Capítulo 8

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El apartamento estaba envuelto en un silencio inquietante. Kai seguía sentado en el sofá, mientras Ethan se movía nerviosamente por la sala, procesando la información que Kai acababa de compartir. Los secretos de las últimas semanas, los misterios que envolvían a Rain, ahora cobraban más sentido, pero al mismo tiempo hacían que la situación fuera mucho más peligrosa de lo que Ethan había imaginado. Kai, vulnerable, roto por dentro, había abierto una puerta que no se podía cerrar.

—¿Y si él... si Rain toma el control de nuevo? —preguntó Kai, rompiendo el silencio con su voz temblorosa—. ¿Y si me destruye por completo?

Ethan se detuvo y lo miró fijamente, su corazón latiendo con fuerza. El miedo que veía en los ojos de Kai le resultaba devastador. No era solo miedo de lo que Rain podría hacerle a los demás, sino el temor profundo de perderse a sí mismo.

—Kai, no voy a permitir que eso pase —respondió Ethan con determinación—. No vamos a dejar que te consuma.

Kai lo miró, esbozando una sonrisa amarga.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? No sabes lo que es vivir con esto. Es como si estuviera atrapado en mi propio cuerpo, viendo cómo otra persona lo maneja... y no puedo hacer nada para detenerlo.

Ethan sintió un nudo en la garganta al escuchar eso. No sabía cómo era, es cierto, pero podía ver la lucha interna de Kai. Sabía que la oscuridad que Kai enfrentaba era real, y eso lo hacía aún más decidido a ayudarlo.

—Entonces, vamos a enfrentarlo juntos —dijo, acercándose a él y sentándose a su lado—. Kai, sé que todo esto es aterrador, pero no tienes que luchar solo. Yo estaré aquí. Siempre.

Kai bajó la cabeza, sus hombros temblando ligeramente, como si estuviera luchando por mantener la compostura. Los recuerdos de lo que había hecho bajo el control de Rain eran demasiado dolorosos para compartir, pero saber que Ethan estaba dispuesto a quedarse, a pesar de todo, le daba una pequeña chispa de esperanza.

—Ethan... —Kai levantó la vista, sus ojos brillando con lágrimas contenidas—. No soy una buena persona.

Ethan tomó una de las manos de Kai con suavidad, pero firme.

—No vuelvas a decir eso. No eres malo, Kai. Lo que te pasa no es tu culpa, y no tienes por qué cargar con ese peso solo.

Kai lo miró en silencio durante lo que pareció una eternidad. Nadie le había dicho eso antes, nadie lo había visto de esa manera. Siempre había sentido que era un monstruo, alguien peligroso que debía mantenerse alejado de los demás para no causar más daño. Pero ahora, frente a Ethan, las palabras de condena que se decía a sí mismo parecían menos sólidas.

—Ethan, yo... —Kai comenzó a hablar, pero su voz se quebró. En lugar de terminar la frase, simplemente apretó la mano de Ethan, como si ese simple gesto fuera su única manera de agradecerle.

El teléfono de Ethan vibró en su bolsillo, rompiendo el momento. Sacó el dispositivo y vio un mensaje de su supervisor en la clínica. Tenía que volver para una reunión importante. Ethan suspiró con frustración, odiando tener que irse justo ahora, cuando Kai más lo necesitaba.

—Tengo que ir a la clínica —dijo con pesar—. Pero prometo que estaré de vuelta pronto.

Kai asintió, aunque la decepción en sus ojos era evidente.

—Está bien. No te preocupes por mí. Yo... trataré de mantenerme ocupado.

Ethan no quería irse, pero no tenía otra opción. Se levantó y, antes de salir, se inclinó ligeramente hacia Kai, colocando una mano en su mejilla.

—Por favor, prométeme que no harás nada imprudente —dijo en voz baja, con la esperanza de que sus palabras llegaran a la parte de Kai que aún estaba luchando por no dejarse arrastrar por la tormenta interna.

Kai cerró los ojos ante el toque de Ethan, su piel sintiendo una calidez que hacía mucho no experimentaba. Asintió lentamente.

—Lo prometo —murmuró.

Ethan salió del apartamento con el corazón en la garganta. Sabía que dejar a Kai solo no era lo ideal, pero confiaba en que su promesa lo mantendría a salvo, al menos por unas horas.

Horas más tarde...

Kai caminaba por el apartamento vacío, intentando distraerse, pero su mente seguía regresando a Rain. Era como una sombra que lo acechaba, esperando el momento perfecto para tomar el control. Aunque Ethan le había dado esperanzas, no podía evitar sentir que estaba perdiendo la batalla.

Se miró al espejo del baño, buscando alguna señal de sí mismo en sus propios ojos. Pero lo que vio fue algo distinto. Algo más oscuro. La voz de Rain comenzó a susurrar en su mente, suave pero implacable.

"¿Realmente crees que puedes ganarme, Kai? Eres débil. Siempre lo has sido. No puedes escapar de mí."

Kai cerró los ojos con fuerza, agarrando los bordes del lavabo. Las palabras de Rain eran veneno para su alma, erosionando cada gramo de fuerza que tenía.

"No importa cuánto lo intentes. No puedes proteger a Ethan de mí. Al final, lo lastimaré también."

—¡Cállate! —gritó Kai, abriendo los ojos bruscamente.

Su reflejo lo miraba con una expresión desconocida, casi burlona. Kai respiraba con dificultad, sintiendo como si estuviera al borde de un colapso. Se apartó del espejo rápidamente, temiendo lo que podría suceder si seguía mirándose a sí mismo.

Sabía que estaba al límite.

Desesperado, salió del baño y tomó su teléfono. Necesitaba hablar con Ethan, necesitaba escuchar su voz. Pero justo cuando iba a marcar, recibió un mensaje de Rain.

"Ya es demasiado tarde, Kai. Me toca a mí."

Kai sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Sus manos comenzaron a temblar, su visión se nublaba. Intentó resistir, pero era inútil. Rain estaba tomando el control.

La última imagen que tuvo antes de que todo se volviera oscuro fue la de Ethan, sonriendo. Pero ahora, esa imagen se desvanecía, reemplazada por la tormenta de caos que Rain traía consigo.

Y en ese instante, Kai desapareció.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora