Recuerdo cuando me pregunté si debería esperanzarme. El que no arriesga no gana—me dije—, arriésgate. Y me esperancé.
En cinco meses habías mejorado mucho. Poco a poco. Pero mejorabas. Por eso tomé la arriesgada decisión de confiar en que podrías salvarte. Me parecía arriesgada porque si me esperanzaba demasiado, sería más difícil para mí sobrellevar tu pérdida.
Estábamos viendo una película en casa. Que por supuesto, destripaste. Seguía alucinando de tu capacidad para relatar cualquier película con tan solo diez minutos de visualización. Aunque fuese una película de niños de la edad de nuestra hija. La destripaste; eso sí, en mi oído para no molestar a Everly.
—Y es por eso por lo que ellos terminaran juntos—concluiste después de darme tus explicaciones—. Perdona—hiciste una mueca—. Siempre te fastidio las películas.
—Tranquila—dije dejando que apoyases tu cabeza en mi hombro—. Te quiero igual.
—Shh—dijo Everly poniéndose el dedo índice en la boca, pidiéndonos silencio—. ¡Estamos viendo una película!—susurró—. Y aunque mamá se la sepa—la miró entrecerrando los ojos—, no habléis, por favor.
Ambos soltamos una carcajada y nuestra pequeña nos fulminó desde el sillón, reímos en un tono más bajo para no molestar a la pequeña que estaba casi dormida y más tarde, terminamos por cambiar de canal. Ambas os quedasteis completamente dormidas. No iba a dejaros solas, y me daba bastante pereza llevaros a vuestras habitaciones; con lo cual me uní a vosotras; abrí el sofá cama, obviamente no te distes cuenta, porque dormías como un tronco desde siempre; y me tumbé a tu lado; a Everly la llevé con nosotros, al sofá cama y todos nos terminamos durmiendo profundamente.
A mitad de la noche, te levantaste; lo pude escuchar, a parte de que lo sentí y lo vi cuando me desperté. Arropé a Everly bien y fui a buscarte, y te encontré en el baño. Estabas vomitando; no se te veía tan vivaz como en horas antes.
—¿Estás bien?—interrogué con preocupación y te diste la vuelta, forzando una sonrisa.
—Sí—tu voz sonó temblorosa, insegura, y lo más importante; débil—. No te preocupes...
—¿Cómo no me voy a preocupar por el amor de mi vida?
Tras esas palabras; sonreíste de una forma en la que nunca me habías sonreído. Tus hermosos ojos pardos se veían agotados; y sobre todo, desesperanzados. ¿Habría sido una equivocación haberme esperanzado? La esperanza es lo último que se pierde; y me lo repetiría hasta creérmelo...
N/A: ¡Hola! Bueno, estoy aquí, intentado actualizar como puedo jajaja; voy a publicar "Luke y sus porqués" próximamente, más o menos cuando termine esta historia c: . Por cierto, estoy de viaje hasta el lunes, por lo tanto; no sé cuándo ni cuánto subiré 😅.
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Una Coca Cola para enamorar
Short Story"Te conocí por casualidad, estabas tomando una Coca Cola" Él era el barman de un establecimiento más bien humilde, un sitio corriente en el que se servían bebidas de todo tipo. Ella era su cliente habitual...Y siempre pedía lo mismo: una Coca Cola...