Capítulo 55

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El día había transcurrido en calma, pero una calma que escondía una tensión latente, como si el ambiente estuviera cargado de palabras no dichas y pensamientos que no se atrevían a salir a la superficie. Ethan y Kai habían pasado gran parte de la tarde juntos, compartiendo momentos tranquilos, pero ambos sabían que había mucho más por debajo de esa quietud.

Ethan, aunque agradecido por el consuelo que Kai le brindaba, no podía evitar sentirse atrapado por las sombras de su propio pasado. Los recuerdos, esos ecos incesantes de lo que alguna vez fue, lo seguían persiguiendo, aferrándose a su mente en los momentos más inoportunos. Y Kai, a pesar de su paciencia infinita, podía notar el cambio en el comportamiento de Ethan. Era como si algo dentro de él se estuviera preparando para una tormenta que aún no había estallado.

Esa noche, mientras la oscuridad comenzaba a envolver la ciudad, Ethan se encontraba nuevamente en la sala, sentado en el sofá con una expresión ausente. Kai, quien había estado observándolo desde la cocina, decidió que ya era hora de abordar lo que ambos habían estado evitando durante todo el día.

Se acercó lentamente, llevando dos tazas de té humeante en las manos, y se sentó junto a Ethan en el sofá, entregándole una de las tazas sin decir nada al principio. El silencio entre ellos era cómodo, pero también pesado, como si las palabras estuvieran a punto de desbordarse.

Ethan aceptó la taza con una leve sonrisa, agradeciendo el gesto, pero no dijo nada. Bebió un sorbo del té, sintiendo el calor reconfortante descender por su garganta, aunque no lograba calmar del todo la agitación interna que lo consumía.

Kai lo observó en silencio, esperando, dándole el espacio que sabía que Ethan necesitaba. Pero había algo en sus ojos que decía más de lo que las palabras podían expresar. Estaba preocupado, y esa preocupación se volvía más difícil de ocultar con cada minuto que pasaba.

Finalmente, fue Ethan quien rompió el silencio.

—A veces... siento que estoy caminando en círculos —dijo en voz baja, sin apartar la vista de la taza que sostenía entre sus manos—. No importa lo que haga, o lo que intente, siempre termino volviendo al mismo lugar. Al mismo maldito punto de partida.

Kai no respondió de inmediato, pero sus ojos no se apartaban de él. Sabía que estas conversaciones eran difíciles para Ethan, y no iba a presionarlo para que continuara si no estaba listo. Pero también sabía que, para avanzar, Ethan necesitaba hablar de lo que lo atormentaba.

—Sé que llevas mucho sobre tus hombros —dijo Kai finalmente, su voz suave y comprensiva—. Y sé que no es fácil. Pero también quiero que sepas que no estás solo en esto. No tienes que cargar con todo tú solo.

Ethan soltó una risa amarga, negando con la cabeza.

—No se trata de cargarlo solo, Kai. Se trata de que no sé cómo dejarlo atrás. Todo lo que pasó... todo lo que viví, sigue ahí, como si fuera una parte de mí que no puedo deshacerme. Y por más que intente, siempre está ahí, recordándome quién soy y lo que he hecho.

Kai dejó su taza a un lado y se acercó un poco más a Ethan, poniendo una mano en su rodilla, un gesto suave pero firme, como si quisiera recordarle que estaba allí, presente.

—No eres solo tu pasado, Ethan —le dijo con convicción—. Sí, esas experiencias te han marcado, pero no te definen. Lo que te define es cómo decides seguir adelante, cómo decides enfrentarlo. Y, sobre todo, lo que haces con las oportunidades que tienes ahora. Eso es lo que importa.

Ethan cerró los ojos por un momento, dejando que las palabras de Kai calaran hondo. Pero, aunque quería creerlo, había algo dentro de él que no lo dejaba soltar del todo. Algo que seguía aferrándose a esa parte de su vida que lo atormentaba.

—Me gustaría creer eso —susurró, abriendo los ojos de nuevo—. Pero a veces siento que estoy roto de una forma que no tiene arreglo.

Kai apretó su mano con más fuerza, mirándolo a los ojos.

—No estás roto —le dijo con firmeza—. Estás herido, y eso es muy diferente. Las heridas sanan, Ethan. Algunas tardan más que otras, pero con el tiempo y el cuidado adecuado, sanan. Y estoy aquí para ayudarte a sanar, si me dejas.

Ethan lo miró en silencio durante lo que pareció una eternidad. Había una batalla interna librándose dentro de él, una lucha entre el deseo de creer en las palabras de Kai y el miedo paralizante que lo mantenía atado a su dolor.

—¿Y si no sé cómo dejarte ayudarme? —preguntó, casi como un susurro.

Kai sonrió suavemente, acariciando su rodilla con ternura.

—Entonces empezaremos despacio. Paso a paso. No hay prisa, Ethan. No tienes que tener todas las respuestas de inmediato. Lo único que importa es que estés dispuesto a intentarlo.

Las palabras de Kai, tan simples pero llenas de significado, tocaron algo profundo en Ethan. Era como si, por primera vez, alguien realmente entendiera la complejidad de lo que estaba pasando dentro de él, y no lo juzgara por ello.

Sin decir nada más, Ethan se inclinó hacia Kai, apoyando la cabeza en su hombro. Kai lo rodeó con los brazos, abrazándolo con fuerza, pero sin apretar demasiado, dándole el espacio que necesitaba para sentirse seguro.

En ese momento, no hubo más palabras, pero no eran necesarias. Ambos sabían que el camino por delante no sería fácil, pero también sabían que, mientras estuvieran juntos, podrían enfrentarlo.

La noche continuó envolviéndolos en su silencio, pero ahora, ese silencio no era opresivo. Era un silencio compartido, lleno de comprensión y apoyo. Y en ese pequeño rincón del mundo, mientras la oscuridad de la ciudad los rodeaba, Ethan sintió, por primera vez en mucho tiempo, que tal vez, solo tal vez, había esperanza para él. Una esperanza que no estaba solo en su capacidad de sanar, sino en el hecho de que no tenía que hacerlo solo.

Y, con Kai a su lado, eso era más que suficiente.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora