90. Recién Casados

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La boda fue hermosa. Al cabo de la ceremonia todos nos dirigimos a la recepción dónde bailamos, comimos, cante algunas canciones dedicadas a Santiago, algunos tomaron más de la cuenta pero todos se divirtieron y lo importante es que Santiago y yo somos y seremos felices para siempre.

- Mi amor tengo que ir a la editorial. Regreso en seguida.

- Claro.

- Te amo.

- Yo también te amo.

¡wooooo! No puedo creerlo. Por fin soy la señora Köfman. Suena raro, pero estoy feliz.

Ding Dong...

- ¿Hola?

- Jaeth soy Domink.

- ¡oh! - abro de inmediato - Hola, pasa.

- Gracias. Por cierto esto es para ti.

- Oh Gracias.

- De nada, digamos que es un segundo regalo de bodas.

- Muchas Gracias.

Preparó un té y nos sentamos en la sala para poder charlar.

- Dime Jaeth ¿que se siente ser una señora?

- Mientras sea la señora Köfman, no se siente mal. - reímos.

- ¿Y cuánto tiempo se irán?

- Sólo dos semanas. Tenemos mucho trabajo por hacer. - hago un puchero.

- Si pero por lo menos sabes que yo me encargaré de todo.

- Gracias Dominik.

- que thriller que Dereck se aparezca de la nada.

- Si... Dominik no quiero volver a tocar ese tema nunca más. Para mi esa persona no existe.

- Está bien. ¿de quien hablamos?

- exacto. - sonreímos.

- ¿Hola?

- ¡Hey Santiago!

- Hola Dominik. ¿Cómo estás?

- pues aquí cuadrando algunas fechas.

- oh...

- Tranquilo, ya le explique a Dominik que nos iremos sólo por dos semanas. No va a interferir en nada.

- eso me alegra - dice Santiago abrazandome por la cintura.

- Bueno recién casados los dejo para que empaquen.

- Espera, vamos a cenar. Nosotros nos vamos mañana.

- Si, es una buena idea. Podemos ir con todos los chicos, mi primo y su familia y con Sarah y Little Dominik.

- Si, sería estupendo. Además ustedes se van mañana. Seria una despedida.

- Pues entonces vamos, llamaremos al resto en el camino.

- ¡Vamos!

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