difuminarse, y eso asustaba a ambas.

—¿Qué significa eso exactamente? —preguntó Emma, tratando de mantener la calma, aunque la irritación era evidente en su voz.

—Significa que tendrán que besarse y mostrar más afecto en público. Ir a citas, compartir momentos juntos, y sobre todo, hacer que todos crean que están realmente enamoradas. Sé que no es fácil, pero es lo único que puede salvar sus carreras en este momento —explicó Javier, con una autoridad que no dejaba espacio para objeciones.

Las palabras de Javier resonaron en la mente de ambas. La relación falsa, que en un principio parecía solo una estrategia temporal, ahora se estaba convirtiendo en un compromiso de tiempo completo, un espectáculo sin fin donde cada gesto, sonrisa y mirada debía ser calculado.

Los días siguientes fueron una mezcla de tensión y adaptación. Emma y Alexia se encontraron pasando cada vez más tiempo juntas, no solo en eventos oficiales sino también en su vida cotidiana. Javier había organizado un itinerario que cubría desde desayunos conjuntos hasta entrenamientos en el mismo gimnasio. Incluso las visitas al supermercado se convirtieron en una coreografía cuidadosamente ensayada de gestos cariñosos y risas forzadas.

A medida que la nueva rutina se instalaba, la presión de mantener las apariencias comenzó a pasar factura. Emma, acostumbrada a la soledad de su vida como piloto, sentía que estaba perdiendo su espacio personal. Los entrenamientos, que antes eran su momento de escape, se convirtieron en otra actuación donde debía preocuparse no solo por su rendimiento, sino por cómo se veía junto a Alexia.

Una mañana, mientras esperaban su turno en el gimnasio, Emma se giró hacia Alexia, frustrada.

—Esto es ridículo. Siento que estamos jugando un papel las 24 horas del día —dijo Emma, su voz cargada de agotamiento.

Pistas Cruzadas - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora