Capítulo 94

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La atmósfera en la cueva era densa. Después de la conversación, el grupo cayó en un silencio profundo, cada uno lidiando con sus propios pensamientos. Ethan no podía quitarse de la cabeza lo que Hiroshi y Yuto habían dicho. Si realmente había algo en ellos que la Red Umbra quería con tanta desesperación, debían descubrir qué era antes de que fuera demasiado tarde.

Mientras Kai seguía descansando, Ethan decidió acercarse a Yuto. Había algo en él que despertaba curiosidad. Aunque era alto y delgado, su postura y forma de moverse denotaban una fuerza y agilidad que iba más allá de su apariencia. Su cabello castaño caía suavemente sobre sus ojos, dándole un aire misterioso.

—¿Cómo empezaron ustedes dos en esto? —preguntó Ethan, sentado a su lado. Sabía que no podía perder más tiempo. Necesitaba entender a estos chicos si iba a confiar en ellos.

Yuto lo miró de reojo, y por un momento, parecía que iba a evitar la pregunta. Pero al final, dejó escapar un suspiro largo.

—Hiroshi y yo... venimos de un lugar muy parecido al tuyo. Nos topamos con la Red Umbra por accidente, pero una vez que te cruzas con ellos, no te dejan escapar —comenzó, con su voz baja pero firme—. Perdimos todo lo que teníamos. Nuestra familia, nuestros amigos... ellos no dudan en destruir todo a su paso para alcanzar sus objetivos.

—¿Y cuál era ese objetivo contigo? —preguntó Ethan.

Yuto vaciló un momento antes de responder.

—Un archivo. Contenía información clasificada sobre sus operaciones. Mi hermano mayor trabajaba en seguridad cibernética, y sin quererlo, accedió a sus datos. Cuando se dio cuenta de lo que había descubierto, nos lo dijo, pero antes de que pudiera hacer algo, la Red Umbra nos localizó. Hiroshi y yo escapamos, pero mi hermano... no tuvo la misma suerte.

Ethan sintió un nudo en la garganta al escuchar la historia de Yuto. Podía sentir la misma angustia y desesperación que él había sentido cuando se dio cuenta de que Kai y él estaban en peligro. La Red Umbra era implacable, y ahora más que nunca, comprendía el alcance de su crueldad.

—Lo siento mucho —dijo Ethan en voz baja—. Sé que no es fácil seguir adelante después de perder a alguien así.

Yuto asintió, aunque no respondió. Sus ojos oscuros se enfocaron en un punto lejano, como si estuviera reviviendo aquellos momentos.

—No es fácil —admitió finalmente—. Pero lo único que nos mantiene vivos es nuestra promesa de acabar con ellos. No dejaremos que sigan destruyendo vidas.

En ese momento, Hiroshi se acercó y se sentó junto a ellos. A diferencia de Yuto, él tenía una presencia más calmada, casi distante, pero su mirada revelaba la misma determinación.

—Nosotros no somos héroes, Ethan —dijo Hiroshi—. Pero si podemos ayudarlos a ustedes a sobrevivir y evitar que la Red Umbra logre sus objetivos, haremos lo que sea necesario.

Ethan asintió lentamente. Sentía una mezcla de respeto y cautela hacia estos dos chicos. Claramente, habían pasado por experiencias traumáticas, pero esa misma oscuridad los había moldeado en sobrevivientes. Quizás, juntos, podrían enfrentar lo que venía.

Mientras la conversación continuaba, Kai empezó a moverse más. Despertó por completo, aunque seguía débil, y trató de sentarse con la ayuda de Anais.

—¿Qué... qué está pasando? —preguntó Kai con la voz rasposa, mirando a todos con confusión.

—Estamos planeando nuestro siguiente paso —respondió Ethan—. Necesitamos mantenernos un paso adelante de la Red Umbra.

Kai asintió con cansancio, pero una chispa de determinación brillaba en sus ojos.

—Sea lo que sea que necesitemos hacer, estoy con ustedes —dijo, su voz volviendo lentamente a la normalidad.

Hiroshi se levantó y se acercó al borde de la cueva, observando el exterior. Era evidente que siempre estaba alerta, listo para cualquier cosa.

—Tenemos un lugar seguro en mente, pero necesitaremos movernos pronto —dijo sin voltear—. La Red Umbra no se quedará quieta por mucho tiempo.

Ethan lo miró y luego a Kai, que seguía recuperándose lentamente.

—Kai, ¿crees que puedas moverte? —preguntó Ethan, preocupado.

Kai asintió.

—No me queda otra opción, ¿verdad? —bromeó, aunque la seriedad en su rostro era evidente.

—Entonces no perdamos más tiempo —dijo Yuto—. Cuanto más rápido salgamos de aquí, mejor.

El grupo comenzó a prepararse. Cada uno sabía que el camino que tenían por delante no iba a ser fácil, pero después de todo lo que habían vivido, estaban dispuestos a enfrentarlo juntos.

Cuando finalmente salieron de la cueva, la oscuridad de la noche los envolvió por completo. Las estrellas apenas eran visibles a través de las copas de los árboles, pero el aire fresco y la tranquilidad del bosque proporcionaban un respiro temporal de la constante amenaza.

Hiroshi y Yuto lideraron el camino, guiando al grupo a través de rutas que sólo ellos parecían conocer. El silencio entre los árboles era profundo, roto únicamente por el crujir de las ramas bajo sus pies. Cada paso los acercaba a lo desconocido, pero también los alejaba de la Red Umbra.

Ethan no pudo evitar mirar a sus nuevos aliados con curiosidad. Aunque no había compartido más detalles, podía sentir que había mucho más en sus historias. Algo que probablemente nunca llegarían a contar del todo.

Y mientras avanzaban en la oscuridad, una nueva sensación se apoderó de él. Ya no solo se trataba de sobrevivir. Se trataba de resistir, de luchar contra algo mucho más grande de lo que habían imaginado.

Y si alguien podía ayudarlos a enfrentarlo, esos eran Hiroshi y Yuto.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora