Capítulo 40

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Ethan permanecía en la cama, mirando al techo mientras los primeros rayos de sol se filtraban por las cortinas. No había dormido casi nada. Los pensamientos sobre Dylan seguían rondando en su mente, como una tormenta que no se apagaba. A su lado, Kai aún dormía profundamente, su respiración tranquila y suave, un contraste absoluto con la agitación interna de Ethan.

Los días habían pasado desde aquella llamada, pero la incertidumbre y el miedo seguían presentes. Dylan era una sombra de su pasado, una que amenazaba con volver a su vida justo cuando todo parecía estar volviendo a la normalidad. Y aunque Kai había estado a su lado, apoyándolo y brindándole consuelo, Ethan sentía que algo más grande se avecinaba, algo que no podía controlar.

Con cuidado de no despertar a Kai, Ethan se levantó de la cama y salió de la habitación. Caminó hacia la cocina, buscando un poco de paz en la rutina matutina. Encendió la cafetera y se quedó en silencio, escuchando el sonido del agua hirviendo y el aroma del café que comenzaba a llenar el ambiente. Sin embargo, la calma era frágil, apenas una ilusión.

Ethan no podía evitar preguntarse qué quería Dylan realmente. No había forma de saberlo con certeza, pero estaba seguro de que no era nada bueno. Con Dylan, siempre había una segunda intención, siempre había algo oculto tras su sonrisa encantadora. Lo conocía demasiado bien como para caer en su trampa nuevamente.

Se sentó en la mesa de la cocina, con una taza de café en la mano, mirando fijamente el líquido oscuro. Las palabras de Kai resonaban en su mente. La idea de hablar con un profesional no le resultaba atractiva, pero quizá era lo que necesitaba. Había pasado demasiado tiempo evitando enfrentar lo que Dylan le había hecho, y ahora esa sombra amenazaba con engullirlo de nuevo.

Justo cuando estaba perdido en sus pensamientos, sintió una mano cálida sobre su hombro. Kai había despertado y estaba a su lado, con esa mirada llena de ternura y preocupación que siempre lograba hacer que Ethan se sintiera un poco más seguro.

—No pude evitar darme cuenta de que te levantaste temprano —dijo Kai, su voz suave y baja—. ¿Estás bien?

Ethan sonrió de manera forzada, pero Kai podía ver a través de él.

—Solo estaba pensando —respondió Ethan, sin apartar la vista de su taza—. No puedo dejar de darle vueltas a lo que pasó. A Dylan.

Kai se sentó frente a él, apoyando los codos en la mesa, observándolo con atención.

—Lo sé, y no te culpo. Es normal que te sientas así después de lo que has pasado. Pero también sé que no puedes enfrentarlo solo. Dylan fue una parte importante de tu vida, sí, pero ahora tienes que recordar que tienes a alguien que está dispuesto a pelear contigo. No dejes que su sombra te consuma.

Ethan suspiró profundamente. Sabía que Kai tenía razón, pero eso no hacía que fuera más fácil. Dylan no era solo una persona del pasado; era una cicatriz profunda, una herida que aún dolía. Y aunque había tratado de dejarlo atrás, la llamada lo había revivido todo de nuevo.

—Es solo que... No sé si podré enfrentarlo esta vez —admitió Ethan, con la voz cargada de frustración—. Ya me costó demasiado salir de esa relación, de todo lo que implicaba estar con él. No quiero volver a sentirme así, no quiero perderme de nuevo en su juego.

Kai se inclinó hacia adelante y tomó la mano de Ethan entre las suyas.

—No lo harás —dijo con firmeza—. No eres la misma persona que eras entonces, Ethan. Has crecido, has cambiado, y tienes a personas que te apoyan, que te aman. No estás solo. Y aunque Dylan intente volver a tu vida, no tiene el control sobre ti. Tú decides cómo enfrentarlo.

Ethan miró a Kai, y por un momento, una sensación de calma lo invadió. Kai siempre había tenido esa habilidad de hacerlo sentir seguro, de recordarle que no tenía que cargar con todo solo. Pero, aun así, el miedo estaba ahí, presente, acechando en cada rincón de su mente.

—Gracias —susurró Ethan, apretando la mano de Kai con fuerza—. No sé qué haría sin ti.

Kai sonrió y se inclinó para besarle la frente.

—No tienes que agradecérmelo. Estoy aquí para ti, siempre.

Después de ese momento de intimidad, ambos se quedaron en silencio, disfrutando de la compañía del otro. Ethan sentía que, por primera vez en mucho tiempo, podía ver una pequeña luz al final del túnel, aunque la sombra de Dylan seguía presente, observando desde lejos.

Unos días después, mientras Ethan trataba de volver a su rutina diaria, recibió una nueva notificación en su teléfono. El nombre en la pantalla hizo que su corazón se detuviera por un segundo: Dylan.

Ethan dudó, su dedo temblando sobre el ícono de mensajes. Finalmente, respiró hondo y decidió abrirlo.

"Nos veremos pronto. Ya no puedes escapar."

Esas palabras eran como un puñal directo a su pecho. El aire se le escapó por un segundo, y todo el miedo que había estado conteniendo volvió a inundarlo. Kai, que estaba en la sala, notó de inmediato el cambio en su expresión y corrió hacia él.

—¿Qué pasó? —preguntó Kai, preocupado, mientras se acercaba.

Ethan le mostró el teléfono, incapaz de articular una palabra. Kai frunció el ceño al leer el mensaje, y su mandíbula se tensó.

—No vas a enfrentarlo solo —dijo Kai con determinación—. Esto se acaba aquí.

Ethan sabía que Kai tenía razón, pero el miedo era abrumador. Dylan siempre había tenido la capacidad de controlar su vida, de manipularlo para que hiciera lo que él quisiera. Y ahora, parecía que estaba dispuesto a volver a hacerlo.

Kai, sin embargo, no iba a permitirlo.

—Vamos a enfrentarlo juntos —dijo Kai, su voz cargada de seguridad—. No vamos a dejar que controle tu vida otra vez.

Ethan asintió lentamente, aunque aún sentía el peso del miedo en su pecho. Sabía que tendría que ser fuerte, que tendría que enfrentarse a Dylan una vez más. Pero esta vez, no estaría solo. Esta vez, tenía a Kai a su lado.

Y por primera vez en mucho tiempo, eso le dio esperanza.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora