Capítulo 73

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Las luces de la ciudad se filtraban por las cortinas del apartamento, creando sombras suaves en las paredes. Ethan miraba por la ventana, con el rostro iluminado por la pálida luz de la luna. Sentía que el peso del mundo descansaba sobre sus hombros, una presión que le dificultaba hasta respirar.

Kai dormía en el sofá, su respiración tranquila era el único sonido en el silencioso apartamento. Ethan había intentado descansar, pero el estrés de los últimos días lo mantenía despierto, su mente corriendo en círculos, buscando soluciones a problemas que parecían no tener salida.

El juicio estaba a solo dos días, y la ansiedad crecía con cada minuto que pasaba. Aaron había manipulado todo para que el caso avanzara más rápido, y a pesar de los esfuerzos de Alex, Ethan sabía que estaban luchando contra el tiempo.

Miró hacia Kai, y una punzada de culpa lo atravesó. Su relación había cambiado en las últimas semanas. Lo que antes era una conexión fuerte, ahora estaba plagado de tensiones. Las discusiones eran más frecuentes, y aunque Kai intentaba ser su apoyo incondicional, Ethan sabía que el peso de la situación los estaba afectando a ambos.

Con un suspiro, se apartó de la ventana y caminó hacia el sofá. Se agachó al lado de Kai y lo observó dormir por unos instantes, su expresión relajada, ajena al caos que giraba alrededor de sus vidas. Ethan le acarició suavemente el rostro, queriendo aferrarse a ese momento de paz.

Kai se movió ligeramente, abriendo los ojos lentamente.

—¿No puedes dormir? —preguntó con voz ronca de sueño.

Ethan negó con la cabeza, y Kai se incorporó, haciéndole un gesto para que se sentara a su lado. Sin decir nada, Kai lo rodeó con sus brazos, apoyando la cabeza en su hombro.

—Todo va a salir bien —murmuró Kai, como si esas palabras fueran una especie de mantra que ambos necesitaban escuchar.

Ethan quería creerlo, quería aferrarse a esa esperanza, pero la realidad era mucho más cruda. Aun así, cerró los ojos y se permitió disfrutar de ese pequeño momento de intimidad, de la calidez que Kai le ofrecía.

—Sé que estás cansado de escucharme decirlo —continuó Kai—, pero no estás solo en esto. No importa cuán difícil se ponga, siempre estaré aquí.

Ethan sonrió débilmente, agradecido por la paciencia de Kai. Sabía que no era fácil estar a su lado en ese momento, pero Kai se mantenía firme, incluso cuando las cosas se volvían insoportables.

—Lo sé —respondió en voz baja—. Y lo aprecio más de lo que puedes imaginar.

Kai lo besó suavemente en la mejilla antes de volver a apoyarse en su pecho. Se quedaron en silencio por un rato, disfrutando de la compañía del otro. Pero en el fondo, Ethan sabía que el silencio era solo temporal, que el verdadero caos estaba por llegar.

El día siguiente fue un torbellino de preparativos. Alex los convocó temprano en la oficina para revisar la estrategia del juicio. El equipo legal estaba trabajando sin descanso, revisando cada detalle, buscando cualquier fisura en las pruebas que Aaron había presentado. La tensión en el aire era palpable, pero todos sabían que no podían permitirse el lujo de ceder.

—Tenemos que estar listos para cualquier cosa —dijo Alex mientras pasaba los documentos a Ethan y Kai—. Aaron va a jugar sucio, y no va a dudar en usar cualquier recurso para aplastarnos.

Ethan asintió, pero no pudo evitar sentir una punzada de impotencia. A pesar de todo el esfuerzo, sabían que las cartas estaban en su contra.

—Lo que necesitamos es encontrar un testigo clave —continuó Alex—. Alguien que pueda desmentir las acusaciones de Aaron de forma irrefutable.

—¿Y quién podría ser? —preguntó Kai, apoyando las manos en la mesa.

Alex hizo una pausa, como si estuviera considerando sus opciones.

—He estado pensando en uno de los exsocios de Aaron. Alguien que se distanció de él hace unos años. Si podemos conseguir su testimonio, podría ser la clave para desmontar su caso.

Ethan frunció el ceño.

—¿Y por qué se distanció de Aaron?

—Tuvieron un conflicto financiero importante —explicó Alex—. No conozco todos los detalles, pero si logramos que hable, podría ser nuestro as bajo la manga.

—¿Crees que aceptaría ayudarnos? —preguntó Kai, escéptico.

Alex se encogió de hombros.

—Vale la pena intentarlo. No tenemos muchas otras opciones.

Ethan sabía que era un riesgo, pero también sabía que no podían permitirse ser conservadores. El tiempo corría, y necesitaban todas las ventajas posibles para enfrentar a Aaron en el tribunal.

Esa tarde, Ethan y Kai se reunieron con el exsocio de Aaron en un discreto café al otro lado de la ciudad. El hombre, un tipo de mediana edad con gafas y una expresión cansada, los recibió con cautela, como si no estuviera del todo seguro de si quería involucrarse.

—¿Por qué debería ayudarles? —preguntó directamente después de los saludos iniciales.

Ethan se inclinó hacia adelante, intentando mostrarse tan sincero como fuera posible.

—Aaron está manipulando pruebas para destruirme. Ha hecho esto antes, y tú lo sabes. Si no nos ayudas, él va a seguir haciendo lo mismo con otras personas.

El hombre los miró en silencio por un momento, como si estuviera sopesando las palabras de Ethan.

—Aaron es peligroso —dijo finalmente—. Cuando trabajaba con él, vi cosas que no deberían haber pasado nunca. Pero también sé que si me enfrento a él, me hará la vida imposible.

—Lo entiendo —respondió Ethan—. Pero si todos seguimos cediendo ante él, nunca se detendrá.

Hubo un largo silencio. Kai observaba al hombre con atención, esperando una respuesta. Finalmente, el exsocio suspiró y asintió con la cabeza.

—Está bien. Les ayudaré, pero deben asegurarse de que mi nombre quede fuera de esto lo más posible.

Ethan sintió una ola de alivio.

—Lo haremos —prometió—. Gracias.

Esa noche, cuando Ethan y Kai regresaron al apartamento, sintieron una pequeña chispa de esperanza por primera vez en días. Habían conseguido un testigo clave, alguien que podía desmantelar las mentiras de Aaron. No era una victoria aún, pero era un paso en la dirección correcta.

Kai se estiró en el sofá, exhausto pero visiblemente más relajado.

—¿Ves? —dijo con una sonrisa—. Sabía que las cosas mejorarían.

Ethan se sentó a su lado y le devolvió la sonrisa, aunque aún había una nube de preocupación en su mente.

—Sí, pero esto no ha terminado. Aaron no se va a quedar de brazos cruzados.

Kai se acercó a él y le dio un beso en los labios, suave y reconfortante.

—No importa lo que pase —murmuró—. Vamos a superarlo juntos.

Ethan lo abrazó con fuerza, aferrándose a ese momento de tranquilidad. Sabía que los días siguientes serían decisivos, pero por ahora, se permitía disfrutar de la paz que Kai le ofrecía, sabiendo que, pase lo que pase, tendrían que enfrentarlo como un equipo.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora