Capítulo 30

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El motor del coche rugía suavemente mientras Kai y Ethan dejaban atrás el bullicio de la ciudad. El sol matutino iluminaba el camino, y los edificios grises pronto dieron paso a un paisaje verde y abierto. El viento acariciaba sus rostros desde las ventanillas bajadas, y el silencio entre ambos era cómodo, sin la presión de tener que llenar cada segundo con palabras.

Ethan miraba por la ventana, disfrutando de la sensación de libertad que esa pequeña escapada le ofrecía. Los últimos meses habían sido una montaña rusa emocional, y necesitaba desesperadamente un respiro. Al girar su cabeza hacia Kai, lo vio con una expresión tranquila, pero concentrada. Parecía que también estaba disfrutando del escape improvisado.

—¿Sabías que no soy muy de aventuras espontáneas? —comentó Ethan con una pequeña sonrisa.

Kai soltó una risa suave.

—Bueno, me alegra ser la excepción —dijo, lanzándole una mirada rápida antes de volver a concentrarse en la carretera—. A veces necesitas salir de tu zona de confort. Y... creo que ambos lo necesitamos hoy.

Ethan asintió, mordiéndose el labio. Estaba de acuerdo, más de lo que quería admitir. Durante demasiado tiempo había dejado que las responsabilidades lo dominaran, que las expectativas de su padre y la empresa dictaran cada paso que daba. Con Kai, todo parecía diferente, más ligero, como si pudiera permitirse bajar la guardia sin miedo.

—¿A dónde vamos, de todos modos? —preguntó Ethan, curioso.

Kai sonrió de lado, sus ojos brillando con diversión.

—No lo sé —respondió—. Solo sigo el camino. No es lo importante el destino, sino lo que hagamos mientras llegamos.

Ethan soltó una carcajada, disfrutando de la respuesta despreocupada de Kai. La idea de simplemente dejarse llevar, de no tener todo planeado por una vez, era extrañamente liberadora. No estaba acostumbrado a vivir de esa manera, pero algo en Kai hacía que confiara en que todo saldría bien.

El coche avanzaba por carreteras serpenteantes que rodeaban las colinas. Finalmente, después de varias horas de conversación ligera y risas, Kai detuvo el coche en una zona despejada con vistas a un pequeño lago rodeado de árboles. El paisaje era sereno, como sacado de una postal, y la brisa fresca del campo llenaba el aire.

—Es perfecto —susurró Ethan mientras bajaba del coche, sus ojos recorriendo la belleza del lugar.

Kai asintió, también observando el entorno. Luego, sin decir nada, caminó hasta el maletero y sacó una manta, la cual extendió en el césped junto al lago. Se sentó en ella y, sin decir una palabra, invitó a Ethan a unirse.

Ethan se acomodó a su lado, estirando las piernas y dejando que la tranquilidad del lugar lo envolviera. Por unos momentos, ninguno de los dos habló, solo escuchaban el canto de los pájaros y el suave sonido del viento meciendo las hojas de los árboles.

—Gracias —dijo Ethan de repente, rompiendo el silencio. Su voz era suave, pero cargada de emoción.

Kai lo miró, sus ojos mostrando un destello de sorpresa.

—¿Por qué? —preguntó, inclinando un poco la cabeza.

Ethan suspiró, apoyando sus brazos detrás de él mientras miraba al cielo despejado.

—Por esto. Por traerme aquí, por sacarme de todo el caos que es mi vida. No sé qué habría hecho sin ti.

Kai sonrió, pero esta vez fue una sonrisa más pequeña, más íntima.

—Tú también me has ayudado —dijo en voz baja—. Más de lo que crees.

Ethan lo miró, sorprendido.

—¿Cómo?

Kai dejó escapar un leve suspiro, tomando una brizna de césped entre sus dedos y jugueteando con ella antes de hablar.

—Toda mi vida he tenido miedo de abrirme a alguien, de dejar que me conocieran realmente. Pero contigo... las cosas son diferentes. Es como si, por primera vez, no tuviera que ocultarme. Puedo ser yo mismo. No me juzgas, no me presionas. Simplemente me aceptas.

Ethan sintió un nudo formarse en su garganta. Las palabras de Kai resonaban con una verdad que lo tocaba profundamente. Durante tanto tiempo, ambos habían estado luchando por entenderse a sí mismos y ahora, finalmente, parecían estar encontrando un lugar de calma en el caos.

—Eso es porque... —Ethan comenzó, pero se detuvo, sus palabras vacilando.

Kai lo miró con una suave curiosidad.

—¿Qué?

Ethan tragó saliva, sintiendo que su corazón latía con fuerza. Sabía que lo que estaba a punto de decir cambiaría todo, pero no podía seguir guardándose esos sentimientos.

—Eso es porque te amo, Kai.

Las palabras colgaron en el aire, claras y poderosas. Por un momento, el mundo pareció detenerse. Kai lo miró fijamente, como si intentara procesar lo que acababa de escuchar. Pero Ethan no desvió la mirada, estaba decidido a dejar todo al descubierto.

Kai tomó una profunda respiración, sus ojos brillando con algo que Ethan no pudo identificar de inmediato.

—Yo también te amo, Ethan.

Las palabras de Kai cayeron como un bálsamo sobre Ethan, y una enorme sensación de alivio lo invadió. Sonrieron el uno al otro, sabiendo que, aunque el camino por delante no sería fácil, al menos lo enfrentarían juntos.

Ambos se recostaron en la manta, mirando el cielo, sintiendo el calor de sus cuerpos tan cerca, pero sin necesidad de hablar más. Estaban juntos, y eso era lo único que importaba en ese momento.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora