Capítulo 43

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El silencio que siguió a la partida de Dylan era denso y cargado. Los murmullos de la fiesta se reanudaron, pero Ethan apenas los escuchaba. Sus manos temblaban ligeramente, y no pudo evitar sentir cómo la ansiedad que había tratado de contener empezaba a filtrarse. Se sentía como si acabara de escapar de una jaula que llevaba años encerrándolo, pero las cicatrices seguían presentes, latentes.

Kai no dijo nada. Sabía que no había necesidad de palabras en ese momento. Simplemente permaneció a su lado, su mano cálida y reconfortante en el hombro de Ethan, anclándolo a la realidad.

—¿Estás bien? —preguntó finalmente, con esa suavidad que Ethan comenzaba a asociar tanto con él.

Ethan asintió lentamente, aunque por dentro sentía una confusión profunda. Era como si una parte de él aún estuviera atrapada en el pasado, incapaz de liberarse del todo.

—Lo estoy... pero siento que esto no ha terminado —respondió Ethan, su voz apenas un susurro. Sus ojos seguían escaneando el salón, buscando alguna señal de Dylan, aunque sabía que ya no estaba a la vista.

—Dylan no es alguien que se rinda tan fácilmente. Pero esta vez no estás solo. —Kai lo miró directamente a los ojos, con una intensidad que hizo que Ethan se sintiera más expuesto que nunca—. Estoy aquí. No importa lo que él intente.

Ethan lo miró, sorprendido por la fuerza en las palabras de Kai. Era cierto. Durante demasiado tiempo había enfrentado a Dylan solo, creyendo que tenía que soportar todo por su cuenta. Pero ahora, con Kai a su lado, se daba cuenta de que ya no era necesario cargar con todo el peso.

—Gracias —dijo, con sinceridad.

Kai sonrió, esa sonrisa genuina y cálida que siempre lograba tranquilizar a Ethan. Pero antes de que pudieran decir más, una figura familiar se les acercó. Era una mujer de cabello oscuro y mirada calculadora, alguien a quien Ethan no reconocía, pero que parecía conocerlos bien.

—Ah, los dos protagonistas de la noche. Qué conmovedor —dijo la mujer con una voz que goteaba sarcasmo.

Ethan frunció el ceño, sin entender quién era o qué quería.

—¿Nos conocemos? —preguntó, intentando mantener la calma.

La mujer sonrió de una manera que no alcanzaba sus ojos.

—Lamentablemente, no. Pero conozco a Dylan. Y sé todo lo que ha sucedido entre ustedes dos.

El corazón de Ethan se detuvo por un segundo. ¿Quién era ella y cómo podía saber tanto?

—No me interesa lo que sepas de Dylan —dijo Ethan con firmeza, intentando mantener su control—. Lo que pasó entre nosotros es cosa del pasado.

La mujer soltó una risa breve.

—¿De verdad crees que puedes simplemente dejar todo atrás? —preguntó, con una mirada que estaba cargada de condescendencia—. Dylan no dejará que te vayas tan fácilmente. Hay muchas cosas que aún no has descubierto.

Kai dio un paso hacia adelante, colocando su cuerpo entre Ethan y la mujer.

—Ya basta —dijo, su voz fría y cortante—. Si tienes algo que decir, dilo claramente, o vete.

La mujer lo miró con desdén, pero no retrocedió.

—Dylan no es lo que parece. Y si Ethan cree que ha escapado, está muy equivocado. Pero ya lo descubrirán por ustedes mismos.

Con esas palabras, se dio la vuelta y desapareció entre la multitud, dejándolos con más preguntas que respuestas.

Ethan sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué, justo cuando pensaba que estaba recuperando el control, algo más surgía para enredarlo de nuevo?

—No confíes en lo que dice —dijo Kai, su voz firme pero calmada—. Es probable que solo esté tratando de sembrar dudas.

Ethan asintió, aunque las palabras de la mujer seguían resonando en su mente. ¿Qué podría haber aún que no supiera? ¿Y por qué Dylan no lo había dejado en paz?

—No puedo seguir con esto —dijo Ethan finalmente, dejando escapar el aliento que no sabía que estaba conteniendo—. Necesito respuestas. No puedo vivir con la incertidumbre de qué es lo que realmente está ocurriendo.

Kai lo miró seriamente, como si estuviera considerando sus palabras. Finalmente, asintió.

—Si eso es lo que necesitas, entonces averiguaremos la verdad. Pero no lo haremos al estilo de Dylan. Lo haremos de manera que tú sigas siendo quien eres, sin caer en su juego.

Ethan lo miró, agradecido. Kai siempre sabía qué decir, cómo calmarlo cuando las cosas se volvían demasiado difíciles.

—Gracias —dijo nuevamente, aunque las palabras parecían insuficientes para expresar lo que realmente sentía—. No sé qué haría sin ti.

Kai sonrió suavemente, pero había algo más en sus ojos esta vez. Algo que Ethan no pudo descifrar del todo. Una mezcla de preocupación y algo más profundo.

—No tienes que agradecerme. Estoy aquí porque quiero estarlo.

Ethan lo miró a los ojos y por un segundo, sintió que todo lo demás desaparecía. El caos de la fiesta, los murmullos de la gente, incluso la sombra persistente de Dylan. Solo quedaban ellos dos, mirándose con una intensidad que hacía que el mundo se detuviera.

—Kai, yo... —comenzó Ethan, pero no pudo continuar. Las palabras que quería decir se enredaron en su garganta, demasiado grandes para salir.

Kai no dijo nada, pero se acercó un poco más, lo suficiente como para que Ethan sintiera el calor de su cuerpo a través de la ropa. La cercanía era abrumadora, y por un momento, Ethan pensó que Kai iba a inclinarse hacia él, que lo iba a besar. Pero, en lugar de eso, Kai solo levantó una mano y la apoyó suavemente en la mejilla de Ethan, su tacto cálido y tranquilizador.

—No tienes que decir nada —susurró Kai, su voz tan suave que casi se la llevó el murmullo de la fiesta—. Solo sigue adelante. Estoy contigo.

Ethan cerró los ojos, dejando que el momento se quedara grabado en su mente.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora