Los días que siguieron fueron un remolino de emociones contenidas y silencios compartidos. Ethan y Kai intentaban encontrar un equilibrio en su nueva realidad, donde Rain no era solo una amenaza latente, sino una presencia constante que se sentía en cada rincón de sus vidas. Pero, aunque la tensión nunca desaparecía del todo, hubo momentos en los que lograron encontrar algo de paz en la cotidianidad.
Kai había comenzado a acudir a sesiones de terapia con más frecuencia, mientras que Ethan seguía apoyándolo en cada paso, siempre dispuesto a ofrecer su hombro cuando Kai lo necesitara. Sin embargo, ninguno de los dos podía ignorar la sensación de que una tormenta se avecinaba. Era como si, en cualquier momento, Rain pudiera volver a aparecer y destruir lo poco que habían conseguido.
Una noche, después de una de las sesiones de terapia, Kai llegó al apartamento visiblemente agotado. Las ojeras bajo sus ojos y el ceño fruncido eran una clara señal de que había sido un día particularmente difícil. Ethan lo observó desde la cocina, donde estaba preparando la cena, y sintió una punzada de preocupación en el pecho. Habían avanzado, sí, pero parecía que por cada paso hacia adelante, Rain los empujaba dos pasos atrás.
—¿Cómo te fue hoy? —preguntó Ethan mientras servía dos platos de comida y los llevaba al comedor.
Kai se dejó caer pesadamente en la silla, apoyando los codos sobre la mesa y frotándose las sienes con las manos.
—Fue... complicado —admitió Kai con un suspiro largo—. Hablar sobre Rain es como caminar sobre vidrios rotos. Cada palabra que digo me recuerda todo lo que he intentado olvidar.
Ethan tomó asiento frente a él, observando su expresión con detenimiento. Sabía que este proceso no sería fácil, pero ver a Kai tan desgastado le partía el alma. Sin embargo, también entendía que esto era necesario. Si querían que Kai tomara el control de nuevo, debían enfrentarse a las partes más oscuras de su ser.
—Lo estás haciendo bien —dijo Ethan, extendiendo una mano para entrelazar sus dedos con los de Kai—. Sé que es difícil, pero estoy orgulloso de ti por no rendirte.
Kai levantó la vista, sus ojos brillando con una mezcla de gratitud y cansancio. No dijo nada, pero apretó la mano de Ethan con más fuerza, como si en ese simple gesto pudiera transmitirle todo lo que no era capaz de expresar con palabras.
Después de la cena, se acomodaron en el sofá. La televisión estaba encendida, pero ninguno de los dos prestaba atención al programa que se transmitía. Estaban más concentrados en la presencia del otro, en el consuelo que encontraban simplemente estando juntos.
De repente, el teléfono de Kai sonó, rompiendo la calma del momento. Ethan observó cómo Kai sacaba el teléfono de su bolsillo, su rostro endureciéndose al ver el nombre en la pantalla.
—Es él... —murmuró Kai, refiriéndose a Rain.
Ethan sintió cómo su corazón se aceleraba. No era la primera vez que Rain intentaba comunicarse, pero cada vez que lo hacía, era como una señal de que algo más grande estaba por suceder.
—¿Vas a contestar? —preguntó Ethan con cautela.
Kai dudó por un momento, su pulgar sobre la pantalla, antes de asentir lentamente. Contestó la llamada y puso el altavoz.
—¿Kai? —La voz de Rain era profunda, casi seductora, pero cargada con una oscuridad que ponía los nervios de punta.
—¿Qué quieres, Rain? —preguntó Kai, su tono tenso.
—Solo quería recordarte algo —dijo Rain con una risa suave—. No importa cuánto lo intentes, nunca podrás deshacerte de mí. Estoy aquí para quedarme. Y cuanto más luches contra mí, más fuerte me haré.
Ethan apretó los puños, resistiendo el impulso de intervenir. Sabía que esta era una batalla que Kai debía pelear por sí mismo, pero escuchar a Rain hablar con tanta seguridad lo hacía sentir impotente.
—No te pertenezco —respondió Kai con firmeza—. Ya no más.
—Oh, Kai... pobre, ingenuo Kai. Tú puedes creer eso todo lo que quieras, pero sabes que estoy dentro de ti, ¿verdad? Puedo sentir lo que sientes, puedo escuchar lo que piensas. Y lo más divertido de todo es que sé lo que realmente quieres.
Ethan sintió cómo la tensión en la habitación aumentaba. Kai mantenía una expresión estoica, pero su mano temblaba ligeramente.
—Tú no sabes nada de mí —replicó Kai.
Rain soltó una carcajada baja, cargada de malicia.
—Claro que sí. ¿O acaso Ethan ya sabe sobre tus pensamientos más oscuros? ¿Sobre lo que realmente deseas hacer? Porque yo lo sé, Kai. Y algún día, lo harás. Porque soy yo quien realmente controla tus deseos más profundos.
Kai cerró los ojos, su mandíbula apretada mientras intentaba no dejarse llevar por las provocaciones de Rain.
—Cállate.
—Oh, no, cariño. Yo no me voy a callar. No hasta que finalmente aceptes quién eres... quién soy. Y cuando lo hagas, cuando te entregues completamente a mí, solo entonces podremos estar en paz.
La llamada se cortó abruptamente, dejando un silencio cargado de tensión en el aire. Kai se dejó caer hacia atrás en el sofá, su respiración agitada. Ethan se acercó, rodeando a Kai con sus brazos, ofreciéndole el consuelo que necesitaba en ese momento.
—No escuches lo que dice —murmuró Ethan, acariciando suavemente el cabello de Kai—. No tiene el control. Tú lo tienes.
Kai asintió levemente, pero Ethan sabía que las palabras de Rain habían dejado una huella profunda. La oscuridad seguía acechando, y cada día que pasaba, parecía más difícil de combatir.
Pero Ethan no iba a rendirse. No cuando sabía que Kai lo necesitaba más que nunca.
La noche pasó entre susurros y caricias silenciosas, un recordatorio de que, a pesar de todo, todavía había algo de luz en medio de la tormenta.
ESTÁS LEYENDO
Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]
Teen FictionPRIMERA HISTORIA 🌟 Broken Minds, Healing Hearts🌟 En un mundo donde las heridas invisibles a menudo duelen más que las visibles, se cuenta la historia de jóvenes que navegan por la complejidad de sus emociones y desafíos internos. "Broken Minds, He...