Capítulo 36

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La noche llegó con una suavidad extraña. La luz de la luna se colaba por las ventanas de la cabaña, iluminando los rincones con un brillo plateado que parecía envolver cada objeto en un halo místico. Ethan y Kai estaban sentados frente a la chimenea, en silencio, ambos sumidos en sus pensamientos. Las llamas crepitaban suavemente, llenando el ambiente con un calor reconfortante, pero la calma exterior no era reflejo de lo que ambos sentían en su interior.

Después de la conversación que habían tenido esa mañana, parecía que las cosas se habían asentado entre ellos. Pero algo aún pesaba sobre Ethan, algo que no lograba identificar con claridad. Era como si, a pesar de la decisión de intentarlo juntos, hubiera una sombra del pasado que seguía persiguiéndolo.

—¿En qué piensas? —preguntó Kai de repente, rompiendo el silencio.

Ethan parpadeó, sorprendido por la pregunta, aunque no debía estarlo. Kai siempre había tenido esa capacidad de leerlo, de percibir cuando algo no andaba bien, incluso cuando Ethan intentaba ocultarlo. Esa conexión era algo que siempre había admirado, pero que ahora parecía estar amplificando sus dudas.

—Es complicado —respondió Ethan finalmente, sin mirarlo directamente.

Kai se inclinó un poco hacia adelante, su expresión atenta.

—Tenemos tiempo —dijo con voz suave—. Puedes decírmelo.

Ethan tomó aire, sabiendo que no podía seguir evadiendo lo que había estado sintiendo. Parte de él quería desahogarse, pero otra parte temía lo que saldría a la luz si lo hacía. Sin embargo, sabía que no podía mantener esas barreras para siempre, especialmente no con Kai, quien ahora ocupaba un lugar más profundo en su vida de lo que jamás hubiera imaginado.

—No es que no quiera esto —empezó, intentando encontrar las palabras adecuadas—. Lo que siento por ti es real, Kai. Lo sabes. Pero hay cosas de mi pasado, cosas que no he enfrentado del todo. Y esas cosas siguen apareciendo cuando menos lo espero.

Kai lo miró en silencio, dándole el espacio que necesitaba para continuar.

—Cuando era más joven —continuó Ethan, su voz vacilante—, estuve en una relación. Una relación que terminó muy mal. Fue intensa, pero también tóxica. Me hizo dudar de muchas cosas, especialmente de mí mismo. Y creo que, de alguna manera, esas heridas aún están ahí, latentes.

Kai frunció ligeramente el ceño, sus ojos llenos de comprensión, pero también de una preocupación que no podía ocultar.

—¿Por qué nunca me lo dijiste antes? —preguntó Kai suavemente.

Ethan se encogió de hombros, jugando con un mechón suelto de su cabello.

—No lo sé —admitió—. Creo que lo enterré. Pensé que si no lo mencionaba, simplemente desaparecería. Pero últimamente... contigo... todo ha sido tan intenso que esas viejas cicatrices están empezando a reabrirse.

Kai se inclinó más cerca, su mano buscando la de Ethan. Al entrelazar sus dedos, transmitió una calidez reconfortante, un gesto que decía más de lo que las palabras podían expresar.

—No tienes que enfrentarlo solo —dijo Kai, su voz firme pero suave—. Estoy aquí para ti, Ethan. Lo que sea que te haya pasado antes, no cambia lo que somos ahora. Pero si necesitas tiempo, o si hay algo que necesites resolver antes de que podamos seguir adelante, lo entenderé.

Ethan lo miró a los ojos, viendo en ellos la sinceridad y el amor que siempre había estado ahí, desde el principio. Sabía que Kai era diferente, que lo que sentían el uno por el otro no era algo pasajero. Pero también entendía que, para poder seguir adelante con él, primero tenía que enfrentar sus propios demonios.

—Quiero seguir adelante contigo —dijo Ethan con firmeza—. Pero también necesito hacer las paces con lo que pasó. No puedo dejar que ese fantasma me siga atormentando.

Kai asintió, dándole un apretón en la mano.

—¿Quieres hablar más de eso? —preguntó con cuidado—. O si prefieres, podemos hacer algo más, distraerte por un rato.

Ethan se quedó en silencio por unos momentos, valorando las opciones. Hablar de su pasado no era algo que le resultara fácil, pero ahora que había comenzado, sabía que no podía detenerse.

—Era alguien que conocí en la universidad —comenzó—. Al principio, todo era perfecto. Nos llevábamos bien, había química, y me hacía sentir especial. Pero con el tiempo, las cosas comenzaron a cambiar. Se volvió posesivo, controlador. Y al final, me hizo sentir que todo lo que salía mal era mi culpa. Me costó mucho salir de esa relación, y cuando lo hice, me prometí a mí mismo que nunca volvería a involucrarme con alguien de esa manera.

Kai lo escuchaba con atención, su rostro sereno pero preocupado.

—Esa experiencia me dejó con muchas inseguridades —admitió Ethan, su voz quebrándose un poco—. Siempre he tenido miedo de volver a sentirme así. Y aunque sé que tú eres diferente, hay momentos en los que esas inseguridades resurgen, y no sé cómo lidiar con ellas.

Kai se inclinó hacia él, acortando la distancia entre ambos.

—No voy a hacerte sentir así, Ethan —dijo con voz firme—. No voy a controlarte ni hacerte dudar de ti mismo. Lo que tuvimos esa noche fue mutuo, y lo que sea que venga después también lo será. No tienes que cargar con esas inseguridades solo. Quiero ayudarte a superarlas.

Ethan lo miró, agradecido por las palabras de Kai, pero también sabiendo que el proceso de sanar no sería algo inmediato. Aún había mucho que resolver, muchas heridas que cerrar. Pero con Kai a su lado, sentía que finalmente podía enfrentar esas sombras que lo habían perseguido durante tanto tiempo.

—Gracias, Kai —dijo en voz baja, tomando aire profundamente—. No sé qué habría hecho sin ti.

Kai sonrió suavemente, acercándose aún más hasta que sus labios rozaron los de Ethan en un beso breve pero lleno de significado.

—No tienes que agradecérmelo —respondió—. Lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos.

Se quedaron así, en silencio, con las manos entrelazadas y los corazones sincronizados. Sabían que el camino que tenían por delante no sería fácil, pero ambos estaban dispuestos a recorrerlo, paso a paso, sin prisa pero sin pausa.

El sonido del viento entre los árboles, el crepitar de la chimenea y la suave respiración de Kai junto a él le dieron a Ethan una paz que no había sentido en mucho tiempo. Quizás, después de todo, no estaba tan roto como pensaba. Con Kai a su lado, todo parecía más soportable, más alcanzable.

Y por primera vez en mucho tiempo, Ethan se permitió creer que merecía ser feliz.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora