57. La Bebé Annie

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- Es un feliz y saludable embarazo, no hay de que preocuparse. ¡Felicidades!

- Muchas Gracias doctora.

- Los dejaré solos.

- Nosotros también nos retiramos primos.

- Está bien Jaeth, nos vemos en la casa.

Santiago y yo salimos de aquel cuarto del hospital. Siento que algo anda mal, no por la bebé sino porque Piethro tiene cara de preocupación muy notoria, supongo que luego hablaré con él.

- oh... Hola Kelly...

Aghhhh. Otra vez esa Kelly ¿Por qué lo llama?. ¡Me irrita tanto!. Confío en Santiago pero no en esa rubia oxigenada operada.

- ¿en serio? Bueno se lo diré. Cuídate un beso.

¿un beso?. Maldito mentiroso. - ¿pasó algo Santi?

- Jaeth, Kelly quiere que la acompañes en un día de ¿chicas?.

¿qué? La rubia oxigenada... ¿invitándome en un día de chicas?. Obviamente no tengo intención de ir. Lo rechazaré obviamente, no hay nada que me haga cambiar de opinión. Yo hago lo que quiero ¡hum!

- eh... Santiago...

- Me gustaría que fueras Jaeth, así te darás cuenta de lo linda que es y bueno eso me da tiempo para terminar algunas cosas.

- pero Santiago...

- ¿lo harías por mí? En verdad quiero que sean amigas.

No puede ser - ah... esta bien Santi, sólo por está vez.

- jaja genial, vamos te llevaré.

...

- ¡Jaeth! ¿Cómo estas corazón? - dice mientras me abraza la antipática rubia.

- Hola Kelly.

- ven amiga mia, vamos a pasear por las boutiques de Londres.

- Estarás bien Jaeth, sé que se divertirán.

- Desde luego. Tranquilo Santiago, yo te la cuido. - ambos se dan una sonrisa.

- Cuídate Jaeth. - sólo me dice eso para marcharse pero lo detengo a lo que me mira sorprendido.

- cuídate Santi - me hago de puntas para poder darle un dulce beso en la mejilla. Noto que Santiago esta sorprendido pero feliz y la odiasa de Kelly se encuentra mordiéndose el labio.

- vamos Jaeth. - dice kelly.

Es extraño. De niños Santiago siempre fue cariñoso, debería tenerme la misma confianza que antes. Digo hemos cambiado pero... yo lo quiero, aunque tal vez esté algo confundida.

- Jaeth planeaba ir a comprar ropa pero mejor vamos por un café. Vamos - dice mientras me jala del brazo con mucha fuerza.

Al llegar nos sentamos rápidamente y ella ordena por las dos.

- Bueno ya estamos aquí... - digo con incomodidad.

- si, por fin. Así que a poner las cosas en claro. - el tono de su voz cambia. - Aléjate de Santiago.

- ¿disculpa?

- supongo que debes de haberte dado cuenta que amo a Santiago. No pienso compartirlo o dartelo.

- Él no es una cosa.

- Todo estaba bien antes de que regresaras a su vida. Él me hablo de ti unas cuantas veces y siempre oí mucha nostalgia en sus palabras. No quiero verlo infeliz y sé que sólo conmigo puede ser feliz. Él ya me ha rechazado una vez por tí, no dejaré que suceda de nuevo.

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