El eco de las palabras de Shaw aún resonaba en la cabeza de Ethan mientras el equipo salía del edificio. El viento helado de la noche golpeaba sus rostros, pero no lograba disipar la tensión que se había apoderado del grupo. Lucy caminaba a su lado, su rostro serio, con las manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero. Kai los seguía en silencio, absorto en sus propios pensamientos.
—No puedo creer que hayamos hecho ese trato —murmuró Lucy, rompiendo el silencio incómodo—. No me gusta esto. Shaw no es alguien en quien se pueda confiar. Siento que nos hemos metido en la boca del lobo.
Ethan asintió lentamente, compartiendo sus preocupaciones, pero sabiendo que no tenían otra opción en ese momento.
—Lo sé —respondió—. Pero necesitábamos la información, y Shaw es la única persona que puede darnos acceso a los movimientos de Kellerman. Si no lo hacemos, no tendremos suficiente para tumbar su red.
—Pero Shaw quiere algo más que solo su libertad —intervino Kai, con su tono sombrío—. Lo quiere muerto. Y lo peor es que tal vez tenga razón. Si dejamos que Kellerman se escape, regresará por nosotros, tarde o temprano.
Ethan se detuvo, volviéndose hacia ellos.
—No somos asesinos, Kai. No podemos simplemente decidir quién vive o muere. Si cruzamos esa línea, seremos igual que él.
Kai apretó los puños, la frustración evidente en su rostro.
—¿Y qué pasa si al no cruzarla nos matan a nosotros? ¿Y si esa es la única forma de asegurarnos de que todo esto termine?
Lucy puso una mano en el hombro de Kai.
—No podemos caer en esa trampa. Kellerman tiene que enfrentarse a la justicia, no a la muerte. Si nos convertimos en lo que estamos luchando por destruir, habremos perdido todo lo que somos.
Kai asintió, aunque la incertidumbre seguía en sus ojos. La conversación terminó abruptamente cuando llegaron al auto. Ethan encendió el motor, y el vehículo arrancó, alejándose del edificio de Shaw y sumergiéndose en las calles oscuras de la ciudad. Mientras conducía, sus pensamientos volvieron a Shaw, a su sonrisa calculadora y la amenaza implícita en sus palabras. Sabía que ese hombre estaba jugando a algo mucho más peligroso de lo que había revelado.
Con cada kilómetro que avanzaban, la sensación de peligro se hacía más pesada sobre sus hombros. De alguna manera, sentía que todos los movimientos que hacían los estaban llevando inevitablemente a una confrontación final, una en la que no habría segundas oportunidades. El horizonte que se dibujaba ante ellos estaba cargado de sombras, y el camino a seguir se tornaba cada vez más incierto.
Esa misma noche, en un edificio alto y oscuro al otro lado de la ciudad, Kellerman se encontraba de pie frente a una enorme ventana que ofrecía una vista panorámica de la metrópolis. La tenue luz de la ciudad reflejaba sus facciones duras y frías mientras sostenía un vaso de whisky en la mano. A su lado, un hombre más joven, vestido impecablemente con un traje negro, aguardaba instrucciones.
—¿Han hecho contacto con Shaw? —preguntó Kellerman, sin apartar la vista del horizonte.
—Sí, señor —respondió el hombre, con voz firme—. Tal como esperaba, Shaw les ofreció un trato. Creen que pueden usarlo en nuestra contra.
Kellerman sonrió levemente, una sonrisa cargada de arrogancia.
—Perfecto. Shaw siempre ha sido predecible. Un hombre que sigue el dinero y su propio ego. No hay nada que disfrute más que manipular a los que se creen más listos que él.
El joven se acercó un poco más, como si buscara comprender mejor los pensamientos de su jefe.
—¿Y qué haremos ahora, señor? ¿Les dejamos creer que están ganando terreno?
Kellerman bebió un sorbo de whisky antes de responder.
—Déjalos jugar a su pequeño juego por ahora. Que piensen que tienen ventaja. Pero cuando sea el momento adecuado... los aplastaremos. Shaw es solo una pieza en este tablero. Y cuando llegue el final, cada uno de ellos caerá, sin siquiera saber qué los golpeó.
El joven asintió, aunque una ligera tensión se notaba en su mandíbula.
—Entendido, señor. ¿Quiere que intensifiquemos la vigilancia sobre ellos?
Kellerman finalmente apartó la vista de la ciudad y miró al hombre a los ojos, con una expresión de control absoluto.
—No. Déjalos respirar por ahora. La verdadera caza comienza cuando ellos creen que han ganado. Ese es el momento en que bajan la guardia... y es entonces cuando haremos nuestro movimiento.
El joven inclinó la cabeza y salió de la habitación, dejándolo solo. Kellerman volvió a mirar la ciudad, sus pensamientos ya planeando el siguiente paso. Era paciente. Sabía que la victoria no se lograba con rapidez, sino con astucia y tiempo. Y cuando llegara el momento, estaría listo para verlos caer uno por uno.
De vuelta en su escondite, Ethan, Lucy y Kai se reunieron alrededor de una pequeña mesa, con mapas, documentos y dispositivos electrónicos esparcidos por todas partes. La noche avanzaba, pero no había señales de descanso. El peso de la misión seguía sobre ellos, una presión constante que no les daba tregua.
—Shaw nos ha dado acceso a algunas de las cuentas de Kellerman —dijo Lucy, revisando los archivos en su computadora portátil—. Pero no es suficiente. Necesitamos más si queremos desmantelar toda la operación.
Kai miró el mapa con una expresión cansada.
—Siento que estamos caminando sobre una cuerda floja. Un solo paso en falso y todo esto se viene abajo.
—No podemos pensar así —dijo Ethan, aunque sabía que Kai tenía razón—. Shaw nos ha dado una oportunidad. Debemos aprovecharla antes de que Kellerman se dé cuenta de lo cerca que estamos.
Lucy levantó la vista de su pantalla, su mirada fija en Ethan.
—¿Y si Shaw nos está tendiendo una trampa? No sería la primera vez que alguien nos da información solo para manipularnos.
Ethan apretó los labios, sabiendo que esa posibilidad siempre había estado presente.
—Es un riesgo que tenemos que correr. Pero debemos estar un paso por delante. No podemos confiar completamente en Shaw, pero tampoco podemos ignorar lo que nos ha dado.
El equipo cayó en silencio, cada uno procesando las implicaciones de lo que estaban haciendo. El tiempo se estaba agotando, y la sensación de que algo grande se avecinaba era ineludible.
Ethan tomó aire, preparándose para lo que estaba por venir.
—Mañana, hacemos nuestro movimiento. Y pase lo que pase, debemos estar listos.
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Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]
Teen FictionPRIMERA HISTORIA 🌟 Broken Minds, Healing Hearts🌟 En un mundo donde las heridas invisibles a menudo duelen más que las visibles, se cuenta la historia de jóvenes que navegan por la complejidad de sus emociones y desafíos internos. "Broken Minds, He...