La mañana comenzó con un aire pesado de incertidumbre. Ethan, Lucy y Kai sabían que tenían poco tiempo antes de que Shaw o Kellerman hicieran su siguiente movimiento. El refugio que habían encontrado no era más que un respiro temporal en una guerra que se intensificaba con cada paso que daban. La traición de Shaw seguía presente en la mente de todos, y la sensación de peligro era casi palpable.
Lucy, después de una noche de trabajo incansable, logró desencriptar más archivos del disco duro. Los documentos contenían una red de transacciones, cuentas bancarias y movimientos que conectaban a Shaw y Kellerman directamente con una operación mucho más grande de lo que jamás imaginaron. La única pieza faltante era cómo desmantelar el entramado sin quedar atrapados ellos mismos.
Ethan estaba sentado junto a la ventana, observando el amanecer con una expresión grave. Sus pensamientos iban y venían entre la venganza y la estrategia. Shaw lo había traicionado, sí, pero también era un peón en un tablero controlado por jugadores más poderosos. Su furia debía esperar.
—¿Qué encontramos anoche? —preguntó sin apartar la vista del horizonte.
Lucy suspiró, sus ojos aún cansados por la falta de sueño.
—Esto va mucho más allá de Shaw. Kellerman ha estado utilizando su bufete de abogados para lavar dinero desde hace años, ocultando todas las conexiones con organizaciones criminales a nivel global. Shaw es solo su ejecutor. Aaron no es la mente maestra, pero está protegido por esta red.
Kai, sentado a la mesa, tamborileaba los dedos con impaciencia. Sabía que estaban en un punto crítico. Cualquier movimiento en falso podría costarles la vida.
—Entonces, ¿cuál es el plan? No podemos simplemente exponerlos sin pruebas contundentes. Y si Kellerman está detrás de esto, tiene todos los recursos para aplastarnos antes de que podamos hacer algo.
Ethan se levantó de su asiento, finalmente volviéndose hacia el grupo. La determinación en su rostro era clara, pero también había algo más. Una decisión tomada en silencio.
—No vamos a exponerlos... todavía. Necesitamos encontrar una manera de separar a Shaw de Kellerman. Si logramos eso, debilitaremos su control sobre Aaron y sobre toda la operación. Shaw es ambicioso, y si creemos lo que sabemos sobre él, no le gusta ser un peón.
Lucy frunció el ceño, su mirada fija en Ethan.
—¿Estás diciendo que vas a intentar negociar con Shaw? Después de lo que hizo...
Ethan asintió, interrumpiéndola.
—Sí. Sé que es arriesgado, pero Shaw tiene algo que Kellerman no tiene: lealtad a su propio beneficio. Si le damos una salida que lo beneficie más que trabajar con Kellerman, podríamos voltear la situación a nuestro favor.
Kai se levantó, inquieto por la idea.
—Eso suena suicida. Shaw no es del tipo que se deja manipular tan fácilmente. Si sospecha algo, nos matará sin pensarlo dos veces.
Ethan lo miró directamente, sus ojos oscuros y llenos de convicción.
—Lo sé. Pero si vamos a detener esta operación, necesitamos a Shaw de nuestro lado, al menos temporalmente. Él es la clave para derrumbar a Kellerman desde dentro. Nadie conoce sus debilidades como él.
Lucy se mordió el labio, sopesando las opciones. Era una jugada peligrosa, pero tal vez la única opción viable.
—De acuerdo, si vamos a hacerlo, necesitamos tener algo sobre Shaw que lo obligue a aceptar nuestra oferta. ¿Qué tenemos que él realmente quiera?
Ethan sonrió, aunque su sonrisa no era precisamente reconfortante.
—Su libertad. Sabemos lo suficiente para hundirlo. Pero también podemos ofrecerle una salida. Si trabaja con nosotros, podría sobrevivir. Si no... será otra víctima en esta guerra.
Kai soltó un suspiro profundo.
—Entonces, ¿cuál es el siguiente paso? ¿Llamarlo e invitarlo a tomar un café?
Ethan negó con la cabeza.
—No. Shaw no vendrá a nosotros. Vamos a ir a él, en su terreno. Necesitamos que entienda que no somos sus enemigos... por ahora.
Lucy cerró el portátil y se levantó, lista para lo que venía.
—Entonces será mejor que nos movamos rápido. No tenemos mucho tiempo antes de que se den cuenta de que estamos un paso por delante.
El grupo recogió sus pertenencias rápidamente, sabiendo que estaban adentrándose en territorio peligroso. Shaw no era alguien con quien se pudiera jugar, pero si lograban inclinar la balanza a su favor, tal vez podrían desmantelar todo el imperio que Kellerman había construido.
Una hora más tarde, estaban en camino a una de las casas de seguridad de Shaw, un lugar que Ethan había identificado en los archivos de Lucy. Era un almacén en los suburbios de la ciudad, bien oculto de las miradas curiosas, pero lo suficientemente accesible para una retirada rápida si las cosas se ponían feas.
Kai conducía, mientras Ethan revisaba las armas que habían llevado, asegurándose de que todo estuviera en su lugar. Lucy, por su parte, revisaba nuevamente los archivos en el portátil, buscando cualquier pista adicional que pudiera usar en la negociación.
—¿Estás seguro de esto, Ethan? —preguntó Kai, rompiendo el silencio mientras se acercaban al destino—. Porque si Shaw sospecha de nosotros, no habrá vuelta atrás.
Ethan lo miró a través del espejo retrovisor.
—No tenemos otra opción. Si queremos ganar esta guerra, tenemos que estar dispuestos a tomar riesgos. Shaw es uno de esos riesgos.
Llegaron al almacén poco después del mediodía. El lugar estaba silencioso, lo que hacía que el aire se sintiera aún más cargado de tensión. Ethan bajó del coche primero, seguido por Kai y Lucy. Se acercaron a la entrada con cautela, sabiendo que cada paso era crucial.
Cuando llegaron a la puerta, Ethan golpeó tres veces, un código que Shaw había utilizado en el pasado. Hubo un largo silencio antes de que la puerta se abriera lentamente, revelando a dos hombres armados. Ethan levantó las manos, mostrando que no venían a pelear.
—Necesito hablar con Shaw —dijo con calma, su tono firme—. Es urgente.
Los hombres se miraron entre sí, claramente desconfiados, pero uno de ellos asintió y se giró para ir a buscarlo. Los minutos que pasaron esperando parecieron eternos. Finalmente, Shaw apareció, su expresión era una mezcla de sorpresa y desconfianza.
—Vaya, vaya, si no es el gran Ethan —dijo con una sonrisa burlona—. ¿A qué debo el honor?
Ethan dio un paso adelante, su mirada fija en Shaw.
—Tenemos una oferta para ti, Shaw. Una que no puedes rechazar.
Shaw levantó una ceja, interesado.
—¿Ah sí? ¿Y por qué debería escuchar lo que tienen que decir?
Ethan dio un paso más, quedando frente a frente con Shaw.
—Porque si no lo haces, serás el próximo en caer. Y lo sabes mejor que nadie.
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Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]
Teen FictionPRIMERA HISTORIA 🌟 Broken Minds, Healing Hearts🌟 En un mundo donde las heridas invisibles a menudo duelen más que las visibles, se cuenta la historia de jóvenes que navegan por la complejidad de sus emociones y desafíos internos. "Broken Minds, He...