Capítulo 37

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La mañana llegó silenciosa. Los primeros rayos de sol se filtraban a través de las cortinas, dibujando líneas doradas sobre las sábanas desordenadas de la cama. Ethan despertó antes que Kai, notando que su respiración era tranquila, casi rítmica, mientras descansaba con una expresión serena en el rostro. Durante unos minutos, simplemente lo observó, permitiéndose disfrutar de aquel momento de paz, un respiro en medio de la tormenta emocional que los había envuelto en los últimos días.

Pero, por mucho que lo deseara, sabía que no podían seguir viviendo en esa burbuja de tranquilidad. Los ecos de su pasado aún resonaban en su mente, y el futuro que les esperaba estaba lleno de incertidumbres que ambos debían afrontar tarde o temprano.

Se levantó con cuidado, asegurándose de no despertar a Kai, y se dirigió hacia la cocina para preparar café. Mientras el aroma cálido llenaba la cabaña, sus pensamientos comenzaron a vagar hacia esos fragmentos de su vida que aún no le había confesado a Kai. Aunque había compartido algunas partes dolorosas de su pasado, había otros detalles, verdades que había enterrado profundamente, que aún no se había atrevido a mencionar. Pero esos secretos no podían mantenerse ocultos para siempre.

Al escuchar los suaves pasos de Kai detrás de él, Ethan giró ligeramente la cabeza, encontrándose con la mirada aún adormilada de su compañero.

—¿Café? —preguntó Ethan con una sonrisa que intentaba disfrazar la preocupación que lo consumía por dentro.

Kai asintió mientras se acercaba, inclinándose para plantar un beso en el cuello de Ethan antes de tomar la taza que le ofrecía. Durante unos instantes, ambos se quedaron en silencio, disfrutando de la compañía del otro sin necesidad de palabras.

—Pareces preocupado —comentó Kai finalmente, sus ojos escudriñando a Ethan con esa mezcla de ternura y comprensión que lo caracterizaba.

Ethan suspiró, apoyándose contra la encimera mientras envolvía su taza entre las manos.

—Es solo... todavía hay cosas que no te he contado. Fragmentos de lo que fui, de lo que viví, que siguen pesando sobre mí. Y siento que, si no los enfrento ahora, podrían terminar por destruir todo lo que hemos construido.

Kai dejó su taza en la mesa y se acercó a él, tomando su mano con suavidad.

—No tienes que decirme nada si no estás listo —dijo Kai en un tono tranquilizador—. Pero si quieres hablar, estoy aquí. Siempre lo estaré.

Ethan lo miró, sintiendo el peso de esas palabras y la sinceridad detrás de ellas. Sabía que Kai no lo juzgaría, sin importar lo que le confesara, pero también sabía que una vez que abriera esa puerta, no habría vuelta atrás.

—Lo que te conté sobre mi ex... no fue toda la historia —comenzó Ethan, su voz apenas un susurro—. Lo que viví con él fue más que una relación tóxica. Era alguien que manipulaba cada aspecto de mi vida, hasta el punto de hacerme dudar de mi propia cordura. Me aisló de mis amigos, de mi familia, y me hizo creer que yo no valía nada sin él. Era... abusivo.

Kai lo miró con ojos llenos de preocupación, pero no dijo nada, permitiéndole continuar.

—Al principio, pensé que era amor —admitió Ethan, sintiendo una punzada en el pecho al recordar aquellos días—. Pero pronto me di cuenta de que solo era control. Me humillaba, me hacía sentir insignificante, y cuando intentaba dejarlo, siempre encontraba la manera de manipularme para que volviera. Fue un ciclo del que no supe cómo escapar. Y cuando finalmente lo hice... ya no era la misma persona.

Kai apretó su mano con más fuerza, transmitiéndole apoyo sin necesidad de palabras.

—Sigo lidiando con las secuelas de eso, Kai —continuó Ethan, su voz quebrándose ligeramente—. A veces me pregunto si alguna vez seré capaz de dejarlo completamente atrás, de sanar por completo. Porque por más que quiera estar contigo, siempre hay una parte de mí que teme que todo vuelva a repetirse.

—Ethan —dijo Kai suavemente—, lo que viviste fue horrible. Nadie debería pasar por algo así. Pero lo más importante es que ahora estás aquí, que lograste salir de esa relación. Y aunque sé que llevará tiempo, quiero que sepas que no tienes que enfrentarlo solo. Estoy aquí para apoyarte, para ayudarte a sanar, y para recordarte, cada día, que mereces ser amado de la manera correcta.

Ethan sintió las lágrimas acumulándose en sus ojos, pero esta vez no eran de tristeza, sino de alivio. Nunca había tenido a alguien que lo entendiera de esa manera, que lo aceptara con todas sus cicatrices y lo apoyara incondicionalmente.

Kai se inclinó hacia él, besando sus labios con ternura, un gesto que le recordaba que, a pesar de todo el dolor y la oscuridad, había encontrado algo hermoso en medio del caos.

—Gracias —susurró Ethan contra sus labios, sintiendo el peso de esas simples palabras.

Kai sonrió, separándose lo justo para mirarlo a los ojos.

—No tienes que agradecerme nada —respondió—. Esto es lo que hacen las personas que se aman.

Ethan dejó escapar una risa suave, sintiendo cómo la tensión en su pecho comenzaba a disiparse lentamente. Aún quedaba un largo camino por recorrer, pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que no tendría que caminarlo solo.

Más tarde ese día, decidieron salir a dar un paseo por los alrededores de la cabaña. El bosque que los rodeaba estaba lleno de vida, con los sonidos de los pájaros y el crujir de las hojas bajo sus pies creando una sinfonía natural que parecía acallar los pensamientos oscuros que habían atormentado a Ethan durante tanto tiempo.

Kai caminaba a su lado, en silencio, pero siempre atento a cualquier señal de malestar en Ethan. Era una presencia constante, pero sin ser sofocante, algo que Ethan apreciaba más de lo que podía expresar.

—Este lugar es increíble —comentó Ethan mientras avanzaban por un sendero que serpenteaba entre los árboles—. Nunca había sentido tanta paz como aquí.

Kai asintió, deteniéndose por un momento para admirar el paisaje.

—Es uno de los motivos por los que quería traerte aquí —dijo con una sonrisa—. Sabía que este lugar te ayudaría a desconectar de todo y... a comenzar a sanar.

Ethan lo miró, sintiendo una ola de gratitud hacia él. No solo por haberlo traído a ese lugar, sino por estar ahí para él, en cada paso del camino.

Continuaron caminando hasta llegar a un pequeño claro donde el sol brillaba con más intensidad. Ethan se detuvo, cerrando los ojos y permitiendo que la luz cálida lo envolviera por completo. Sentía como si cada rayo de sol que tocaba su piel estuviera limpiando poco a poco las sombras que habían oscurecido su corazón.

Kai se acercó a él por detrás, envolviéndolo en sus brazos y apoyando la cabeza en su hombro.

—Vamos a superar esto juntos, Ethan —susurró Kai—. Lo prometo.

Y en ese momento, bajo el cálido sol y rodeado por el abrazo de Kai, Ethan sintió que tal vez, solo tal vez, esa promesa era algo que ambos podrían cumplir.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora