Frustrada, enojada y sintiéndome sucia por quedarme afuera de una clase el primer día, fui donde estaban Adela y Poncho. Ambos al verme caminar hacia ellos fruncieron el ceño y esperaron a que llegara hasta donde estaban, cuando estuve frente a ellos, tome asiento y puse mi cabeza sobre la mesita.
— ¿Que paso? Creí que aun tenías una clase — pregunto Adela confundida.
— Llegue tarde y me dejaron afuera — dije preocupada y levante mi rostro para ver a ambos chicos.
— Tranquila, no es tan malo Isa, cuando iba a la prepa me sacaban de clase casi siempre — dijo Poncho, tratando de levantarme el ánimo.
— Poncho, aquí ya no es lo mismo que en la prepa — comente y solté un suspiro — Lo siento, solo estoy estresada por lo sucedido — él asintió restándole importancia.
— Bien, ya no te angusties, todo saldrá bien amiga, relájate y ¿qué tal si yo te invito la cena? Para que no te sientas tan mal por lo de tu clase. — hablo Adela poniendo una enorme sonrisa.
— Gracias — les sonreí.
— ¿Y yo que? — pregunto Poncho.
— ¿Perdiste una clase? — respondió Adela con otra pregunta levantando una ceja.
— No
—Entonces solo a Isa — comento y soltó una risa, y yo me uní a ella
**
Entre a mi apartamento, me dirigí a mi cuarto lance mi mochila a la esquina de mi recamara y posteriormente me tire a la cama soltado un suspiro,
— Uff — mire el póster— ¿Porque tienes que estar tan guapo, Jos? — Solté una risa — Insisto en que parezco una loca hablando con un pedazo de papel.
Me levante de la cama, tome mi abrigo y salí de ahí para encontrarme con mis amigos. Ellos ya estaban a fuera esperándome.
Habíamos quedado en ir caminando a un restaurante cercando, así podríamos familiarizarnos más con la ciudad y disfrutar su belleza.
— Jovencitos... — una ancianita interrumpió nuestro camino, nos detuvimos y la miramos — ¿podrían regalarme una moneda? — aquella anciana lucía un poco extraña, pues no se le veía el rostro ya que lo tenía cubierto por un rebozo color negro.
— Lo siento pero...No tengo cambio — dijo Adela y me miró, Poncho rebuscó en sus cosas.
— Yo tampoco tengo — comento mi amigo triste.
— Creo que yo si tengo —busque en mi bolsillo trasero y tenía cinco pesos en monedas de un peso, le tendí el dinero, ella estiro su brazo y acepto el dinero.
— Muchas gracias hermosa, eres muy generosa por agradecimiento déjame obsequiarte algo — de su bolsillo saco una piedra preciosa de color rojo — Toma linda — abrí los ojos como dos lunas llenas y tome la piedra que parecía que tenía flamas carmesí en su interior — es de buena suerte, cuando tengas algún problema solo ponla debajo de tu almohada, y todo se calmara, es de buena suerte y puede cumplirte los deseos más anhelados de tú corazón.
— Amm... muchas gracias, señora — dije un tanto dudosa.
— Pero debes saber que solo funciona una vez, cuídala mucho — toco la mano donde tenía la piedra.
Asentí. La anciana comenzó a caminar en dirección contraria a la nuestra y desapareció entre la multitud de gente.
— Woow eso sonó tan creíble — dijo Poncho con sarcasmo.
— Déjame verla —dijo Adela, se la di — ¡Oye es genial!, leí acerca de estas piedras, se llaman "Deseos" en realidad son muy raras, casi no hay... pero tienen una leyenda — dijo Adela tomando la piedra entre sus manos.
— ¿Así? — levante una ceja.
— Si ya no recuerdo muy bien, pero decía algo como de que la usaban los antepasados para regresar a sus muertos a la vida pidiéndole a la roca resucitarlos, algo así como un deseo de ahí viene el nombre de la piedra.
— Suena interesante — dije restándole importancia — vamos a cenar — Adela me devolvió la piedra y la metí en el bolsillo de mi abrigo.
— ¡Vaya! Algún día tendrás que prestármela para pedir que pase todos los exámenes que vienen — comento Poncho divertido, reí ante eso.
Entramos al restaurante. Yo soy muy escéptica, no creo en nada de deseos, fantasmas o cosas así, eso no puede ser real.
**
Había pasado un semana después de la cena que tuvimos mis amigos y yo, se imaginaran cuanta tarea ya tengo.
— ¿Entonces no puedes salir hoy? —pregunto Poncho.
— No, lo siento... no puedo amigo, tengo tarea— dije bajando del ascensor.
— Que lastima, buena suerte con tu tarea entonces — sonrio.
— Gracias — me despedí de Poncho con un beso en la mejilla y él entro a su apartamento.
Hoy era viernes, así que mi fin de semana se resumiría en hacer tareas. Entre a mi apartamento, mire el reloj y eran las 6:40 p.m. saque un cartón de leche del refrigerador y bebí de él.
Puse música, y comencé a sacar mis libros para hacer la tarea entre más rápido la acabe mejor. Estaba algo estresada, me senté frente a la computadora y la prendí.
— Comencemos con esto — dije, abriendo mis apuntes.
**
— Hace frío — dije y me levante de donde estaba y fui a mi habitación por un abrigo.
No quise encender la luz, así que fui a mi closet a oscuras. Saque un suéter y me lo coloque, iba de regreso a terminar mi tarea, pero había pisado algo, me agache para ver que era y me di cuenta que era la piedra roja que me había dado la anciana, la había olvidado... pero ¿Que hace aquí tirada?
No le di importancia y la deje sobre mi cama.
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Mi Póster Cobró Vida |Jos Canela| [FINALIZADA]
Fanfiction1era y 2da Temporada Disponibles. Isabella Ochmann, hija ilegitima del famoso actor Mauricio Ochmann, empezara sus estudios de Psicología en la universidad de puebla "BUAP", su madre ha muerto en un accidente hace mas de 1 año y tiene que vivir con...