Ethan permanecía de pie frente a la ventana de su oficina, observando cómo la ciudad se extendía bajo sus pies, una maraña de edificios, calles y personas que iban y venían. Desde ahí arriba, todo parecía tan lejano, tan irreal, como si fuera ajeno a la realidad turbulenta en la que él vivía. El sonido del tráfico, los murmullos de las personas, todo parecía un eco lejano mientras su mente vagaba por los oscuros rincones de sus preocupaciones. Aaron estaba haciendo su jugada. La amenaza que tanto temía se estaba materializando, y ahora, más que nunca, sentía el peso del pasado aplastarlo.
El teléfono sobre su escritorio vibró suavemente, rompiendo el frágil silencio. Ethan no quería contestar. No quería escuchar más malas noticias. Pero sabía que no podía seguir evadiendo la realidad. Con un suspiro pesado, se acercó y tomó el dispositivo.
Era Kai.
—Hey, ¿dónde estás? —la voz de Kai, tan familiar y reconfortante, llenó el espacio. Ethan sintió un pequeño alivio, aunque solo fuera momentáneo—. Hace horas que no sé de ti.
—Estoy en la oficina —respondió Ethan, tratando de sonar calmado, pero la tensión en su voz era evidente—. Ha sido un día complicado.
Kai hizo una pausa antes de responder, como si estuviera tratando de encontrar las palabras correctas.
—¿Es sobre Aaron? —preguntó finalmente, y Ethan no pudo evitar sonreír, aunque fuera con amargura. Kai siempre sabía lo que pasaba por su mente.
—Sí, es sobre Aaron —respondió Ethan, su tono sombrío—. Ha iniciado un proceso legal. Quiere sacarme del consejo de la empresa. Y lo peor de todo es que tiene pruebas... pruebas que no sé de dónde ha sacado, pero que podrían ponerme en una situación muy difícil.
Kai no dijo nada durante unos segundos. Ethan podía imaginarlo apretando los labios, tratando de contener su frustración. Sabía lo mucho que Kai odiaba a Aaron, lo mucho que lo despreciaba por todas las veces que había intentado arruinarles la vida. Pero también sabía que Kai siempre mantenía la calma en los momentos críticos, algo que admiraba profundamente.
—Escucha, Ethan —dijo finalmente Kai, su voz suave pero firme—. No puedes dejar que te derrote. Aaron es un manipulador, y está acostumbrado a que la gente se doblegue ante él. Pero tú no eres como los demás. Tienes a Alex de tu lado, tienes pruebas, y sobre todo, me tienes a mí.
Ethan dejó escapar un suspiro, sintiendo que el peso en su pecho disminuía solo un poco.
—Lo sé, pero... es difícil no sentir que todo se está desmoronando. Todo lo que he construido, todo lo que hemos logrado, podría desaparecer en un instante.
—Eso no va a pasar —interrumpió Kai, su tono más decidido que nunca—. No voy a dejar que eso pase. No estás solo en esto, Ethan. Lo enfrentaremos juntos, como siempre.
Esas palabras, "como siempre", resonaron en Ethan de una manera que le trajo un poco de consuelo. Durante los últimos años, habían enfrentado tantas tormentas juntos, tantas batallas que parecía increíble que aún estuvieran de pie. Pero estaban ahí, a pesar de todo. A pesar de Aaron, a pesar de los fantasmas del pasado, seguían juntos, luchando.
—Gracias —dijo finalmente Ethan, su voz suave pero llena de sinceridad—. No sé qué haría sin ti.
—No tienes que agradecerme nada —respondió Kai, y Ethan pudo imaginar su sonrisa al otro lado de la línea—. Solo prométeme que no te rendirás.
—Te lo prometo —dijo Ethan, con más convicción esta vez.
Después de colgar, Ethan se quedó unos segundos en silencio, mirando el teléfono en su mano. La sensación de inquietud seguía ahí, pero ahora había algo más. Una pequeña chispa de esperanza. Kai siempre había sido su luz en los momentos más oscuros, y aunque el futuro parecía incierto, sabía que mientras estuvieran juntos, había una posibilidad de vencer.
Se sentó en su escritorio y comenzó a revisar los documentos legales que Alex le había enviado. La situación era delicada, pero no imposible de manejar. Aaron había sido astuto, pero no invencible. Sabía que si jugaba bien sus cartas, podría salir de esta.
Horas después, ya de noche, Ethan llegó al apartamento que compartía con Kai. Abrió la puerta lentamente, sintiendo el cansancio acumulado del día. La luz suave de las lámparas iluminaba el espacio, creando una atmósfera cálida y acogedora. El aroma de comida recién hecha le llegó de inmediato, y no pudo evitar sonreír.
Kai estaba en la cocina, sirviendo la cena. Al escuchar la puerta, se giró y le dedicó una sonrisa que hizo que todo el estrés del día desapareciera por un momento.
—Llegas justo a tiempo —dijo Kai, acercándose a él con un plato en la mano—. Pensé que estarías más tarde.
Ethan se acercó y lo abrazó por la cintura, apoyando la cabeza en su hombro.
—No podía esperar más para verte —murmuró, disfrutando del calor y la familiaridad de su presencia.
Kai soltó una suave risa y lo besó en la frente antes de apartarse para dejar el plato en la mesa.
—Bueno, entonces siéntate y disfruta. Hoy me esforcé más de lo habitual.
Ambos se sentaron a la mesa y comenzaron a comer en silencio, pero era un silencio cómodo, uno que no necesitaba ser llenado con palabras. Ethan observó a Kai mientras comía, y se dio cuenta de lo afortunado que era de tenerlo en su vida. En medio de todo el caos, Kai era su constante, su refugio.
—Mañana vamos a reunirnos con Alex —dijo Ethan de repente, rompiendo el silencio—. Tenemos que preparar nuestra defensa. Aaron no va a rendirse fácilmente.
Kai asintió, su mirada seria.
—Lo sé. Pero lo enfrentaremos juntos, como siempre.
Ethan sonrió ante esas palabras. Juntos. Sí, juntos podrían con cualquier cosa.
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Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]
Teen FictionPRIMERA HISTORIA 🌟 Broken Minds, Healing Hearts🌟 En un mundo donde las heridas invisibles a menudo duelen más que las visibles, se cuenta la historia de jóvenes que navegan por la complejidad de sus emociones y desafíos internos. "Broken Minds, He...