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Un día quedaba para Navidad. La cafetería estaba repleta de niños y familias con vacaciones; que llegaban para probar el delicioso chocolate caliente, las tortitas, o los dulces navideños que solíamos servir en aquella cafetería.

El ambiente era alegre; sólo por ver a los pequeños y no tan pequeños (por ejemplo yo), con gran de espíritu navideño, ya se podía estar feliz. Si a eso le sumabas que los niños jugaban en las calles nevadas a hacer muñecos de nieve, guerras de bolas de nieve, y a tirarse con trineos por pequeñas dunas de arena; eso sí, siempre vigilados y bien abrigados por las cariñosas madres; el ambiente no podía ser más agradable.

Bueno, en realidad sí; podrías estar tú...

Una Coca Cola para enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora