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El siguiente día, volviste, ese día estaba en la barra; sustituyendo a un camarero que se había puesto enfermo.

Me pediste una Coca Cola.

Tu voz era agradable.

Y pude ver tus ojos castaños, más bien pardos con claridad; tu pelo castaño contrastaba con ellos a la perfección. Fuiste muy amable al hablarme, fue algo que me alegró la tarde invernal en aquel bar.

Una Coca Cola para enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora