Capítulo 11

10 3 0
                                    


Kai despertó en medio de la noche, su cuerpo envuelto en una sensación de sofoco. El peso de los acontecimientos recientes todavía lo aplastaba, haciendo difícil respirar. El beso con Ethan, aunque había sido una liberación momentánea, también desataba nuevas tormentas en su interior. Rain no estaba dispuesto a quedarse en las sombras, y Kai lo sabía.

Las luces de la ciudad parpadeaban a través de las cortinas de la habitación. Ethan, que había estado durmiendo a su lado, se revolvía inquieto, como si también sintiera el caos interno de Kai. Durante un largo rato, Kai se quedó observando el perfil de Ethan a la luz tenue de la luna. Su respiración profunda y tranquila contrastaba con el caos emocional que latía en el pecho de Kai.

No podía dormir. Su mente estaba atrapada en un bucle de pensamientos sobre lo que había ocurrido, sobre la intensidad de sus emociones y, sobre todo, sobre el peligro que suponía. Rain no era solo una amenaza para él, sino también para Ethan. ¿Cómo podría permitir que Ethan se acercara tanto, sabiendo que en cualquier momento podría perder el control?

Lentamente, Kai se levantó de la cama, cuidando de no despertar a Ethan. El aire fresco de la noche lo recibió cuando salió al balcón del apartamento. Se abrazó a sí mismo, intentando calmar los temblores que lo recorrían. Las luces distantes de la ciudad parecían aún más distantes que nunca.

Estaba asustado.

No era solo el miedo a lo que Rain podía hacer. Era el miedo a lo que él mismo podía hacer si perdía el control. Porque, en el fondo, había una parte de él que no quería luchar más. Una parte de él que se sentía atraída por la oscuridad, que deseaba ceder. Ceder a Rain. Ceder al caos.

—No puedes huir de mí, Kai. —La voz profunda y burlona resonó en su mente, y Kai supo al instante que Rain estaba ahí, observándolo desde lo más profundo de su ser—. ¿Por qué finges que puedes resistir? Sabes que al final siempre vuelvo.

Kai apretó los puños, intentando bloquear la voz, pero la presencia de Rain era tan palpable como siempre. Lo sentía arrastrándose por su mente, hurgando en sus emociones más oscuras, alimentándose de su miedo.

—No te necesito, Rain —susurró Kai entre dientes, mirando al horizonte—. No eres real.

—Oh, soy más real de lo que crees, Kai —respondió Rain, su tono lleno de una arrogancia peligrosa—. ¿Acaso crees que tu querido Ethan puede salvarte? No seas ingenuo. Sabes que, tarde o temprano, me dejarás entrar de nuevo. Y esta vez, no me detendré.

Kai cerró los ojos con fuerza, intentando contener las lágrimas. Sabía que Rain tenía razón en parte. Había momentos en los que se sentía tan agotado, tan roto, que dejar que Rain tomara el control parecía lo más fácil. Pero entonces pensaba en Ethan, en la calidez de sus abrazos, en la forma en que lo miraba, no con lástima, sino con una determinación que lo hacía sentir más fuerte. Ethan creía en él, aunque Kai no creyera en sí mismo.

—No voy a ceder, Rain —susurró finalmente, abriendo los ojos—. No esta vez.

Justo en ese momento, sintió una mano cálida sobre su hombro. Se giró bruscamente, solo para encontrarse con la mirada preocupada de Ethan. Estaba descalzo, con el cabello revuelto por el sueño, y sin embargo, en sus ojos había una comprensión profunda, como si supiera exactamente lo que Kai estaba enfrentando en ese instante.

—¿Estás bien? —preguntó Ethan suavemente, su mano aún en el hombro de Kai, transmitiéndole una seguridad silenciosa.

Kai asintió lentamente, aunque sabía que esa era una mentira a medias.

—No podía dormir —murmuró, evitando la mirada de Ethan—. Demasiadas cosas en mi cabeza.

Ethan lo miró con atención, como si estuviera tratando de leer algo más allá de las palabras de Kai. Finalmente, asintió y lo atrajo hacia él, abrazándolo con fuerza. Kai se dejó llevar, hundiendo su rostro en el pecho de Ethan, sintiendo su calor, su estabilidad. La sensación de ser sostenido de esa manera era algo a lo que no estaba acostumbrado, y sin embargo, lo deseaba tanto.

—No tienes que enfrentarlo solo, Kai —susurró Ethan cerca de su oído—. No importa lo que Rain intente hacer, no voy a dejar que te pierdas en él.

Kai levantó la vista, sus ojos encontrándose con los de Ethan. La intensidad de su mirada lo desarmó. Era como si Ethan pudiera ver todo, cada rincón oscuro de su alma, y aún así, no retrocedía.

—Ethan... —empezó a decir, su voz temblorosa—. No soy lo que tú crees. Soy... complicado. No quiero hacerte daño.

Ethan sonrió levemente, acariciando el rostro de Kai con sus dedos.

—Ya lo sé, Kai. Eres complicado. Pero todos lo somos de alguna manera. No voy a salir corriendo porque las cosas se pongan difíciles.

Kai sintió cómo sus defensas se desmoronaban un poco más con cada palabra de Ethan. Había pasado tanto tiempo construyendo barreras alrededor de sí mismo, manteniendo a la gente a distancia por miedo a que descubrieran su oscuridad. Pero Ethan no solo había derribado esas barreras, sino que se había quedado, a pesar de todo.

—No sé si puedo ser lo que necesitas —admitió Kai, su voz apenas un susurro—. No sé si puedo ser alguien normal.

Ethan lo miró fijamente, su mano ahora acariciando suavemente el cabello de Kai.

—No quiero que seas normal, Kai. Quiero que seas tú. Y juntos, vamos a enfrentar lo que sea que venga.

Kai cerró los ojos, dejándose llevar por el momento. Sabía que el camino no sería fácil, que Rain seguía siendo una amenaza real. Pero por primera vez, se permitió creer que tal vez, solo tal vez, no estaba tan solo en esta lucha.

Y mientras el viento de la noche los envolvía, Kai se aferró a Ethan, sabiendo que, aunque Rain seguía acechando, al menos por ahora, había un lugar donde podía encontrar paz. Y ese lugar estaba en los brazos de Ethan.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora