Capítulo 31

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El viento del lago parecía haberse calmado, dejando tras de sí un silencio absoluto. Solo el lejano eco de los pájaros y el susurro de las hojas rompían la quietud. La tarde ya se inclinaba hacia la noche, el cielo teñido de un suave anaranjado que se reflejaba en las aguas tranquilas. Ethan y Kai seguían tumbados sobre la manta, compartiendo el espacio íntimo que habían creado entre ellos, aunque ahora el aire que los rodeaba se sentía diferente.

Habían cruzado una barrera invisible, una frontera emocional que ambos habían temido por tanto tiempo. Ethan sentía una mezcla de alivio y vértigo, como si acabara de saltar de un precipicio y aún no hubiera tocado el fondo. La confesión de amor entre ellos había sido sencilla y pura, pero ahora que el silencio se imponía, nuevas preguntas empezaban a surgir en su mente. ¿Qué significaba todo aquello para ellos? ¿Habría consecuencias? ¿Cómo lo manejarían?

Kai permanecía tranquilo a su lado, aparentemente imperturbable. Miraba al cielo, perdido en pensamientos que Ethan deseaba poder conocer. Durante tanto tiempo, Kai había sido una figura enigmática, alguien difícil de leer, pero ahora, con esa confesión flotando entre ambos, algo había cambiado.

Ethan, incapaz de soportar más el silencio, giró hacia Kai, apoyándose en su codo para mirarlo de cerca. La suave luz del atardecer iluminaba el rostro de Kai de manera que acentuaba su perfil, y su expresión, aunque tranquila, mostraba una vulnerabilidad que Ethan rara vez había visto en él.

—Kai... —susurró Ethan, con una voz apenas audible, casi temiendo romper la magia del momento.

Kai giró lentamente la cabeza hacia él, sus ojos oscuros y profundos atraparon la mirada de Ethan.

—¿Qué ocurre? —preguntó Kai suavemente.

Ethan tragó saliva, luchando por encontrar las palabras adecuadas. Sentía que su corazón se aceleraba otra vez, y esa sensación de vértigo volvía, como si estuviera en el borde de algo inmenso, algo más grande que cualquiera de los dos.

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó finalmente, la pregunta que había estado rondando en su mente desde que esas tres palabras salieron de su boca.

Kai lo miró en silencio por un momento, sus ojos escudriñando los de Ethan, como si intentara entender todo lo que esa pregunta implicaba. Finalmente, soltó un suspiro, uno largo y profundo que parecía haber contenido por mucho tiempo.

—No lo sé, Ethan —respondió con sinceridad—. Pero lo que sí sé es que no quiero que esto se detenga. Lo que sea que tengamos, quiero seguir explorándolo.

Ethan asintió, aunque la incertidumbre seguía presente. Sabía que las palabras de Kai eran honestas, pero también sabía que no sería fácil. Ninguno de los dos estaba acostumbrado a dejarse llevar, a permitir que los sentimientos dictaran sus decisiones. Y aunque habían confesado su amor, no era suficiente para borrar las complejidades que venían con ello.

—Es complicado, ¿verdad? —comentó Ethan, intentando aliviar la tensión con una sonrisa. Pero la sonrisa no llegó del todo a sus ojos.

Kai esbozó una sonrisa más genuina y se incorporó un poco, sentándose en la manta. Con una mano, señaló el horizonte, donde el sol se estaba escondiendo tras las montañas.

—Mira eso —dijo, sin apartar la vista del espectáculo natural—. La luz desaparece, pero no se apaga. Solo cambia de forma. Se convierte en otra cosa, una versión diferente de sí misma.

Ethan frunció el ceño, tratando de entender la metáfora que Kai estaba usando.

—¿Qué quieres decir? —preguntó.

Kai giró su cabeza hacia él, su sonrisa ampliándose un poco más.

—Nosotros somos como esa luz —explicó—. No tenemos que ser siempre de una sola forma. Podemos cambiar, podemos adaptarnos a lo que venga, pero eso no significa que nos perdamos. Solo... evolucionamos.

Ethan se quedó mirando a Kai, sorprendido por la claridad de sus palabras. Por primera vez, sintió que realmente comprendía cómo Kai veía el mundo, cómo enfrentaba la vida. Siempre lo había admirado por su capacidad de mantenerse firme en situaciones complicadas, pero ahora veía que esa fortaleza venía de un lugar mucho más profundo de lo que había imaginado.

—Entonces, ¿crees que podemos... evolucionar juntos? —preguntó Ethan, sintiendo una chispa de esperanza crecer en su interior.

Kai inclinó la cabeza ligeramente, como si estuviera evaluando la pregunta antes de responder.

—Eso depende de nosotros —respondió finalmente—. Si estamos dispuestos a intentarlo, si estamos dispuestos a enfrentar lo que venga... entonces sí, creo que podemos.

Ethan asintió, sintiendo una extraña mezcla de alivio y determinación. Sabía que no sería fácil, que habría momentos de duda, de miedo, pero también sabía que, por primera vez en mucho tiempo, estaba dispuesto a arriesgarse. Porque lo que sentía por Kai era más grande que cualquier miedo o inseguridad.

Kai lo miró con una suavidad que rara vez mostraba, y antes de que Ethan pudiera decir algo más, sintió la mano de Kai tomar la suya, entrelazando sus dedos con una delicadeza inesperada. El contacto era electrizante, y Ethan sintió un calor recorrer su cuerpo, un calor que no tenía nada que ver con el clima.

—No tengo todas las respuestas —dijo Kai, su voz baja y cargada de emoción—. Pero quiero averiguarlas contigo.

Ethan no pudo evitar sonreír, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. En ese momento, las dudas y los miedos se desvanecieron, reemplazados por una certeza que nunca había sentido antes.

—Yo también —susurró Ethan, apretando suavemente la mano de Kai.

El cielo finalmente se oscureció por completo, pero a ninguno de los dos le importó. En ese momento, las sombras de la noche no eran una amenaza, sino una promesa de que, sin importar lo que viniera, lo enfrentarían juntos.

La noche continuó envolviéndolos en su manto de tranquilidad, y por primera vez en mucho tiempo, ambos se sintieron en paz, sabiendo que el camino que tenían por delante, aunque incierto, estaba lleno de posibilidades.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora