69. Acariciame

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- ¿segura sobre eso?.

- Si.

- Entonces... ¿te quedarás todo el fin de semana?

- Fue un trato entre Santiago y yo. - chocamos las manos.

- Voy a matarte - me mira Jaeth con desprecio infantil. Es muy graciosa.

- Bueno hermanitos yo me voy. Papá y mamá tardarán el fin de semana también así que por favor no se lo digan y ustedes tranquilos.

- Claro Jime, gracias. - le digo empujandola levemente a la salida.

- Cuídate hermanita. - la abraza Jaeth.

Despedimos a Jime y nos aseguramos que nos confirme cuando llegue a casa de su amiga con quien pasará el fin de semana.

Noto a Jaeth algo preocupada, es lógico es su hermana pero trataré de calmar, se que Jime estará bien.

- Tranquila Jaeth, ella estará bien.

- Debimos llevarla.

- Jaeth, te aseguro que ella conoce mejor que nosotros estas calles. Ya esta grande.

- Ya lo sé. Bueno... a esperar a que llame entonces. ¿que quieres hacer? Aún es temprano.

- cocinar. Muero de hambre ¿tú no? ¿que desea comer mi princesa, la más linda del reino de mi corazón?

- no seas tan meloso Santiago.

A su respuesta simplemente le saco la lengua para luego hacerle cosquillas. Sé que ella se poner nerviosa cuando me pongo "meloso" pero ya se acostumbrará.

- Bueno Jaeth, que quieres comer.

- Spaghetti. En verdad quiero Spaghetti.

- Pues haré Spaghetti.

- ¿seguro que quieres hacerlo? Podemos...

La interrumpo dándole un beso, me aparto unos centímetros para poder conversar.

- no tengo ganas de salir hoy. Tú vas a ayudarme.

- ¡Santiago! No quiero - hace un puchero.

- vamos... - le tiró muy suave cito de un mechón pequeño del cabello - es hora que aprendas a cocinar. Algún día lo harás para mí, si es que enfermo.

- Está bien Santiago. Le pondré veneno para que te mueras más rápido si te enfermas - susurra lo último pero logró oírla así que continuo con las cosquillas.

...

- Spaghetti en casa. Ves te dije que no sería tan difícil.

- Si bueno, que quieres que diga... eres un estupendo cocinero.

- Gracias amor. - le respondo dándole un beso en la mejilla.

Ring ring...

- Oh! Creo que es Fiorella. ¿crees que haya pasado algo?

- realmente espero que no, por tú prima y nuestra casa. Aunque mi novia es la que para incendiando casas.

- mejor voy a contestar.

¿que habrá pasado? Espero no tenga nada que ver con cierto chico. No debería de importarle a Fiorella ni a Jaeth.

- ¿sucedió algo amor?

- bueno... creo que tendremos que regresar antes de lo previsto.

- ¿porqué? ¿Estas bien?.

- Santiago... - dice Jaeth mientras me da un beso en la frente. - Dereck sabe toda nuestra historia y a estado yendo a tu casa a preguntar cosas durante esta última semana y sé que él se toma las cosas a la ligera pero igual me preocupa que

- ¿qué? ¿Que le pueda pasar algo? A él no le importó hacerte daño.

- yo no soy como él. Santiago se que te molesta pero

- ¡pero no puedes evitar preocuparte por él! Ok. Lo entiendo. Si quieres regresar, regresaremos.

- Santiago.

- ¿qué pasó con todo lo que dijiste ayer se va al tacho?

- ¡oye! Te atreves a dudar de lo que te dije. Todo eso es cierto pero obviamente no lo sientes. Además ¿tú no te preocupas por Kelly? Y no vayas a decir que no es lo mismo porque ok, no tuvieron ninguna relación pero se que pasaron cosas y además vendría a ser lo mismo. Yo trato de no tener nada que ver con Dereck pero tú en cambio si puedes hablar con la señorita perfecta que no te da problemas.

- Jaeth, esta bien. Lo siento pero yo no estoy interesado en ella y nunca lo estuve, esa es la diferencia. Es todo, no quiero discutir, voy a dormir y mañana cambio la fecha de los boletos.

- Santiago...

...

Sé que no debí hablarle así y es normal que se preocupe, después de todo también lo quiso. Será mejor que me disculpe luego, es sólo que tengo miedo. Siento que lo quiere más a él que a mí.

- Mejor descanso un rato.

...

- Hola amor.

- ¿Jaeth?

Despierto y encuentro a mi novia encima mío, abrazandome. Obviamente me gusta pero no entiendo nada.

- Escucha, regresaremos de acuerdo a lo planeado. Me quedaré aquí contigo y mi familia el resto de la semana.

- ¿qué? Pero... Jaeth, lo siento. Sé que no debí decirte esas cosas pero no tienes porque hacer lo que yo...

- Lo hago porque no quiero perderte y tengo miedo que al regresar, ya no me quieras más.

- hey, eso jamás va a pasar. Te quiero.

- Yo también.

Sellamos todo lo dicho con un beso que se torna largo. Intento separarme pero Jaeth me lo impide continuando el beso. Esto es peligroso.

- Jaeth. Espera.

- ¿qué sucede?

- Estamos solos y sabes que respeto a tus padres y a tí pero sigo siendo hombre y si seguimos así yo no voy a poder controlarme.

- No quiero que te controles más. Quiero que me acaricies.

- Jaeth ¿estás segura? - nuestra conversación se torna a susurro.

- pues, ya estoy encima tuyo.

- oye...

- Sólo estoy segura si eres tú.

Jaeth me besa. Sus besos son muy tiernos y cálidos. Tengo una mano en su nuca y la otra la deslizo por toda su espalda, caderas hasta llegar a una parte de su cuerpo que espero sólo yo haber tocado. La presiono fuertemente y pronto mi otra mano baja también para poder alzarla y sentarla sobre mi.

Jaeth me quita el polo y se acerca a mi. Le also la blusa lentamente hasta llegar al broche que sostiene sus pechos. Lo desabrocho y junto con su blusa se la quito. Se avergüenza un poco así que le doy un beso en la frente.

- Nunca te haría daño Jaeth.

Nos miramos por un momento y luego nos enredamos con las sábanas. De pronto su falda cae al suelo y mi pantalón desaparece.

- Espera Jaeth, todavía no quiero hijos. Ya esta.

Ella se ruboriza, se ve tan linda.

No puedo aguantar más, así que colocó a Jaeth debajo mío. Acaricio sus suaves labios para luego implantarlo un beso. Mi mano recorre sus pechos; son muy suaves, bajo hasta su cintura. Recorro su cuello con besos y viene la primera embestida. Trato de ser muy sensible con ella, no quiero lastimar, trato de hacerlo lento, viene la segunda y con esta la tercera. En ése momento siento algo extraño, como si algo se rompiera. Estoy demasiado feliz.

Continuo besandola, abrazandola y con cada embestida ella se aferra más a mi, haciendo que aumente la temperatura de nuestros cuerpos que ahora son una danza.

NO DIGAS ADIÓSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora