Capítulo 81

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Las luces titilantes de la ciudad se extendían a sus pies mientras Ethan, Kai y Lucy permanecían en lo alto del edificio, contemplando el horizonte. La conversación con Shaw había sido tensa, pero había logrado lo que se proponían: una alianza. Aunque todos sabían que confiar en Victor Shaw era como caminar sobre una cuerda floja, tampoco tenían muchas alternativas. Estaban atrapados en un juego del que no podían salir fácilmente.

Ethan encendió un cigarrillo, sus manos temblaban levemente, pero su rostro no dejaba traslucir ninguna emoción. La oferta de Shaw era peligrosa, pero necesaria. Aaron estaba cerca de lograr su objetivo, y si no se movían rápido, todo habría sido en vano. Inhaló profundamente el humo, y lo soltó mirando a la distancia.

—No me gusta esto, Ethan —dijo Lucy, rompiendo el silencio—. Shaw es impredecible. ¿Cómo sabemos que no nos va a traicionar?

Ethan exhaló el humo lentamente y miró a Lucy con una expresión severa.

—No lo sabemos —respondió—. Pero necesitamos su red de contactos, su influencia. Aaron es poderoso, y solo alguien como Shaw puede contrarrestarlo.

Kai, que hasta ese momento había permanecido en silencio, cruzó los brazos con inquietud.

—Shaw tiene su propia agenda —dijo, observando a Ethan con ojos entrecerrados—. Nos está usando tanto como nosotros lo estamos usando a él. ¿Y si decide que somos prescindibles una vez que logre lo que quiere?

Ethan lo miró, dándose cuenta de que Kai estaba en lo correcto. Shaw no era alguien que actuara por lealtad o por principios. Era un hombre movido por la venganza y la ambición, y si en algún momento su camino se cruzaba con el de ellos de manera negativa, no dudaría en eliminarlos. Sin embargo, en este juego de poder, cada uno debía hacer su jugada, y en ese momento, Shaw era su mejor opción.

—Lo sé —admitió Ethan—. Pero ahora mismo, no tenemos más alternativas. Si queremos detener a Aaron, tenemos que arriesgarnos.

Lucy suspiró profundamente, pasándose una mano por el cabello.

—Está bien, sigamos adelante —dijo finalmente—. Pero hay que mantener los ojos abiertos. No podemos dejar que Shaw nos engañe.

El silencio volvió a caer entre ellos, con el frío de la noche envolviéndolos. Kai, aún pensativo, se apoyó en el borde del edificio, observando las luces de la ciudad.

—¿Y cuál es el siguiente paso? —preguntó, sin apartar la vista del horizonte.

Ethan tiró el cigarrillo al suelo y lo aplastó con el pie antes de responder.

—Shaw nos dará los recursos que necesitamos, pero tendremos que hacer el trabajo sucio. Vamos a tener que infiltrarnos en la red de Aaron, encontrar sus puntos débiles y atacar donde más le duele. Esto no se trata solo de golpearlo fuerte; se trata de destruirlo desde dentro, de hacer que sus propios aliados lo abandonen.

Kai frunció el ceño. Sabía que esta misión sería peligrosa, pero no se había dado cuenta de cuán profundo estaban dispuestos a llegar. A pesar de sus dudas, algo dentro de él lo impulsaba a seguir adelante. Tal vez era el vínculo que había desarrollado con Ethan, o tal vez era la sensación de que no había otra salida.

—¿Cuándo empezamos? —preguntó finalmente, mirando a Ethan con determinación.

Ethan sonrió de lado, asintiendo lentamente.

—Mañana —dijo—. Shaw nos dará la información que necesitamos. Será el comienzo de la caída de Aaron.

El viento frío agitaba sus cabellos mientras descendían por las escaleras del edificio, sintiendo la tensión en el aire como una cuerda a punto de romperse. Al día siguiente, todo cambiaría.

Al día siguiente, Ethan, Kai y Lucy llegaron a un lugar acordado con Shaw. El encuentro se llevaría a cabo en un almacén abandonado en las afueras de la ciudad, un sitio discreto, lejos de miradas curiosas. Mientras se acercaban al lugar, una sensación de inquietud se apoderaba de ellos. Sabían que estaban caminando hacia lo desconocido, hacia un territorio peligroso, donde cualquier paso en falso podría ser el último.

El almacén era grande y estaba rodeado por una densa vegetación. Parecía el escenario perfecto para una emboscada, y Kai no podía evitar sentirse nervioso mientras caminaba detrás de Ethan. Los tres cruzaron la puerta metálica con precaución, y al entrar, se encontraron con Shaw, que los esperaba junto a un grupo de hombres armados.

—Puntuales, como esperaba —dijo Shaw con una sonrisa ladina—. Vamos, no tenemos todo el día.

Los condujo hacia una mesa improvisada donde varios documentos y planos estaban desplegados. Ethan se acercó primero, analizando rápidamente la información que Shaw había recopilado. Había mapas, listados de contactos y, lo más importante, detalles sobre las operaciones internas de Aaron.

—Este es tu boleto de entrada —dijo Shaw, señalando un edificio marcado en uno de los mapas—. Aquí es donde Aaron maneja sus operaciones más sensibles. Si logran infiltrarse, podrán obtener todo lo que necesitan para derribarlo.

Lucy miró a Shaw con desconfianza.

—¿Por qué haces esto? —preguntó—. Sabemos que odias a Aaron, pero esto va más allá. Estás arriesgando mucho.

Shaw se cruzó de brazos, su mirada fría como el acero.

—Aaron me quitó todo. Mi reputación, mi poder, mi vida. Esto no es solo venganza, es justicia. Quiero verlo caer, y quiero que él sepa que fui yo quien lo hizo. Si ustedes me ayudan a lograrlo, todos ganaremos.

Ethan asintió, aunque no podía evitar sentirse incómodo con la intensidad de Shaw. Sabía que estaban jugando con fuego, pero también sabía que ya no podían detenerse. Habían cruzado una línea invisible, y ahora no había marcha atrás.

—Está bien —dijo finalmente—. Hagámoslo.

El grupo pasó las siguientes horas planificando cada detalle del golpe que darían. Shaw les proporcionó información clave sobre los horarios de seguridad, las rutas de escape y los puntos vulnerables del edificio. Mientras hablaban, Ethan no podía dejar de notar la extraña calma en el rostro de Shaw. Era como si estuviera disfrutando del caos que estaban a punto de desatar.

Cuando finalmente se separaron, el aire estaba cargado de tensión. Sabían que lo que venía no sería fácil, pero también sabían que estaban más cerca que nunca de destruir a Aaron. Y aunque el precio a pagar sería alto, estaban dispuestos a enfrentarlo.

Esa noche, mientras Ethan se preparaba para lo que venía, no pudo evitar pensar en cómo todo había cambiado desde que comenzó esta misión. Las traiciones, las alianzas, el peligro constante. Y en el centro de todo, el mismo, liderando un grupo que dependía de su astucia y frialdad. Pero, en el fondo, sabía que había algo más. Algo más profundo que lo impulsaba a seguir adelante.

Mañana, pensó, todo se decidirá.


Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora