Capítulo 34

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Esa noche, después de la caminata por el bosque, el silencio que compartían se sintió diferente. No era incómodo, pero tampoco del todo tranquilo. Había algo latente entre ellos, una tensión que ni las palabras ni los gestos parecían aliviar. Ethan lo notaba en cada mirada que Kai le lanzaba, en la forma en que sus ojos se encontraban por breves momentos antes de apartarse, como si ambos estuvieran midiendo la distancia emocional entre ellos.

Al regresar a la cabaña, la oscuridad se apoderó del ambiente, envolviéndolos en una atmósfera íntima. Ethan sintió su respiración acelerarse sin saber exactamente por qué. Era como si algo dentro de él hubiera despertado desde aquella conversación en la cocina, como si el simple hecho de que Kai estuviera a su lado, ahora con una especie de acuerdo tácito entre ellos, hubiera encendido una chispa que no podía ignorar.

Kai fue el primero en romper el silencio. Estaba apoyado contra el marco de la puerta, mirando hacia la ventana que daba al bosque, pero claramente con la mente en otro lugar.

—Todo esto es tan... extraño, ¿no? —preguntó, sin desviar la mirada.

Ethan, que estaba de pie junto a la chimenea, asintió lentamente, aunque sabía que Kai no podía verlo.

—Sí, lo es —respondió con suavidad—. Pero también me parece... inevitable.

Kai finalmente lo miró, y la intensidad en sus ojos hizo que a Ethan se le formara un nudo en el estómago. Ese era el problema: lo que estaba ocurriendo entre ellos no era solo una cuestión de elección. Era como si algo mayor, algo que ninguno de los dos podía controlar, los estuviera arrastrando hacia un destino compartido.

—No puedo dejar de pensar en lo que pasará ahora —dijo Kai, su voz baja, casi un susurro—. Quiero intentar esto, Ethan, pero al mismo tiempo, tengo miedo de lo que pueda salir mal. De lo que esto significa para nosotros.

Ethan se acercó lentamente, cruzando la habitación hasta estar frente a Kai. Lo miró a los ojos, tan de cerca que podía ver los pequeños detalles en su expresión: la duda, el deseo, y ese miedo que ambos compartían. Sabía que lo que estaba sintiendo por Kai no era algo superficial, y que cruzar esa línea entre amistad y algo más sería un punto de no retorno.

—No tienes que tener todas las respuestas ahora —dijo Ethan suavemente, tomando una decisión—. Podemos ir con calma, encontrar el camino a medida que avanzamos. Pero lo que sí sé es que quiero estar contigo, Kai. Quiero intentarlo, aunque signifique arriesgarme.

Kai lo miró fijamente, como si sus palabras hubieran tocado algo profundo en él. Durante unos segundos, no dijo nada, pero la forma en que sus ojos brillaban bajo la tenue luz de la habitación lo decía todo.

—Yo también —susurró finalmente—. Quiero intentarlo.

Fue todo lo que necesitó escuchar. Sin pensar, sin dudar, Ethan dio el siguiente paso y acortó la distancia entre ellos. Sus labios se encontraron de manera suave al principio, casi exploratoria, como si ambos estuvieran probando las aguas de algo nuevo y desconocido. Pero pronto, la necesidad creció. El beso se intensificó, y toda la tensión acumulada, el deseo reprimido, salió a la superficie con una fuerza arrolladora.

Ethan sintió las manos de Kai aferrarse a su cintura, tirando de él más cerca, y respondió de la misma manera, dejando que el momento los envolviera por completo. Era como si todo el tiempo que habían pasado evitando este sentimiento hubiera sido en vano, como si cada segundo perdido solo hubiera servido para alimentar la intensidad de lo que sentían ahora.

El beso se rompió momentáneamente, pero ninguno de los dos se alejó. Estaban tan cerca que Ethan podía sentir el calor de la respiración de Kai contra su piel, y ese simple contacto hizo que su corazón se acelerara aún más.

—No puedo creer que esto esté pasando —dijo Kai, su voz ronca y entrecortada.

Ethan sonrió, acariciando suavemente la mejilla de Kai con el pulgar.

—Yo tampoco —admitió—. Pero estoy contento de que lo esté.

Se quedaron así por un momento, disfrutando de la intimidad compartida, hasta que finalmente Kai se apartó ligeramente, como si tratara de recuperar el control.

—Vamos despacio, ¿sí? —pidió Kai, su tono suave, pero con una clara petición en sus palabras.

Ethan asintió, entendiendo perfectamente. Sabía que lo que estaban construyendo era delicado, y que ambos necesitaban tiempo para procesar lo que estaba ocurriendo. Pero también sabía que, al menos por esa noche, no quería separarse de Kai.

—No tenemos que apresurarnos en nada —dijo Ethan, tomando la mano de Kai y entrelazando sus dedos—. Solo quiero estar aquí contigo. Eso es todo lo que necesito ahora.

Kai sonrió, y aunque su sonrisa era pequeña, estaba llena de sinceridad.

—Gracias, Ethan.

Pasaron el resto de la noche juntos, sin decir mucho más. Se recostaron en el sofá, mirando el fuego de la chimenea mientras hablaban de cosas triviales, pequeñas distracciones que los ayudaban a mantener la calma después de todo lo que había sucedido. Ethan sentía la calidez del cuerpo de Kai junto al suyo, y en ese momento, todo se sintió bien, incluso si el mundo a su alrededor seguía lleno de incertidumbre.

Antes de que la noche terminara, Kai se quedó dormido, su cabeza apoyada en el hombro de Ethan. Y mientras Ethan lo observaba dormir, sintió que una paz extraña lo envolvía. Sabía que aún había mucho por resolver, que el camino que habían decidido tomar no sería fácil, pero por primera vez en mucho tiempo, no tenía miedo de lo que vendría después.

Se inclinó suavemente, dejando un beso en la frente de Kai antes de cerrar los ojos y dejarse llevar por el sueño.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora