Capítulo 44

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Ethan se quedó un largo rato mirando al vacío después de que Kai lo abrazara, las palabras resonando en su mente como un eco lejano. La promesa de Kai, el calor de su tacto en su mejilla, le daba una seguridad que hacía mucho no experimentaba. Pero al mismo tiempo, la incertidumbre seguía pesando en su pecho. Esa mujer, las amenazas veladas sobre Dylan, y las cosas que aún no sabía sobre su propio pasado lo mantenían intranquilo.

—Tenemos que salir de aquí —dijo Ethan, rompiendo el silencio que había caído entre ellos—. Necesito espacio para pensar.

Kai asintió, su expresión imperturbable. Siempre sabía cuando Ethan necesitaba su apoyo, y cuando simplemente necesitaba estar solo. Pero esta vez, a pesar de sus palabras, Ethan no quería separarse de Kai.

Salieron de la fiesta sin que nadie lo notara, deslizándose entre la multitud como sombras, y una vez afuera, el aire fresco de la noche los recibió como una bocanada de alivio. El sonido del tráfico, lejano y constante, era un recordatorio de que el mundo seguía girando, aunque el suyo parecía haberse detenido por completo.

Caminaban juntos, en silencio, a lo largo de una calle vacía, con las luces de la ciudad iluminando sus pasos. No había necesidad de hablar. Cada uno sumido en sus propios pensamientos, pero conectados de una manera que Ethan aún no sabía cómo describir.

—¿Quieres hablar de ello? —preguntó Kai después de un rato, rompiendo la calma de la noche. Su voz era suave, sin presión, como si ofreciera un refugio en medio del caos.

Ethan lo miró de reojo, agradecido por su paciencia. Sabía que, si hubiera sido cualquier otra persona, ya habrían hecho mil preguntas o le habrían dicho cómo debía sentirse. Pero Kai siempre le daba el espacio que necesitaba.

—No lo sé —respondió Ethan finalmente—. Es como si todo lo que creía haber dejado atrás vuelve para atormentarme. Dylan, el pasado... Y ahora esta mujer, diciendo que hay más que no sé.

Kai lo miró con una mezcla de comprensión y firmeza.

—Si realmente hay algo que no sabes, lo descubriremos juntos. No tienes que cargar con esto solo.

Ethan asintió, aunque por dentro una parte de él seguía dudando. Había vivido tanto tiempo atrapado en sus propios problemas, en sus propios demonios, que le costaba aceptar la idea de compartir esa carga con alguien más. Pero con Kai... todo parecía diferente.

De repente, el sonido de un teléfono vibrando rompió el momento. Ethan miró hacia su bolsillo, sacando su celular. Era un mensaje. Lo abrió, y lo que leyó hizo que el frío de la noche pareciera aún más helado.

"Si crees que esto ha terminado, estás muy equivocado. Dylan."

El mensaje no tenía remitente, pero no necesitaba uno. Ethan sintió el pánico alzarse en su pecho como una ola gigantesca, amenazando con arrastrarlo.

—¿Qué pasa? —preguntó Kai, notando de inmediato el cambio en la expresión de Ethan.

Ethan le mostró el mensaje sin decir una palabra. Kai frunció el ceño, su mandíbula apretándose. La calma habitual que siempre irradiaba parecía tambalearse por primera vez desde que lo conocía.

—Ese hijo de... —Kai contuvo sus palabras, respirando hondo—. No va a dejarte en paz, ¿verdad?

Ethan negó con la cabeza, su mente corriendo a mil por hora. Cada vez que pensaba que había escapado de Dylan, algo lo arrastraba de nuevo a su órbita.

—No lo hará —dijo, su voz quebrándose ligeramente—. Siempre ha sido así. Controla, manipula, y cuando no obtiene lo que quiere, hace esto. Me amenaza.

Kai lo miró, su expresión endureciéndose.

—No estás solo en esto, Ethan. Esta vez no.

Kai se acercó un paso más, su mirada intensa fijada en la de Ethan, como si intentara transmitirle toda la fuerza y protección que podía ofrecer. Ethan sintió el impulso de alejarse, de huir, pero también había algo en la mirada de Kai que lo anclaba, lo mantenía allí, enfrentando sus miedos en lugar de escapar de ellos.

Kai levantó una mano y, con una suavidad casi sorprendente, la apoyó en la nuca de Ethan, atrayéndolo hacia él. Sus frentes se tocaron, un gesto íntimo que envió una oleada de emociones por el cuerpo de Ethan. Era un recordatorio de que, por más oscuro que fuera el camino, no tenía que recorrerlo solo.

—No dejaré que te haga daño —susurró Kai, sus palabras apenas audibles, pero cargadas de determinación.

Ethan cerró los ojos, permitiéndose por un momento descansar en esa promesa. Pero la realidad seguía siendo abrumadora. Dylan estaba cerca, demasiado cerca, y Ethan no sabía hasta qué punto estaba dispuesto a llegar para acabar con él.

Abrió los ojos y dio un paso atrás, mirando a Kai con seriedad.

—No puedo seguir huyendo —dijo finalmente—. Si no lo enfrento, esto nunca terminará.

Kai lo miró, asintiendo con comprensión.

—Lo enfrentaremos. Juntos.

Ethan sintió una oleada de gratitud hacia Kai, pero también sabía que esta lucha era suya. Kai podía estar a su lado, pero al final, tendría que ser él quien enfrentara a Dylan, quien tomara control de su vida nuevamente.

—Vamos a mi apartamento —dijo Ethan, tomando una decisión—. Necesito pensar y estar en un lugar seguro.

Kai no discutió. Simplemente asintió y comenzaron a caminar en silencio hacia el hogar de Ethan, cada paso resonando en la quietud de la noche.

Cuando llegaron al apartamento, Ethan apenas había cruzado la puerta cuando sintió el peso del día caer sobre él. Todo lo que había sucedido, la fiesta, la confrontación con Dylan, el mensaje, se estrelló contra él con una fuerza abrumadora. Se dejó caer en el sofá, frotándose las sienes, intentando calmarse.

Kai se sentó a su lado, sin decir nada, simplemente estando allí, su presencia sólida y reconfortante.

—Te quedarás conmigo esta noche, ¿verdad? —preguntó Ethan de repente, sorprendiéndose a sí mismo con la vulnerabilidad en su propia voz.

Kai lo miró, sus ojos suaves.

—No iré a ninguna parte.

Ethan sonrió débilmente, sintiendo una paz momentánea. Sabía que lo que venía no sería fácil, pero con Kai a su lado, sentía que tal vez, solo tal vez, podría salir victorioso.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora