Epílogo

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Isabella Ochmann.

Corrí hasta la casa de Jos, esto me recordó a aquella noche que me arme de valor y lo bese.

¿Que haces Isabella? ¿Estas segura de lo que vas a hacer?, ¿Buscar a Jos y decirle que vuelvan a estar juntos después de todo? Que rara y bipolar eres.

¡Ya callate maldito cerebro! si, se que la cague al rechazarlo y estuvo mal dejarme llevar por mi orgullo pero en esta vida nadie se salva de sufrir y Jos debe sentir al igual que yo... Lo que es un corazón roto.

Seguí deambulando por las calles en camino a la casa de Jos, si es algo loco que salga sola en la noche pero por Jos vale la pena.

Camine unos cuantos kilómetros mas y vi una silueta que se me hacia conocida a decir verdad demasiado. Me quede parada observándola no alcazaba a ver de quien se trataba exactamente, solo se que en la manos llevaba un objeto que brillaba con mucha intensidad, y este la observaba con detenimiento.

Camine hasta aquella silueta, que estaba retrancada en un árbol, por algún motivo no tenía miedo, por que sabia que conocía a aquella persona.

Al escuchar mis pisadas la silueta de aquella persona giro bruscamente, tal vez se había asustado.

— ¿Isa? — dijo con asombro, esa voz. No podía equivocarme sabia de quien se trataba, aunque la poca luz me impedía verlo.

— Jos... — dije con un hilo de voz, estaba a unos cuantos metros del amor de mi vida.

En estos momentos quisiera lanzarme a él y abrazarlo, pero no... Debía contenerme él y yo, no eramos nada.

Me fui acercando mas a él, hasta por fin estar frente a frente.

— ¿Que haces aquí? — pregunte apenada — Solo...

Él dirigió su vista al objeto que tenía en las manos... La piedra.

— Lo mismo pregunto — dijo volviendo la vista a mi. Su voz sonaba neutra, me hacia recordar aquellos momentos en los cuales me detestaba. Bueno no se si ahora también, aunque no lo creo Tammy me había dicho que no estaba molesto.

— Y...yo... — tartamudee — yo iba a buscarte — él abrió los ojos y enarco una ceja.

— ¿A mi? — dijo asombrado, esos ojos, son tan preciosos que podría mirarlos por el resto de mi vida.

— Así es — dije un un susurro.

Jos no dijo nada y se limito a ver el lugar en donde nos encontrábamos, que por cierto era un lugar muy poco concurrido en la ciudad de México ya que era uno de los pocos lugares donde aun hay vegetación en abundancia, había un pequeño lago, árboles y olía hermoso, la luna era la única que nos brindaba luz, bueno al igual que la piedra que Jos tenía en sus manos. Quien iba a decir que esa piedra pasaría a estar en sus manos, después de que él no sabia nada.

— ¿Por qué me querías ver? — pregunto el pelinegro, con curiosidad.

— Porqué quiero decirte algo...muy importante — este es el momento en el que debo confesar mis sentimientos.

— Bueno... Te escucho — dijo mientras jugaba con la piedra.

— Jos... Lo siento mucho — el levantó la cabeza rápidamente y me observó frunciendo el ceño.

Mi Póster Cobró Vida |Jos Canela| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora