La mañana siguiente llegó de manera lenta y silenciosa. El sol apenas comenzaba a asomarse entre las montañas, pintando el cielo de tonos cálidos que contrastaban con el frío que se filtraba por las ventanas de la cabaña. Ethan despertó sintiendo el peso de la noche anterior aún en su pecho, como si cada palabra compartida con Kai se hubiera grabado en su mente.
Se levantó despacio, tratando de no hacer ruido. A su lado, Kai seguía dormido, su respiración profunda y tranquila. Observó su rostro por un momento, dejándose llevar por el contraste de lo pacífico que parecía en ese estado, en comparación con las emociones que se habían desatado entre ellos la noche anterior. Había algo inquietante en la vulnerabilidad que compartían, una especie de tregua momentánea en medio del caos.
Ethan se dirigió a la pequeña cocina, encendiendo la cafetera y observando cómo el vapor comenzaba a llenar el aire con su aroma familiar. Mientras el café se preparaba, sus pensamientos se dispersaron. ¿Cómo seguir adelante después de todo lo que se había dicho? Sabía que lo que sentía por Kai no era pasajero, no era algo que pudiera ignorar o enterrar como lo había hecho con otras personas antes. Pero al mismo tiempo, la realidad de la situación seguía siendo aterradora.
Kai no era cualquier persona. Era su compañero en una lucha interna, alguien que conocía sus defectos, sus miedos y sus sombras. Y ahora, además de todo eso, estaba este vínculo emocional que parecía crecer con cada día que pasaba. Ethan sabía que cruzar esa línea con Kai significaba enfrentarse a una tormenta que ninguno de los dos estaba preparado para manejar. Pero, ¿cómo evitarlo cuando ya habían dado ese primer paso?
Perdido en sus pensamientos, no escuchó a Kai acercarse hasta que lo sintió detrás de él. La presencia de Kai era inconfundible, esa energía que llenaba el espacio a su alrededor sin esfuerzo.
—¿Puedo robarte un poco de café? —preguntó Kai con voz ronca por el sueño, su tono informal tratando de aliviar la tensión que aún flotaba entre ellos.
Ethan sonrió, asintiendo mientras le servía una taza.
—Por supuesto —respondió, entregándole el café mientras trataba de mantener la conversación ligera.
Kai tomó la taza, pero no bebió de inmediato. En cambio, lo miró fijamente, como si aún estuviera evaluando lo que había sucedido entre ellos.
—Sobre lo de anoche... —comenzó Kai, su voz ahora más seria.
Ethan sintió un nudo formarse en su estómago. Sabía que este momento llegaría eventualmente, pero eso no lo hacía menos difícil. Aun así, respiró hondo y se preparó para enfrentarlo.
—Lo sé —interrumpió Ethan, queriendo adelantarse antes de que Kai pudiera decir algo que lo hiciera sentir más vulnerable de lo que ya estaba—. Fue intenso. No sé qué vamos a hacer con esto, pero no quiero perder lo que tenemos, Kai.
Kai asintió lentamente, tomando un sorbo de su café antes de hablar de nuevo.
—Tampoco quiero perderlo —dijo, sus palabras firmes pero teñidas de incertidumbre—. Pero es complicado, Ethan. Lo sabes. Nosotros no somos como los demás. No podemos simplemente... lanzarnos a esto sin más.
Ethan sabía que Kai tenía razón. Ambos cargaban con sus propias batallas internas, sus propios demonios. La complejidad de lo que sentían no era algo que pudieran ignorar o minimizar. Pero, al mismo tiempo, ¿qué hacían con ese sentimiento, con esa conexión que parecía intensificarse cada vez que estaban juntos?
—No digo que tengamos que lanzarnos de cabeza —replicó Ethan, su voz firme pero calmada—. Solo quiero... que no lo ignoremos. Que no pretendamos que no está pasando. Porque, Kai, esto... lo que sea que esté ocurriendo entre nosotros, es real. Lo siento cada vez que estoy contigo.
Kai lo observó en silencio, como si sus palabras lo hubieran golpeado más fuerte de lo que estaba dispuesto a admitir. Después de un momento, suspiró, dejando su taza de café sobre la mesa.
—No lo estoy ignorando, Ethan —dijo finalmente—. Pero me asusta. Porque, ¿qué pasa si nos equivocamos? ¿Qué pasa si esto termina mal?
Ethan no tenía una respuesta clara para eso. Sabía que había riesgos, que podían perderse en el proceso, pero también sabía que había algo en Kai que lo hacía querer arriesgarse.
—¿Y qué pasa si no lo intentamos? —preguntó Ethan, su mirada fija en la de Kai—. ¿Qué pasa si dejamos que el miedo nos detenga y perdemos la oportunidad de algo real?
Kai permaneció en silencio, como si estuviera sopesando esas palabras. Ethan podía ver el conflicto en sus ojos, la lucha interna que Kai estaba librando consigo mismo. Después de lo que pareció una eternidad, Kai asintió lentamente.
—Tienes razón —admitió en voz baja, casi como si estuviera hablando consigo mismo—. Tal vez sea mejor intentarlo... que vivir preguntándonos qué habría pasado si no lo hubiéramos hecho.
Ethan sintió un alivio palpable al escuchar esas palabras. No era una solución definitiva, pero era un paso, una apertura a lo que vendría después. Sonrió, tomando la mano de Kai con cuidado, como si ese gesto simbolizara el comienzo de algo nuevo.
—Lo haremos bien —dijo Ethan, su voz suave pero decidida—. Sea lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos.
Kai lo miró, y por primera vez en mucho tiempo, Ethan vio una chispa de esperanza en sus ojos. No era una promesa de un final feliz, pero era suficiente. Suficiente para seguir adelante, para enfrentar los desafíos que seguramente surgirían en su camino.
El resto del día pasó en una calma tensa. Ambos sabían que había mucho más que discutir, mucho más que procesar, pero por el momento, decidieron disfrutar de la quietud antes de la tormenta. Salieron a caminar por el bosque, como lo habían hecho tantas veces antes, pero esta vez había una nueva complicidad entre ellos, una conexión que no necesitaba ser verbalizada.
A medida que avanzaban por los senderos, Ethan sintió que algo en él había cambiado. Ya no estaba huyendo de sus sentimientos, ya no estaba reprimiendo lo que sabía que era inevitable. Miró a Kai caminando a su lado, su perfil delineado por la luz suave del sol que se filtraba entre las ramas, y supo, con una certeza que lo sorprendió, que estaba dispuesto a seguir ese camino, sin importar lo que encontraran al final.
Porque, aunque el futuro era incierto, lo único que importaba en ese momento era que estaban juntos, enfrentándolo todo como uno solo.
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Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]
Roman pour AdolescentsPRIMERA HISTORIA 🌟 Broken Minds, Healing Hearts🌟 En un mundo donde las heridas invisibles a menudo duelen más que las visibles, se cuenta la historia de jóvenes que navegan por la complejidad de sus emociones y desafíos internos. "Broken Minds, He...