Capítulo 34: Un Sueño Cumplido

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El sol brillaba intensamente sobre el Circuito de Barcelona-Catalunya, llenando el aire de una energía palpable que hacía vibrar cada rincón del lugar. El rugido de los motores resonaba como una sinfonía de potencia y velocidad, mientras los aficionados llenaban las gradas, ondeando banderas de colores y coreando nombres con una pasión que solo el deporte podía generar. Para Emma, esta no era solo otra carrera; era una oportunidad única para demostrar su valía en su pista local, delante de su gente. Había soñado con este momento desde niña, cuando asistía con su padre a ver a sus ídolos correr. Ahora, era su turno de brillar.

El garaje estaba lleno de actividad frenética, con el equipo técnico ultimando los detalles antes de la carrera. Emma se encontraba revisando meticulosamente su coche junto a Julián, su ingeniero jefe, y el resto del equipo. Cada ajuste, cada pequeña calibración importaba. El coche estaba a punto, y lo mismo podía decirse de Emma. En la mesa de herramientas, su nuevo casco brillaba bajo las luces fluorescentes del garaje. Era más que un simple equipo de seguridad; era una pieza de arte dedicada a su amiga y mayor inspiración, Alexia. El diseño era una mezcla de los colores azulgrana del FC Barcelona y el número 11, un homenaje a la futbolista que tanto significaba para ella.

Julián, con su habitual actitud calmada pero enérgica, se acercó a Emma y le dio una palmada en el hombro.

—Este es el día, Emma. Estás lista. Lo has preparado todo para esto —dijo con una confianza que reflejaba el esfuerzo de todo el equipo.

Emma asintió, sintiendo la adrenalina correr por sus venas como un torrente imparable. Debajo de su mono de piloto llevaba una camiseta del FC Barcelona con el número 11 de Alexia, un amuleto de la suerte y un recordatorio constante de lo que la motivaba. Hoy, no solo competía por ella misma o por su equipo, sino también por Alexia y todo lo que habían compartido a lo largo de los años.

Mientras tanto, Alexia estaba en las gradas, rodeada de fanáticos que la reconocían y la saludaban con emoción. Vestida con la camiseta del equipo de Emma, su presencia no pasaba desapercibida. Cada vez que Emma pasaba por la pista durante las vueltas de calentamiento, Alexia no podía evitar sentir una mezcla de nervios y orgullo. Se colocó bien la gorra para evitar los destellos del sol y se concentró en la carrera que estaba por comenzar. Sabía mejor que nadie lo que esta competición significaba para Emma; había sido testigo de cada sacrificio, cada entrenamiento extenuante y cada momento de duda.

El sonido de los motores rugiendo a su máxima capacidad llenó el aire, y los semáforos se apagaron, dando inicio a la carrera. Emma arrancó con fuerza, posicionándose rápidamente en el grupo de cabeza. Cada curva era un desafío y cada recta una oportunidad para ganar terreno. La precisión de sus movimientos era impecable, fruto de años de dedicación y una concentración inquebrantable.

Desde las gradas, Alexia seguía cada giro con una intensidad casi dolorosa. Sus ojos estaban fijos en Emma, siguiendo sus maniobras como si cada una de ellas fuera una extensión de sus propios pensamientos. Recordó todas las veces que Emma había hablado de lo importante que era esta pista para ella, cómo había sido su escenario de sueños y aspiraciones desde la infancia. Para Alexia, verla competir aquí era como ver a una amiga conquistar sus fantasmas y convertirlos en aliados.

—Vamos, Emma, tú puedes —murmuró para sí misma, con los puños cerrados y el corazón latiendo a un ritmo vertiginoso.

A medida que la carrera avanzaba, la competencia se volvía cada vez más feroz. Los pilotos rivales no iban a ceder ni un centímetro sin luchar. Cada adelantamiento era una batalla estratégica y cada curva, un campo de guerra donde la precisión y el coraje se ponían a prueba. Emma se enfrentaba a un rival particularmente agresivo que intentó adelantarla en una curva cerrada, empujándola al límite de la pista. Fue un momento crítico que exigió una reacción rápida y milimétrica.

Pistas Cruzadas - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora