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N/A: No sé qué hago a estas horas despiertas, (en España jeje) supongo que no pude dejaros más tiempo con intriga. ¡Comencemos!

Cuando se arrodilló, abriste la boca de par en par y los ojos a su misma vez.

A mí, casi se me cayó, de nuevo, el café en la camisa de una mujer mayor. Por suerte lo cogí a tiempo y se lo di. La anciana observaba la escena como yo; pero yo miraba a Roy con recelo.

—Piper Arizona Wells—dijo Roy sacando una caja que contenía una sortija; vaya, no sabía su segundo nombre—. ¿Me harías en honor de casarte conmigo?

La gente estaba expectante; una lágrima (creo que de felicidad) se resbaló por tu mejilla. —...Sí—dijiste, por lo menos tardaste en responder...Se notaba que te lo estabas pensando.

Te puso el anillo y le diste un beso en los labios...Se me cayó el alma a los pies...De nuevo...Como cuando me dijiste que aquel hombre era tu novio. Algunas personas estallaron a vítores, yo simplemente me quedé callado y continué trabajando. «Felicidades», eso decían todos.

—Felicidades, Piper—susurré; pero sé que me oíste, porque en seguida me diste un abrazo.

—Gracias, Sam—dijiste en medio del abrazo—. No sé qué haría sin ti...

Luego te fuiste como aquella vez, dándote la mano con tu novio, ¿o debería decir tu prometido?

Una Coca Cola para enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora