Capítulo 25

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La madrugada llegó silenciosa, pero el eco de lo que había ocurrido entre ellos la noche anterior aún vibraba en el aire. Kai se despertó envuelto en el calor del cuerpo de Ethan, quien permanecía profundamente dormido a su lado. Los recuerdos de los besos, de las caricias y del momento íntimo que compartieron lo invadieron de nuevo, trayendo consigo una mezcla de satisfacción y vulnerabilidad que lo desarmaba.

Sin querer despertarlo, Kai se levantó lentamente, envolviendo su cuerpo desnudo en una sábana y caminando hacia la ventana. El amanecer teñía el horizonte con tonos naranjas y rosados, y la serenidad del paisaje exterior contrastaba con el torbellino de pensamientos que dominaba su mente. Se había dejado llevar por el momento, por las emociones que había reprimido durante tanto tiempo, y aunque no se arrepentía, no podía evitar sentirse expuesto.

El sonido de las sábanas arrugándose detrás de él le advirtió que Ethan se había despertado. Kai se quedó de espaldas a él por unos segundos, recogiendo el valor para enfrentarlo ahora que la euforia del momento había pasado. Finalmente, sintió los brazos de Ethan rodeándolo desde atrás, y su voz ronca, aún cargada de sueño, rompió el silencio.

—¿Estás bien? —preguntó Ethan, apoyando su mentón en el hombro de Kai mientras lo abrazaba más fuerte.

Kai cerró los ojos por un segundo, buscando la forma correcta de articular lo que sentía. No quería arruinar el momento, pero tampoco podía ignorar el peso de sus inseguridades.

—No estoy seguro de cómo procesar todo esto —admitió finalmente, su voz apenas un susurro—. Lo que pasó anoche fue... increíble, pero también siento que me asusta un poco.

Ethan no respondió de inmediato. En lugar de eso, lo giró suavemente para mirarlo a los ojos, con una expresión de paciencia y comprensión. Había algo en su mirada, en la forma en que lo observaba, que hizo que Kai sintiera que podía decir cualquier cosa, incluso lo más oscuro de sus pensamientos, y aún así sería aceptado.

—No tienes que apresurarte —dijo Ethan, acariciando el rostro de Kai con el dorso de su mano—. Lo que sea que sientas, podemos enfrentarlo juntos. No estoy aquí solo por los momentos fáciles. Estoy aquí para todo.

Kai dejó escapar un suspiro, sintiéndose aliviado, pero aún incapaz de silenciar las dudas que lo atormentaban. Desde siempre, había mantenido un muro alrededor de su corazón, protegiéndose del dolor y de la vulnerabilidad. Ethan estaba logrando desmantelar esos muros con una facilidad desconcertante, y eso lo aterraba.

—Es solo que... —Kai titubeó, bajando la mirada—. No estoy acostumbrado a depender de alguien. Siempre he sido yo contra el mundo. Pero ahora, contigo, siento que eso está cambiando, y no sé si puedo manejarlo.

Ethan sonrió suavemente, inclinándose para besar la frente de Kai con ternura.

—No tienes que manejarlo solo, Kai. Ya no estás solo.

La simpleza de esas palabras penetró profundamente en Kai. Durante tanto tiempo había cargado con sus propias heridas, convencido de que debía enfrentar el dolor sin ayuda, pero ahora, por primera vez en mucho tiempo, sentía que alguien realmente estaba dispuesto a compartir esa carga. Y eso lo asustaba tanto como lo aliviaba.

El día pasó en una especie de trance tranquilo. No hablaron mucho, pero la conexión entre ellos no requería palabras. Hicieron el desayuno juntos, caminando de nuevo por los alrededores, y por momentos, Kai permitía que su guardia bajara, disfrutando del ahora, sin preocuparse demasiado por lo que vendría después. Pero cada vez que las sombras de sus miedos regresaban, la presencia de Ethan lo calmaba de una forma que no lograba comprender del todo.

Esa noche, sin embargo, los demonios de Kai regresaron con más fuerza. Mientras dormía, las pesadillas lo golpearon sin piedad. Los recuerdos de su infancia turbulenta, de los momentos de dolor y soledad que había vivido, lo asaltaron, haciéndolo gritar en sueños.

Ethan se despertó de inmediato, sobresaltado por los movimientos bruscos de Kai en la cama. Lo sujetó con firmeza pero con suavidad, llamándolo por su nombre, intentando despertarlo de esa pesadilla que lo consumía.

—¡Kai, despierta! —susurró Ethan con urgencia, sacudiéndolo ligeramente—. Estoy aquí, estás a salvo.

Kai despertó de golpe, jadeando y con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Sus ojos estaban desorientados, aún atrapado entre el sueño y la realidad, pero cuando finalmente reconoció la voz y el rostro de Ethan, sintió una oleada de alivio mezclada con vergüenza.

—Lo siento... —susurró Kai, apartándose ligeramente y frotándose el rostro con las manos—. No quería asustarte.

—No tienes que disculparte por nada —respondió Ethan con suavidad, sentándose al borde de la cama y acariciando la espalda de Kai—. Esto es parte de lo que eres. No tienes que esconderlo.

Kai tragó saliva, sintiéndose vulnerable de nuevo. Odiaba que Ethan lo viera en su estado más frágil, pero al mismo tiempo, la forma en que lo miraba, con tanta aceptación y comprensión, hacía que la carga pareciera un poco más ligera.

—Es solo... —Kai hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. A veces siento que no merezco que alguien se preocupe por mí de esta manera. No después de todo lo que he pasado.

Ethan lo miró fijamente, con una seriedad inesperada en sus ojos.

—Kai, no importa lo que hayas vivido o lo que creas que mereces. Lo que sé es que yo quiero estar aquí para ti, en los momentos buenos y en los malos. No voy a salir corriendo solo porque las cosas se pongan difíciles.

Kai sintió sus ojos llenarse de lágrimas ante esas palabras. Durante años había creído que era mejor enfrentar el mundo solo, pero ahora, aquí estaba Ethan, ofreciendo quedarse a su lado a pesar de todo. Y eso significaba más de lo que cualquier palabra podría expresar.

Con un nudo en la garganta, Kai tomó la mano de Ethan y la sostuvo con fuerza, permitiéndose, por primera vez en mucho tiempo, creer que tal vez, solo tal vez, no tendría que enfrentar sus miedos solo nunca más.

Esa noche, se quedaron abrazados en la cama, con los cuerpos entrelazados como si fueran un solo ser. No hubo palabras, solo el consuelo de saber que estaban juntos, que a pesar de todo lo que el futuro pudiera traer, tenían el uno al otro. Y por ahora, eso era todo lo que necesitaban.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora