Capítulo 6

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Ethan no había dormido desde lo que sucedió en el parque. Cada vez que cerraba los ojos, veía la mirada vacía de Kai, las sonrisas crueles de Rain y Ash, y sentía el peso de una realidad que apenas comenzaba a comprender. Pero, más allá del caos, había algo que no podía ignorar. Su corazón palpitaba más rápido cada vez que pensaba en Kai, en su vulnerabilidad, en esos pequeños momentos en los que veía al verdadero Kai, escondido tras el velo de sus múltiples personalidades. Sabía que estaba en terreno peligroso, pero lo que sentía por él no era algo que pudiera controlar. Había pasado de la preocupación a algo mucho más profundo, algo que no se atrevía a nombrar.

La mañana siguiente, Ethan estaba sentado en su pequeña oficina, repasando los informes de los últimos días cuando su teléfono vibró. Al ver el nombre de Kai en la pantalla, sintió un nudo en el estómago. ¿Estaría bien? ¿Había tenido otro episodio?

—Hola, ¿Kai? —respondió con voz suave, tratando de no sonar demasiado preocupado.

—Ethan... —La voz de Kai sonaba débil, pero no era la misma desesperación que había escuchado la noche anterior—. ¿Puedo verte? Necesito hablar contigo.

Ethan dudó por un momento. Había algo en la forma en que Kai lo decía, como si hubiera tomado una decisión importante. Pero lo que realmente lo asustaba era lo que esa conversación podría implicar. ¿Estaba Kai a punto de rendirse? ¿O estaba decidido a luchar?

—Claro —respondió, levantándose rápidamente—. ¿Dónde estás?

—En mi apartamento... —respondió Kai, y la llamada se cortó.

Ethan no perdió tiempo y se dirigió al apartamento de Kai. El trayecto parecía eterno, aunque apenas pasaron unos minutos. Cuando llegó, el edificio estaba en silencio, como si todo el mundo estuviera sumido en un sueño profundo. Al subir las escaleras y llegar a la puerta, golpeó suavemente.

Kai abrió la puerta, su rostro pálido, pero había algo diferente en él. Algo más decidido.

—Gracias por venir —dijo Kai, dándole un espacio para entrar.

Ethan lo siguió al interior del pequeño y desordenado apartamento. Había ropa esparcida por el suelo, libros abiertos y una atmósfera de caos que reflejaba lo que seguramente ocurría en la mente de Kai. Pero lo que más llamó la atención de Ethan fue la expresión seria en el rostro de Kai, una mezcla de miedo y resolución.

—¿Qué es lo que pasa, Kai? —preguntó Ethan, preocupado.

Kai se quedó en silencio por unos momentos, mirando el suelo como si intentara encontrar las palabras correctas. Finalmente, levantó la vista, y sus ojos se encontraron con los de Ethan.

—No sé cómo decirte esto —comenzó Kai, con la voz temblorosa—, pero siento que estoy perdiendo la batalla. Siento que ellos están ganando. Ash, Rain, todos ellos... están cada vez más presentes, y yo cada vez menos. Ya ni siquiera puedo distinguir quién soy cuando me miro al espejo.

Ethan dio un paso hacia él, instintivamente.

—Kai, no tienes que enfrentarlo solo. Estoy aquí para ayudarte, ¿recuerdas?

Kai negó con la cabeza, frustrado.

—Eso no es suficiente, Ethan. No puedo seguir así. No puedo seguir siendo un prisionero en mi propia mente.

Ethan sintió una punzada de dolor al escuchar esas palabras. Quería decirle a Kai que todo estaría bien, que juntos lo superarían, pero algo en la mirada de Kai le decía que no sería tan fácil.

—¿Y qué es lo que quieres hacer? —preguntó con cautela.

Kai tomó aire profundamente y lo soltó lentamente antes de responder.

—Hay algo que no te he dicho... —Kai comenzó, su voz apenas un susurro—. Durante los últimos días... he empezado a recordar cosas. Fragmentos de recuerdos. Y... creo que mis personalidades no son solo partes de mí. Creo que son algo más. Algo... oscuro.

Ethan frunció el ceño, sin entender del todo a qué se refería.

—¿Cómo que algo más? —preguntó, acercándose más.

Kai lo miró, sus ojos brillando con una mezcla de miedo y vergüenza.

—Cuando Ash toma el control, siento que ya no estoy en mi cuerpo, que hay algo más... algo más grande que yo. Algo que quiere destruirme desde adentro. Y... —Kai tragó saliva—. Creo que ya no puedo contenerlo mucho más.

El corazón de Ethan latía con fuerza mientras intentaba procesar lo que Kai estaba diciendo. ¿Cómo podía algo tan aterrador ser real? Pero al mismo tiempo, el terror en los ojos de Kai no podía ser ignorado.

—Kai... —comenzó Ethan, intentando sonar calmado—. ¿Por qué no me dijiste esto antes?

Kai desvió la mirada, sus manos temblaban ligeramente.

—Porque tenía miedo. Miedo de lo que pensarías. Miedo de que te alejaras de mí —confesó, con la voz apenas audible.

Ethan sintió una mezcla de dolor y ternura por Kai. No sabía cómo reaccionar, pero sí sabía que no podía dejar que Kai enfrentara esto solo.

—Nunca me alejaría de ti —dijo Ethan, con más firmeza de la que esperaba.

Kai lo miró sorprendido, sus ojos llenos de confusión.

—¿Por qué? —preguntó, casi con incredulidad—. ¿Por qué harías eso? Soy un desastre, Ethan. Estoy roto. Y tú... tú podrías tener una vida normal, lejos de todo esto.

Ethan dio un paso más, acercándose lo suficiente para que Kai pudiera sentir su presencia, y tomó su mano con cuidado.

—Porque me importas, Kai. Porque... —Ethan tragó saliva, consciente de que lo que iba a decir cambiaría todo entre ellos—. Porque no puedo imaginarme una vida sin ti.

Kai lo miró, completamente sorprendido, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar.

—¿Qué...? —murmuró, sin saber si había entendido bien.

Ethan sintió un nudo en el estómago, pero ya no había vuelta atrás.

—Kai, lo que siento por ti va más allá de lo que debería ser una simple amistad. No sé en qué momento sucedió, pero no puedo ignorarlo más. No me importa cuántas personalidades tengas, o lo roto que creas que estás. Me importas tú. Y no pienso dejarte solo en esto.

Kai abrió la boca para decir algo, pero ninguna palabra salió. Su mente estaba en caos, pero en su pecho sentía algo nuevo. Algo que, por primera vez en mucho tiempo, no estaba teñido de miedo.

Ethan sintió que el tiempo se detenía mientras esperaba una respuesta, cualquier respuesta. Su corazón latía con fuerza, sabiendo que había arriesgado todo al confesar lo que sentía.

Finalmente, Kai dio un paso hacia él, y en un movimiento lento, pero decidido, envolvió a Ethan en un abrazo. Sus cuerpos se encontraron en un silencio que lo decía todo. Kai temblaba ligeramente, pero no apartó sus brazos. Ethan sintió el calor de su cuerpo, el peso de todo lo que Kai llevaba dentro, y lo abrazó más fuerte.

—No sé qué va a pasar —susurró Kai, su voz temblorosa contra el pecho de Ethan—. Pero... gracias por no rendirte conmigo.

Ethan cerró los ojos, sosteniéndolo como si eso pudiera protegerlo de todo lo que estaba por venir.

—Siempre estaré aquí —prometió en un susurro.

Y en ese momento, por primera vez, Kai se permitió creer que tal vez, solo tal vez, había esperanza.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora