Capítulo 95

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El amanecer despuntaba cuando el grupo finalmente encontró una pequeña cabaña escondida entre los árboles, mucho más al norte de lo que Ethan había esperado. La estructura era vieja, pero se mantenía de pie, cubierta por una capa de musgo y hojas que la hacían casi indistinguible en el paisaje. Hiroshi y Yuto caminaron hacia ella con la certeza de quienes ya la conocían bien.

—Aquí estaremos seguros por un tiempo —dijo Hiroshi, su voz calmada, mientras inspeccionaba los alrededores para asegurarse de que no los hubieran seguido.

Kai, todavía recuperándose, se dejó caer en una de las sillas desvencijadas dentro de la cabaña, mientras Ethan lo observaba con preocupación.

—¿Seguro que estás bien? —preguntó Ethan, su ceño fruncido.

—No me subestimes —respondió Kai con una débil sonrisa—. Estoy más fuerte de lo que crees.

Ethan asintió, aunque no parecía del todo convencido. Mientras tanto, Anais y Yuto se ocuparon de asegurar las ventanas y las puertas. Parecía que habían estado en esta situación más veces de las que cualquier persona debería.

De repente, mientras Kai cerraba los ojos por un momento, Ethan escuchó voces afuera. Eran bajas, pero claras. Se levantó lentamente, se asomó a la puerta entreabierta y vio a dos figuras caminando por el sendero hacia la cabaña. Uno era bajo, con el cabello negro y largo cayendo sobre sus hombros, su piel pálida contrastando con su ropa oscura. El otro, más alto y con el cabello castaño, caminaba junto a él con la misma elegancia despreocupada.

—¿Quiénes son ellos? —preguntó Ethan en voz baja, volviendo su mirada hacia Hiroshi.

Hiroshi esbozó una pequeña sonrisa, como si esperara esa pregunta.

—Ellos son Axel y Noah —dijo, señalando con un movimiento de cabeza a los recién llegados—. Son viejos amigos, aunque... no necesariamente en el mismo camino que nosotros.

Ethan se sintió intrigado. A primera vista, Axel, el chico de cabello negro, parecía tranquilo, pero había algo en su mirada que sugería una intensidad oculta. Noah, en cambio, tenía una postura relajada, pero su altura y porte imponían respeto.

Cuando entraron a la cabaña, ambos saludaron a Hiroshi y Yuto con un breve gesto de la cabeza. Aunque no había muchas palabras entre ellos, se notaba una historia compartida en el ambiente.

—¿Quiénes son ellos? —preguntó Noah, dirigiéndose a Hiroshi con una voz suave pero firme, mientras observaba a Ethan, Kai y Anais.

—Son aliados en esta lucha contra la Red Umbra —respondió Hiroshi—. Pueden confiar en ellos.

Axel cruzó los brazos, inclinando la cabeza levemente hacia Ethan y Kai.

—Esperemos que esta alianza no nos traiga más problemas de los que ya tenemos —murmuró, aunque no parecía hostil, sino más bien cauteloso.

Noah, por su parte, se acercó a Ethan, observándolo de cerca. Sus ojos, de un marrón profundo, parecían analizar cada aspecto de la situación.

—La Red Umbra no se detendrá hasta que consiga lo que quiere —dijo con calma—. Y si están aquí, significa que tienen algo que les interesa mucho.

Ethan asintió, reconociendo la verdad en esas palabras. Pero aún había algo que no comprendía del todo.

—¿Qué hacen ustedes aquí? —preguntó finalmente, rompiendo el silencio que se había formado—. ¿Por qué están involucrados en todo esto?

Axel lanzó una breve carcajada, aunque sin mucho humor.

—Digamos que la Red Umbra ha tocado más vidas de las que creen. Y no somos los únicos que hemos tenido que huir.

Noah agregó, más serio:

—Estamos aquí porque conocemos los caminos por los que ellos andan. Sabemos cómo se mueven y qué buscan. Y por ahora, estamos del mismo lado.

Ethan intercambió una mirada con Kai, que se había despertado por completo y escuchaba atentamente la conversación.

—Entonces, ¿qué hacemos ahora? —preguntó Kai, con su habitual energía, aunque todavía algo cansado.

Hiroshi tomó la palabra, cruzando los brazos.

—Nos reagrupamos. Necesitamos información sobre los próximos movimientos de la Red Umbra. Si podemos adelantarnos, quizás podamos cambiar el rumbo de esta lucha.

Axel se acercó a la ventana, observando el horizonte, donde el sol comenzaba a alzarse entre las copas de los árboles.

—Conozco a alguien que podría ayudarnos. Un contacto en la ciudad que tiene acceso a información privilegiada sobre la Red Umbra. Pero no será fácil llegar hasta él —dijo Axel, volviendo su mirada al grupo.

—¿Qué tan difícil? —preguntó Anais, siempre directa.

Noah respondió en lugar de Axel, con una expresión tensa:

—Está en uno de los refugios más vigilados de la Red Umbra. No será una simple visita.

Ethan sintió un nudo en el estómago. Cada paso que daban los acercaba más a un peligro mayor, pero sabían que no tenían otra opción.

—Si eso significa que podremos detenerlos, lo haremos —dijo Ethan, con una resolución que sorprendió incluso a Kai, que lo miró de reojo, sonriendo levemente.

—Bien —dijo Hiroshi, tomando una bocanada de aire—. Descansen un poco. Partimos al anochecer.

Mientras todos se preparaban para la próxima misión, Ethan observaba a Axel y Noah. Aunque eran nuevos en su camino, sentía que esta conexión era más profunda de lo que parecía.

Broken Minds, Healing Hearts #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora