|078|

1.3K 190 53
                                    

N/A: ¡Gracias por las 6K visitas ^^!

Aún estábamos en el día de tu cumpleaños. Habíamos terminado de comer y estábamos charlando. Hasta que saqué el tema. —Oye, ¿y si me presentas más a fondo a tu familia?

Te quedaste boquiabierta. —¿En serio quieres enfrentarte a eso?—dijiste elevando una ceja—. ¿Eres consciente dónde te estás metiendo? Mi familia es ruidosa, y no precisamente pequeña—dijiste haciendo hincapié en la última palabra—, de silenciosa no tiene un pelo...

—¿No quieres que los conozca, o qué?—bromeé y me diste un golpecito en el hombro.

—No es eso, Sammy—dijiste—. Es que te asustarías—mascullaste cabizbaja—. Todos lo hacen...

Sonaste preocupada. —Ey—dije haciendo que me mirases—. Ya sabes que yo no me asustaré; de todas formas, si ellos han hecho que seas la persona que eres...Merecerán la pena.

Eso hizo que sonrieras, me gustaba la sensación y el orgullo de saber que era yo el que hubiese conseguido que aquella hermosa sonrisa estuviera en tu semblante. Asentiste con desgana y te fuiste a cambiar de ropa; esa misma noche conocería a tu familia...Estaba ligeramente nervioso.

—Te tengo que informar de varias cosas—dijiste con un tono de advertencia—. Mis sobrinas, a excepción de Vee y de Annet, son todas—remarcaste—adolescentes o pre-adolescentes. No te asustes si intentan tirararte los cejos o algo así. Están en la plenitud de la edad del pavo.

—¿De qué edad estamos hablando?—indagué.

Me miraste con seriedad. —Hazte a la idea de que cuando tenía trece años—dijiste—, ya tenía tres sobrinas, incluyendo a la hermana de Vee.

Qué suerte, familia pequeña; a ver cómo me acuerdo yo de los nombres...

«Ajá» me limité a decir y tú me miraste intentando descifrar mi expresión de incomprensión. Me preguntaste que si estaba bien, asentí.

—Sobre mi padre—dijiste chocando las yemas de los dedos unas con otras—. Digamos que es un caso aparte, ha conseguido que todos los que han salido conmigo alguna vez, tuviesen miedo. Será un señor de sesenta y cuatro años; pero ha sido toda su vida policía y sigue recordando todas las técnicas...—tragué saliva con dificultad—. Ay, Sam; lo siento, esto es lo que pasa siempre que hablo de mi familia...Todos se van...

—No te preocupes—te tranquilicé—. Yo no me iré.

Una Coca Cola para enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora