Capítulo 91

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La noche se asentaba densa y pesada sobre la ciudad, mientras Ethan observaba desde la ventana de la pequeña cabaña. La tormenta había cesado, pero el eco de los truenos aún retumbaba en la distancia, como un recordatorio de que la calma que experimentaban ahora era frágil y temporal. La mujer, que se había presentado como la Doctora Anais, estaba en la habitación contigua, trabajando con precisión en la herida de Kai. Ethan no podía quitarse de la cabeza las palabras que Kai le había revelado momentos antes. La Red Umbra.

Sus pensamientos giraban como una espiral descendente. Cada revelación que descubrían parecía solo llevarlos más profundamente en un laberinto de peligros, y ahora se sentía como una presa más vulnerable que nunca. Ethan intentaba planear su próximo movimiento, pero sabía que enfrentarse a algo tan poderoso no sería como las misiones anteriores. Esta vez, no tenían ventaja.

—¿Cómo está? —preguntó finalmente, acercándose a la puerta del cuarto donde Kai descansaba.

La doctora levantó la vista y lo miró con una mezcla de cansancio y algo que parecía ser respeto.

—Vivirá. —Su voz era seca, casi militar—. Pero necesita descansar. Esa bala estuvo cerca de perforar una arteria. Es fuerte, pero si no se cuida, no lo logrará.

Ethan asintió, agradecido por la sinceridad de la mujer, pero también preocupado por lo que eso significaba. No podían quedarse quietos mucho tiempo, y lo que venía no sería fácil.

—¿Y ustedes? —preguntó la doctora, mirándolo con los ojos entrecerrados—. ¿Qué han hecho para estar en este estado?

Ethan vaciló. No quería decir demasiado, pero entendía que necesitarían su ayuda si iban a sobrevivir. Se decidió por la verdad, al menos en parte.

—Nos estamos enfrentando a un hombre poderoso. Y a su red. Nos quieren muertos por lo que descubrimos.

La doctora lo miró en silencio durante unos segundos, y luego volvió a concentrarse en su trabajo, limpiando sus herramientas.

—He visto suficientes heridos y fugitivos para saber que, cuando alguien dice "hombre poderoso", lo que realmente quieren decir es "hombre peligroso". —Su tono era frío—. No deberían estar aquí mucho tiempo.

Ethan lo sabía. Había sido un error pensar que podrían esconderse por más de una noche. Kellerman, o peor aún, los agentes de la Red Umbra, estarían tras ellos en cuanto pudieran rastrearlos. Debían moverse rápido, pero necesitaban un plan, y más que eso, aliados. El único problema era que confiaba en muy pocas personas.

Mientras su mente trabajaba a toda velocidad, un ruido repentino interrumpió el tenso silencio de la cabaña. Un crujido. Ethan se quedó quieto, su cuerpo se tensó como un resorte. No había viento afuera, y por el ángulo de la casa, las ramas no golpeaban las paredes. Algo más estaba ahí.

La doctora Anais también lo notó. Sacó un arma pequeña que tenía en el cinturón y la empuñó con confianza.

—No esperaba visitas —murmuró, avanzando silenciosamente hacia la puerta.

Ethan se agachó, sacando su propio cuchillo del bolsillo. Se acercó a la ventana, asomándose apenas para ver lo que sucedía afuera. Por un segundo, todo estaba oscuro. Luego, vio una sombra moverse entre los árboles.

—Alguien está ahí —susurró.

La doctora asintió. Moviéndose con rapidez, se dirigió hacia una pequeña puerta lateral que conectaba con un pasillo estrecho. Ethan la siguió, sabiendo que no podían quedarse en la cabaña esperando a ser atacados.

Al abrir la puerta, el aire frío de la noche los envolvió. Se movieron con sigilo entre los arbustos que rodeaban la casa. Ethan estaba acostumbrado a este tipo de situaciones, pero la presión de saber que podía ser la Red Umbra lo hacía sentir vulnerable.

A medida que se acercaban al punto donde Ethan había visto la sombra, un destello de luz rompió la oscuridad. Era breve, pero lo suficientemente claro como para ver a un hombre alto, vestido completamente de negro, de pie junto a un árbol.

Antes de que pudiera reaccionar, la doctora lo vio también y disparó. El hombre cayó al suelo, pero no hubo tiempo para relajarse. Otro destello de luz apareció a su izquierda. Había más de uno.

—¡Nos encontraron! —exclamó Ethan, corriendo hacia la doctora y empujándola detrás de un muro de piedra.

Las balas comenzaron a volar, rompiendo ramas y levantando tierra a su alrededor. Sabía que no podían quedarse allí mucho tiempo. No tenían las armas necesarias para enfrentar a un equipo bien entrenado.

—¡Tenemos que volver a la cabaña! —gritó la doctora.

—No podemos quedarnos aquí, ellos... —Ethan comenzó, pero la doctora lo interrumpió.

—Tengo una salida oculta. ¡Confía en mí!

Ethan asintió rápidamente, sabiendo que no había otra opción. Corrieron juntos de regreso a la cabaña, mientras las balas seguían lloviendo a su alrededor. Una vez dentro, la doctora los condujo hacia una estantería que ocultaba una trampilla en el suelo. La abrió rápidamente y señaló hacia abajo.

—Kai no puede bajar por su cuenta —dijo Ethan, mirando a su amigo, que seguía inconsciente en la cama.

—Yo me encargo —respondió la doctora, sacando una jeringa y administrándole algo a Kai—. Esto lo mantendrá estable lo suficiente para sacarlo de aquí.

Entre los dos levantaron a Kai y lo bajaron por la trampilla. El túnel debajo de la casa era estrecho y húmedo, pero lo suficientemente largo como para alejarlos de los atacantes. Avanzaron en silencio, cada paso acompañado por el eco de sus propios corazones, hasta que finalmente vieron una pequeña luz al final del túnel.

Al salir, se encontraron en un claro escondido por la vegetación, lejos de la cabaña. La doctora cerró la salida tras ellos, borrando cualquier rastro.

—No nos seguirán por aquí —dijo en voz baja—. Pero no estamos a salvo aún. Debemos seguir moviéndonos.

Ethan miró hacia atrás, hacia el oscuro túnel por el que habían escapado, y luego a Kai, cuyo rostro seguía pálido pero estable. Sabía que estaban corriendo contra el tiempo, no solo para sobrevivir, sino para detener una amenaza mucho más grande.

—Tienes razón —dijo finalmente, mirando a la doctora—. Debemos seguir. No nos detendremos hasta acabar con la Red Umbra.

Y con esa determinación, se internaron una vez más en la oscuridad de la noche, sin saber lo que el destino les tenía reservado, pero decididos a enfrentarlo juntos.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora